7 paisajes increíbles para disfrutar del otoño en España
De los viñedos de Rioja Alavesa al Bosque del Cobre en Ronda pasando por las cascadas del Monasterio de Piedra, estos son algunos de los paisajes más bellos para descubrir en otoño
Hay lugares en los que siempre debería ser otoño, paisajes bendecidos por esta estación en la que son teñidos por una luz especial y coloreados por una infinita paleta cromática que va del oro al cobre pasando por todas las gamas de marrones, rojos, ocres y amarillos. Lugares que, precisamente en esta estación, explotan no solo de belleza, sino también de costumbres y tradiciones que los hacen aún más apetecibles.
De los viñedos a los pies de la Sierra de Cantabria en Rioja Alavesa al Bosque de Cobre en Ronda pasando por el cacereño Valle del Ambroz, la Selva de Irati en Navarra, el Monasterio de Piedra en Zaragoza y el Hayedo de Montejo en Madrid, estos son algunos de los destinos más hermosos para una escapada otoñal.
Mar de viñedos en Rioja Alavesa, Álava
A apenas media hora de Vitoria-Gasteiz aguarda una comarca que lo tiene todo para hacernos felices: preciosos pueblos medievales que parecen detenidos en el tiempo como Laguardia, auténticas ciudades subterráneas configuradas por bodegas y “calados”, iglesias renacentistas y casas señoriales, yacimientos prehistóricos y vanguardistas bodegas firmadas por arquitectos de renombre internacional.
Se trata de Rioja Alavesa, un territorio de 316 km2 de tierras rojas que bordean el Ebro al abrigo de la Sierra de Cantabria modelado por el cultivo de la uva y donde el viñedo y el vino marcan el paso de las estaciones.
Intensamente verdes en primavera, los paisajes de Rioja Alavesa resplandecen en otoño teñidos de profundos rojos, envolventes ocres y sutiles dorados que se extienden ondulantes sobre lomas salpicadas aquí y allí de olivos, lagunas y dólmenes milenarios.
Bosque de Cobre, Ronda (Málaga)
Algo mágico sucede en los bosques cuando los árboles se despiden de sus hojas que, al caer, los tiñen de tonalidades marrones, amarillas, anaranjadas y ocres.
Aunque solemos fijarnos en hayedos y robledales, los castañares son otros de los bosques más hermosos para recorrer con la llegada del otoño. Y el Bosque de Cobre en la Serranía de Ronda (Málaga) es posiblemente uno de los ejemplos más espectaculares.
En el Valle del Genal, un terreno montañoso que alterna grandes pendientes y sierras agrestes y que se expande a lo largo de 10 municipios hasta llegar a Yunquera, en la Sierra de las Nieves, encontramos este bosque, cuyo fruto, la castaña, es parte importante de la economía local y que está detrás también de la contundente gastronomía serrana, así como de celebraciones populares como las ‘fiestas de los tostones’, en las que se asan castañas y se disfrutan con licores como el anís o el aguardiente.
Aunque muchas zonas del Bosque de Cobre pertenecen a fincas privadas, es posible disfrutar de increíbles paisajes desde los pueblos de la zona (Alpandeire, Benalauría, Cartajima, Faraján, Genalguacil, Igualeja, Jubrique, Júzcar, Parauta y Pujerra), así como desde miradores y senderos.
Entre estos últimos, los mejores para sumergirse en este bosque de cuento son la Gran Senda de Ronda (GR141), el GR249 entre Benalauría y Genalguacil, la Ruta de Fray Leopoldo o los senderos de Los Saucillos y el Charco de la Cal.
Valle del Ambroz, Cáceres
No es un bosque sino todo un valle, el del Ambroz, el que se confabula para dibujar, entre encinas, castaños y pinos, uno de los paisajes más bonitos de España en estas fechas.
Y es que no por nada la zona celebra cada año (y van 24 ediciones) su Otoño Mágico con una programación que incluye desde el avistamiento de aves al senderismo, un festival de la trashumancia con talleres de lana y música en vivo, visitas teatralizadas a sus pueblos, espectáculos de magia y circo, mercados de productos locales, actividades de observación astronómica o una gran ‘calbotá’ con degustación de castañas asadas.
Este año, celebrando su 26 edición, tendrá lugar del 27 de octubre al 3 de diciembre.
