Cuatro vías verdes para descubrir Andalucía de otra manera
Con más de 400 km de vías verdes y 18 itinerarios, Andalucía ofrece preciosas rutas entre puentes, túneles y viejas estaciones que devuelven a la vida antiguos trazados de ferrocarril en desuso
Algunos trenes transportaron toneladas de mineral extraídos de sus minas, otros, millones de litros de aceite, mientras que otros, pese a contar con raíles, puentes, túneles y estaciones, no llegaron a entrar nunca en funcionamiento. Todos acabaron cayendo en el desuso y en el olvido hasta que el proyecto Vías Verdes se propuso recuperar los viejos ferrocarriles españoles, ahora transformados en rutas perfectas para descubrir extraordinarios paisajes.
Con 130 itinerarios y 10.700 kilómetros en toda España, Andalucía es uno de los rincones privilegiados para descubrir estos itinerarios, accesibles y relativamente sencillos para recorrer en bicicleta o caminando.
En total, la comunidad autónoma cuenta con 18 de estas rutas que suman más de 400 km y que permiten recorrer entornos diversos que van del litoral gaditano a la campiña sevillana pasando por el desierto de Almería o los olivares de Córdoba y Jaén.
Naturaleza, pero también deporte, cultura, patrimonio industrial y gastronomía se entremezclan en estos recorridos que, además de acercarnos a la ‘España vaciada’, atesoran parte de la magia asociada a los viajes en tren, gracias a transitar por infraestructuras como túneles, viaductos y antiguas estaciones, pero también por acceder a lugares a los que no se puede llegar por carretera.
Vía Verde del Aceite
Con 128 km a través de las provincias de Jaén y Córdoba, la Vía Verde del Aceite es la más larga de este tipo de rutas en Andalucía (y la segunda más grande de España) y, sin duda, una de las más representativas.
En su larguísima estela entre la capital jienense y la orilla del río Genil discurren no solo hectáreas y hectáreas de olivares, sino también 13 viaductos metálicos de la escuela Eiffel, 3 túneles, 12 estaciones y algunos de los paisajes más agrestes de estas provincias andaluzas.
El tren original, que echó a andar en 1893, fue puesto en marcha por la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces para crear un nuevo eje transversal que enlazaba Jaén, a través de Puente Genil, con Málaga y Algeciras.
En los 128 km de la Vía Verde del Aceite se atraviesan 13 viaductos metálicos de la escuela Eiffel, 3 túneles y 12 estaciones, así como hectáreas y hectáreas de olivares
Los vagones cisterna en los que se transportaba el aceite a granel le valieron rápidamente el sobrenombre de Tren del Aceite, si bien el ferrocarril servía también para llevar carbón de la cuenca de Belmez, plomo y otros metales que salían de los yacimientos de Linares rumbo al puerto de Málaga.
Económicamente su historia nunca fue boyante, hasta el punto de ser intervenido en 1936 por el Estado. El fin de la guerra civil española supuso el declive final de sus locomotoras, que en la época circulaban por las vías a una velocidad de 30 km/h, aunque el tren mantuvo alguna actividad hasta 1985, cuando fue definitivamente clausurado.
Ideal para recorrerla en varias etapas, la ruta parte hoy de Jaén, con el km0 al noroeste del polideportivo de las Fuentezuelas, con preciosas vistas del Castillo-Parador de Santa Catalina, para comenzar a ascender rumbo a la sierra de Grana y la estación de Torredelcampo. El túnel del Caballico, de 333 m y en curva, da paso al puente de la Piedra del Águila (104 m), el primero de una larga sucesión de puentes metálicos que se alzan sobre el mar de olivos.
Desde aquí la ruta sigue ganando altura por un sinuoso trazado hasta llegar a la peña de Martos, el punto más alto del trazado. El valle excavado por el río Salado, por su parte, se salva con otro hermoso majestuoso puente metálico de 208 m.
