Cuatro vías verdes para vivir el otoño en Extremadura
Sobre antiguos trazados de tren en desuso, la belleza de los bosques y dehesas teñidas de ocre y marrón se conoce en profundidad gracias a las vías verdes que cruzan las tierras extremeñas
Más de 2.000 de kilómetros de senderos, caminos y pistas, muchos de ellos a través de espacios naturales protegidos como el Parque Nacional de Monfragüe, el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara o el Parque Natural Tajo Internacional, hacen de Extremadura un verdadero paraíso para amantes de la bicicleta y el senderismo.
Entre ellos destacan las vías verdes, esos antiguos trazados ferroviarios que renacen, ahora cambiando trenes por bicicletas y mercancías por paseantes, ofreciendo nuevas perspectivas para adentrarse en la belleza natural de la región.
Por si no fuera suficiente, el otoño, con sus temperaturas templadas y la recién estrenada paleta de tonalidades rojizas, ocres, marrones y amarillas, es sin duda una de las mejores épocas para descubrir estos itinerarios, de diferentes extensiones y niveles de dificultad, que además dejan ver algunos de los paisajes, de dehesas a castañares, pasando por mina y arrozales, y ciudades más hermosos de Extremadura, como Hervás o Plasencia.
En territorio extremeño hay actualmente cuatro vías verdes, las de la Plata, Monfragüe, las Vegas del Guadana y la Jayona que suman 170 kilómetros.
Son, por lo general, trayectos de pendiente suave, bien señalizados y acondicionados para ser transitados sin problemas caminando, en bicicleta y hasta a caballo.
Vía Verde de La Plata
Sobre el histórico tren que conectaba el oeste peninsular a través del corredor que discurría entre Sevilla y Gijón, cruzando de norte a sur el país a lo largo de más de 900 km en un itinerario similar al de la calzada romana al que debe su nombre, se extiende la Vía Verde Ruta de la Plata, una de las más largas de España con un total de 70 km de recorrido a caballo entre las provincias de Cáceres y Salamanca.
No lo abarca en su totalidad, sino que su trazado ocupa las líneas Plasencia-Hervás y Hervás-Béjar, inauguradas entre los años 1893 y 1894 y clausuradas casi un siglo después, en 1984 para pasajeros y en 1996 para mercancías.
Tras décadas en el abandono, ya sin vías ni raíles, los trazados volvieron a la vida gracias a este itinerario, que ahora se extiende entre Plasencia y Béjar y atraviesa paisajes de dehesas y olivares, puertos de montaña y hermosas localidades entre las que se incluyen Hervás, Gargantilla, Baños de Montemayor o Cantagallo.
De piso firme, bien señalizado y sin grandes pendientes, el camino discurre en algunos puntos sobre puentes de hierro, pasarelas y miradores así como entre paredes de piedra seca y parcelas donde el ganado descansa entre árboles y pastos. Áreas de descanso, merenderos y lugares para aparcar bicis, en muchos casos recuperando antiguas estaciones de tren, lo hacen aún más especial.
Semáforos, cambios de aguja y diferente señalización, además de tres estaciones recuperadas y con diferentes servicios turísticos, nos recuerdan el pasado ferroviario de la ruta, que atraviesa el Valle del Ambroz y también las faldas del límite occidental de la sierra de Béjar, declarada, en conjunto con la vecina sierra de Francia, Reserva de la Biosfera.
Vía Verde de Monfragüe
Los 20 kilómetros de esta vía aprovechan un tramo del ferrocarril que iba desde Cáceres a Madrid y lo hacen además en el bellísimo entorno del Parque Nacional de Monfragüe y Reserva de la Biosfera de la Unesco donde el bosque mediterráneo y las dehesas de encinas y alcornoques configuran el bucólico paisaje que deja el tramo de una vieja variante del ferrocarril Madrid – Valencia de Alcántara.
La ruta, una de las 3 únicas vías verdes españolas que quedan a menos de 5 km de un Parque Nacional, arranca en el municipio de Malpartida de Plasencia, concretamente en Las Habazas, cerca del camping y de la estación de ferrocarril de Monfragüe, donde puede visitarse el viejo poblado ferroviario de Monfragüe para descubrir el eco de aquella vida en torno al ferrocarril aún parece resonar entre sus edificios, que incluían capilla, escuela, economato o dispensario médico y donde llegaron a residir 700 personas antes cierre de la ruta Vía de la Plata.
Encinas, matorrales de jara, romero y retamas acompañan el camino, así como ejemplares de cigüeñas negras y blancas, búhos, buitres y águilas.
Vía Verde Vegas del Guadiana
Entre las provincias de Cáceres y Badajoz encontramos la vía verde más larga de Extremadura con un total de 57,7 km por los que antes circulaba el ferrocarril que conectaba Talavera de la Reina y Villanueva de la Serena.
La ruta enlaza hoy las localidades de Villanueva de la Serena (Badajoz) y Logrosán (Cáceres) atravesando dehesas, humedales y campos de labor, así como frutales y los arrozales de Palazuelo y Guadalperales.
En torno al km 19, la vía pasa a la provincia de Cáceres y se encuentra con la estación de Campo Lugar, un fantasmal edificio de ladrillo hoy engalanado con nidos de cigüeña. Un mirador sobre el río Ruecas, las vegas de los pueblos de colonización surgidos del Plan Badajoz o el canal de Orellana son otros de los puntos de interés de la ruta antes de llegar a Madrigalejo y la Zona de Especial Protección para Aves denominada Llanos de Zorita y Embalse de Sierra Brava.
De las cuatro vías verdes extremeñas, la más larga es la de Vegas del Guadiana con un total de 57,7 km entre Cáceres y Badajoz
Madrigalejo también cuenta con interesantes testimonios históricos como la Casa de Santa María, mientras que llegando a Logrosán se puede visitar el complejo de la Mina Costanza.
Es sus kilómetros se despliegan dehesas, humedales, campos y espacios naturales protegidos como el de Villluercas-Ibores-Jara, hogar de un gran número de aves y que en pocos meses empezará a recibir a las grullas.
Vía Verde de La Jayona
Al sur de Badajoz transcurre la Vía Verde de La Jayona, un itinerario de 30 kilómetros que revive el alma del ferrocarril minero de Peñarroya – Fuente del Arco.
Entre olivares, campos de cultivos y dehesas discurre esta ruta, que debe su origen a la antigua explotación minera de hierro La Jayona, ya abandonada, y que se puede visitar en un entorno de rica fauna y vegetación.
La ruta, que se inicia cerca de la ermita de la Virgen de Ara, una maravilla del arte mudéjar con magníficos frescos del siglo XVII que le han valido el sobrenombre de ‘Capilla Sixtina extremeña’, arranca por caminos públicos señalizados para, después de 12 km, y ya desde la Estación Fuente del Arco, discurrir sobre el antiguo trazado ferroviario.
Hay más historia en Casas de Reina con los restos romanos de Regina Turdulorum y en en la villa de Azuaga, con sus iglesias, su castillo de Miramontes y el imponente templo de Nuestra Señora de la Consolación, el más grande de la provincia tras la catedral de Badajoz.