Selva de Irati, Navarra
Si hablamos de belleza otoñal es difícil sacar de la ecuación a la Selva de Irati. Ubicado al norte de la Comunidad Foral del Navarra (aunque se extiende hasta los Pirineos Atlánticos en el suroeste de Francia) despliega en todo tipo de preciosos rincones una inabarcable paleta de tonalidades ocres, rojas, amarillas y naranjas.
No todos saben que esta ‘selva’ esconde un hayedo Patrimonio de la Humanidad. Se trata del de Lizardoia, que destaca por su magnífica conservación.
Cabe recordar que, puesto que estamos en un territorio protegido, todas las actividades que se realizan en Irati tienen en cuenta la conservación de un entorno casi virgen y están reguladas, como la recogida de setas.
Monasterio de Piedra, Zaragoza
Fundado en 1194 junto al río Piedra, el Monasterio de Piedra (Nuévalos, Zaragoza) es uno de los parajes más espectaculares de Europa, que incluye el Parque-Jardín Histórico, el monasterio, dos restaurantes y un hotel spa.
Sin embargo, ni el monasterio cisterciense del siglo XIII, ni la mejor gastronomía ni las instalaciones más confortables pueden competir con el espectáculo natural que regala este enclave.
Impresionantes cascadas como la Cola de Caballo, arroyos, lagos y cuevas misteriosas como la Gruta Iris (donde en verano se puede ver un espectáculo en forma de arcoíris) compiten con la estampa otoñal del entorno, cuando almeces, nogales, tilos, fresnos y chopos pierden progresivamente el verde resplandeciente que han lucido orgullosos durante el verano para dar paso a un cromatismo más tenue y suave dominado por los tonos rojos, amarillos y marrones.
A la vez, las hojas que van cayendo empiezan a cubrir senderos y caminos que recorren el jardín, integrando un tapizado que estimula la vista, agudiza el oído y espolea el olfato con sus fragantes aromas a madera, a resina, a musgo o a tierra húmeda.
Alrededor, las cascadas, lagos y pasos de agua en torno al río Piedra que cruza y moldea el Parque-Jardín Histórico lucen limpios y cristalinos, habitados por peces y anfibios y sobrevolados por numerosas especies de aves que, como águilas reales, halcones peregrinos, ruiseñores o abejarucos se suman a este espectáculo natural.
Hayedo de Montejo, Madrid
Al norte de Madrid, en las faldas de la Sierra de Ayllón y en el límite de la provincia de Guadalajara, nos espera un bellísimo hayedo de 220 hectáreas que no solo tiene la catalogación oficial de Sitio Natural de Interés Nacional, sino que fue reconocido por la UNESCO en 2017 como Patrimonio Natural de la Humanidad.
En el municipio de Montejo de la Sierra, el hayedo de Montejo ofrece un paisaje totalmente insólito en la Comunidad de Madrid y supone una de las zonas boscosas frondosas y húmedas más ricas de España.
En esta época, su paleta de colores abarca amarillos, verdes, tonos rojizos y anaranjados que ensalzan la figura de las hayas y crean una atmósfera mágica. Eso sí, las visitas están reguladas y es necesario contar con una acreditación válida para poder disfrutar de sus paisajes.
Laguna Negra, Soria
Accediendo a través de un camino de pinos silvestres en el Valle del Revinuesa se alcanza, a casi 2.000 metros de altura, la silenciosa Laguna Negra.
En contraste con la oscuridad de sus aguas –que no son negras, sino de un azul muy oscuro, todo hay que decirlo-, los destellos y luces que proyectan los hayedos y los pinares próximos dibujan un paisaje casi onírico encajado entre rocas que a lo largo de los años ha alimentado numerosas leyendas, dese la que cuenta que no tiene fondo a la que afirma que está conectada con el mar por cuevas subterráneas pasando por las que afirman que en sus profundidades habita algún monstruo que devora a quienes se atreven a bañarse.
Así, no es de extrañar que este oasis envuelto en misterio de la Sierra de Urbión (Soria) sirviera de inspiración al destacado poeta español Antonio Machado, que cuenta su propia versión de la leyenda en La Tierra de Álvargonzález, en la que retrata la Laguna Negra como “agua impasible que guarda en su seno las estrellas”.
Los meses de otoño, antes de las primeras nevadas, el contraste entre los tonos de su vegetación es un espectáculo.