Puentes y solitarias estaciones, como la de Vado-jaén, dibujan el acceso al Guadajoz, donde se atraviesan otros espectaculares viaductos metálicos, perfectos miradores sobre los valles. La de Alcaudete es la última estación en la provincia de Jaén, donde se dejan las vistas de olivos para entrar en terrenos con vegetación mediterránea, barrancos y viaductos, como el que salva el río Guadajoz, una impactante celosía de 200 m de longitud (km 54,5 de la ruta).
Ya en tierras cordobesas, vuelven los olivares en un trazado jalonado por pequeños cargaderos, hermosas vistas a la laguna del Conde o del Salobral y visitas a localidades como Luque, Baena y la joyita que es Zuheros, uno de los pueblos más bonitos de Andalucía y de España.
Tras pasar el precioso puente de Zuheros (104 m) sobre el río Bailón, en el km 72 de la vía, destacable por el valor de la infraestructura pero también por las vistas que regala sobre el municipio, con los muros del alcázar cortados sobre el barranco y el blanco de sus casas brillando en el paisaje, la ruta continúa por el Parque Natural de las Sierras Subbéticas rumbo a la villa de Doña Mencía, coronada por un alcázar.
Le sigue un tramo de espectaculares terraplenes y profundas trincheras hasta el túnel del Plantío y el impresionante viaducto de la Sima de 132 m que dan paso a Cabra, con un interesante museo al aire libre en su estación de ferrocarril, y la campiña sur de Córdoba, que marca la transición de los olivos a las viñas que dan lugar a los vinos de Montilla-Moriles hasta llegar a la ciudad de Lucena (km 99).
En un suave descenso entre amplias curvas se alcanza la última estación: Moriles-Horcajo (km 109) aunque el itinerario sigue por la comarca de la Campiña sur cordobesa entre viñedos, campos de girasoles y de cereal hasta la estación de Camporreal, final del recorrido, a 4 km de Puente Genil, a la que pertenece.
Vía Verde de la Campiña
Precisamente desde la Córdoba califal y su campiña hasta la sevillana Marchena conduce la Vía Verde de la Campiña, la segunda en extensión de las vías verdes andaluzas con 91,4 km, sobre un trazado que recorría, hasta 1970, el modesto ferrocarril conocido como ‘el Marchenilla’.
El tren, puesto en marcha en 1885 por parte de FFCC Andaluces e ideado para unir Sevilla y Córdoba, no pudo competir con el de la compañía MZA, que circulaba por el Guadalquivir, en un trazado más sencillo y directo que aún hoy perdura, y, tras ser integrado en Renfe en 1941, cesó su operación definitivamente en 1970.
Su trazado, sin embargo, es hoy un atractivo itinerario para bicicletas y senderistas que arranca en la estación de Valchillón, a pocos kilómetros de Córdoba capital, desde donde se abre camino hacia el sur, atravesando fincas y escalando colinas mientras abandona el valle del Guadalquivir hasta llegar al primer y único túnel del trazado, el de Las Tablas (km 6).
La subida continúa entre campos de cereal y vaguadas que se salvan mediante estilizados puentes, como el del arroyo del Temple o el del arroyo de la Torvisca, que marca la llegada a la estación del Guadalcázar (km 16).
El camino continúa hacia el oeste, cruza el Parque de El Hecho, el apeadero de Las Pinedas o la estación de La Carlota (km 26) ates de enfilar hacia la provincia de Sevilla, donde pasa por la hermosa localidad de Écija (km 46), así como Villanueva del Rey, La Luisiana, Fuentes de Andalucía y finalmente Marchena.
Vía Verde de la Sierra
Mucho más corta, de solo 36,5 km, es la Vía Verde de la Sierra entre Puerto Serrano y Olvera que tiene como curiosidad el hecho de que por sus vías nunca llegó a pasar tren alguno.
En la provincia de Sevilla, al pie de las sierras más meridionales de la Península Ibérica, este proyecto que pretendía unir Jerez de la Frontera y Almargen y con el que soñaron generaciones de gaditanos y sevillanos se quedó solo en eso, un sueño, y eso que obtuvo las bendiciones del General Primo de Rivera, que era además jerezano.
Las obras, iniciadas durante la dictadura, se paralizaron durante la guerra civil para ser abandonadas totalmente en los años sesenta, y eso a pesar de estar ya construidas estaciones, viaductos y túneles, a falta tan solo del tendido de las vías.
De los 119 km proyectados solo llegó a funcionar un tramo de 21 km que iba de Jerez a la azucarera de Jédula y solo para el transporte de remolacha y azúcar. El Embalse de Bornos, inaugurado en 1961 y que afectaba a parte de su trazado, fue también determinante para su abandono.
Hoy la ruta ofrece un excepcional itinerario siempre a orillas de ríos que deja ver a su paso lugares tan espectaculares como el Peñón de Zaframagón, una de las reservas de buitres más pobladas de Europa.
El trazado arranca en la antigua estación de Puerto Serrano, rehabilitada como alojamiento y restaurante, y enfila luego hacia la hacienda de El Indiano y el paraje de Los Llanos de la Reyerta, a la orilla del río Guadalete donde se pueden ver varios molinos hidráulicos.
Cuatro grandes viaductos sirven para franquear los obstáculos del camino, como el paraje de la Junta de los Ríos (donde el Guadalporcún cede sus aguas al Guadalete) o el arroyo de Gillete (km 12,3).
Antes de la estación de Coripe, merece la pena acercarse al Chaparro de la Vega, encina centenaria declarada Monumento Natural. Desde aquí, ni pueblos ni carreteras perturban el itinerario, que discurre en plena naturaleza hasta Zaframagón donde su encuentra, en el peñón del mismo nombre, una de las mayores buitreras de Europa.
La vía discurre después entre fincas ganaderas, siempre con el perfil de la Sierra de Líjar en el horizonte, en dirección a la estación de Navalagrulla (km 27,3) y la Colada de Morón (km 32) para llegar, solo 3 km después, a la imponente estación de Olvera, con alojamiento y un Centro de Interpretación sobre la Vía Verde de la Sierra, sus pueblos y sus paisajes.
Vía Verde de Lucainena de las Torres
Un paisaje tan diferente como el del desierto del Almería es el que predomina en la Vía Verde de Lucainena de las Torres, que proyecta conectar esta localidad, incluida en la red de los Pueblos Más Bonitos de España, con el mar en la preciosa localidad de Agua Amarga, dentro del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.
Mientras se completa, el itinerario de 15,54 km nos lleva hasta la Venta del Pobre, tras el paso por lugares como los antiguos baños medicinales de Lucainena de las Torres, el Cortijo de la Tejas, la Noria del Saltador, los restos de las Baldas de Peralejos, el túnel de Piedra y el espectacular puente del Molinillo.
Su origen se debe a un ferrocarril minero, el proyectado para llevar el mineral de hierro de la mina de Lucainena hasta el cargadero marítimo de Agua Amarga, que echó a andar en 1896 y estuvo en funcionamiento hasta 1942, cuando las minas se agotaron y su explotación dejó de ser rentable.
De 36 km de longitud inicialmente, hoy se puede recorrer aproximadamente la mitad del trazado, que comienza junto a la antigua oficina de las minas, justo a su lado la chimenea de las fraguas de la antigua estación de ferrocarril.
El paseo por la Vía Verde de Lucainena de las Torres arranca entre olivos y huertas, con cómodas pasarelas de madera para salvar los puentes que en su día vieron pasar el tren.
Tras admirar un majestuoso algarrobo y lo que queda de los antiguos baños medicinales de la localidad, se sale a un valle de olivares y espartales donde se pone rumbo al mar.
Antiguos yacimientos de época romana, pasarelas, puentes y barriadas se suceden hasta llegar a la vieja estación de Peralejos, donde las locomotoras repostaban agua para proseguir camino y atravesar el único túnel de esta ruta, donde aún se conservan los anclajes para los cables que un día le dieron luz.
La estructura de un antiguo molino harinero marca el rumbo hacia el Puente del Molinillo, todo un espectáculo que deja ver arrecifes fósiles. A partir del km 10 el trazado avanza entre explotaciones agrícolas hasta llegar a la Venta del Pobre, Nijar donde tras 15 km alcanzaremos el fin de lo que por ahora es la Vía Verde de Lucainena de las Torres.