Los pueblos más bonitos de Soria para una escapada
Entre murallas, arcos, castillos, conventos, iglesias y palacetes, los poemas de Machado se entremezclan con las huellas de los antiguos arrieros en los pueblos más bonitos de Soria
Hasta cinco de las localidades más hermosas de España están en Soria. Al menos, si atendemos a los incluidos en la asociación de Los Pueblos Más Bonitos de España, un selecto club que cada año incorpora a unos pocos municipios que reúnen una serie de criterios (nada menos que 40 aspectos) relacionados con el patrimonio, el urbanismo, la armonía o incluso las flores en las fachadas.
Cinco de ellos, decíamos, se pueden encontrar en la provincia de Soria: los de El Burgo de Osma, Medinaceli, Monteagudo de las Vicarías, Yanguas y Vinuesa. Repletos de joyas arquitectónicas y paisajes sorprendentes, aunque no les ponemos ni un pero, no son sin embargo los únicos pueblos que destilan belleza y encanto en esta provincia, perfecta para una escapada de desconexión en cualquier momento del año.
Vinuesa
A los pies de la Sierra de Urbión, en el corazón de la comarca de Pinares en Soria, Vinuesa atesora uno de los paisajes más fascinantes de España, pero también un pueblo plagado de encanto que ya enamorase, entre otros, a Antonio Machado.
A unos 35 km de Soria capital, en el norte de la provincia, este pueblo se envuelve en magia y luz que se derraman a través de calles empedradas, edificios de arquitectura popular pinariega, casas señoriales, palacios e iglesias, además de los restos de un puente romano.
Entre sus atractivos, no hay que perderse la Casa de los Ramos, el Palacio de Don Pedro de Neyla o los Marqueses de Vilueña, que conserva un hermoso escudo en su balconada.
Por supuesto, cualquier paseo por Vinuesa lleva hasta la Plaza Mayor, con la majestuosa Iglesia de Santa María del Pino, de finales del siglo XVI y estilo gótico renacentista donde se guarda un órgano de 1786 y un espectacular retablo barroco de Domingo González de Acereda.
A la salida, hay que entrar en alguno de los mesones de la plaza donde entrar en calor con un buen guiso como una caldereta de cordero, el tradicional (y contundente) ajo carretero, carnes a la brasa y, en temporada, guisos de setas que aprovechan la riqueza micológica de la zona. En Hostal La Corte de los Pinares y el restaurante Laguna Negra se acierta seguro.
Con el estómago contento, es momento de descubrir uno de los monumentos naturales más visitados de Soria y de España como es la Laguna Negra de Soria.
Yanguas
También calles empedradas, casas blasonadas, plazas con encanto, soportales y arquitectura tradicional encontramos en la localidad de Yanguas, otra de las sorianas incluidas en el listado de los Pueblos Más Bonitos de España, que además suma a su catálogo de maravillas los restos de un castillo y su antigua muralla.
En la comarca de Tierras Altas, esta villa hoy con poco más de 100 habitantes fue cabecera de la comunidad de villa y tierra de Yanguas y un importante núcleo para la actividad de los arrieros que recorrían Castilla desde las ferrerías de Vizcaya hasta el puerto de Sevilla (los arrieros yangüeses aparecen incluso mencionados en la primera parte de Don Quijote de la Mancha de Cervante), así como para la trashumancia y la Mesta.
Declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1993, su pasado se remonta a la prehistoria, con asentamientos de Celtíberos Pelendones y un papel destacado en las Guerras de Roma contra Numancia.
Muy próximo a La Rioja y la Tierra de Cameros Viejos, hay que pararse a visitar su castillo, de origen morisco, con planta rectangular y cuatro torreones, la Casona de los Rodrigo de Velasco, la iglesia de San Lorenzo o el Palacio de los Cerceda de Yanguas, una hermosa casa palaciega que ha sido a lo largo de la historia desde convento a cuartel de la Guardia Civil.
Morón de Almazán
Casi es mejor no haber leído nada sobre Morón de Almazán para garantizar el efecto ‘wow’ que tiene sobre el visitante su plaza, seguramente entre las más hermosas (y desconocidas) de Castilla y León.
Sin duda sorprende el impresionante conjunto monumental que atesora esta villa en la comarca de Almazán y de menos de 200 habitantes.
De estilo renacentista, los tesoros de esta plaza incluyen un magnífico rollo gótico que dejaba constancia de la capacidad jurisdiccional de la villa para dictar sentencia, el antiguo ayuntamiento, el palacio de los Mendoza, del siglo XVI –actualmente sede del Museo provincial del Traje Soriano- y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción rematada con una soberbia torre de estilo plateresco.
El Burgo de Osma
Conjunto Histórico-Artístico desde 1993 y una de las últimas localidades sorianas en incorporarse a la red de Los Pueblos Más Bonitos de España, El Burgo de Osma es otra de las localidades que no hay que perderse en un viaje a la provincia.
Amurallado y repleto de tesoros por descubrir, sus orígenes hay que buscarlos en la ciudad celtíbera de Uxama, luego romana, por la que de hecho discurre la importante vía que conecta Astorga con Zaragoza.
Entre los ríos Abión y Ucero, la ciudad fue escogida como sede episcopal (aparece mencionada como tal ya a finales del siglo VI), a lo que debe parte de su monumentalidad, con edificios como la catedral de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los conjuntos históricos más relevantes de toda Castilla y León, con elementos románicos, góticos y renacentistas.
Además, el Palacio Episcopal de estilo gótico-flamenco y la Universidad de Santa Catalina, de estilo renacentista, ambos del siglo XVI, o la Casa Consistorial, del siglo XVIII.
Basta levantar la vista para fijarse, además, en el castillo de Osma, del siglo X, o sus murallas, que ofrecen un agradable paseo junto al río Ucero y en la que se puede ver la única de sus puertas que se conserva, la de San Miguel.
Monteagudo de las Vicarías
También fortificada estuvo la villa de Monteagudo de las Vicarías, que se levanta sobre un espolón desde el que aún es posible reconocer parte de las murallas, como la Puerta de la Villa o el Arco.
En la comarca de Las Vicarías, próxima a la raya con Aragón, este hermoso pueblo cuenta entre sus atractivos con el robusto castillo-palacio de los Monteagudo, construido por la familia Hurtado de Mendoza entre los siglos XV y XVI en estilo gótico renacentista, la iglesia de Nuestra Señora de la Muela o la ermita de Nuestra Señora de la Bienvenida, con portada renacentista de motivos geométricos.
Como curiosidad, en este pueblo se concertó en 1291 la boda entre Isabel, hija de Sancho de Castilla, y el rey Jaime de Aragón.
Hoy es un lugar muy destacado también por su riqueza natural, gracias a un embalse convertido en un punto privilegiado de observación de las aves ya que se encuentra en una zona ZEPA (zona especial de protección de aves).
Medinaceli
Al sur de la provincia de Soria, visitar Medinaceli es como embarcarse en un viaje en el tiempo. Declarada Conjunto Histórico Artístico y parte de la asociación de los Pueblos Más Bonitos de España, la villa conserva su sabor medieval de la mano de callejuelas estrechas, arcos, murallas, palacetes, iglesias y conventos.
Entre todos, destaca quizás su arco romano del siglo I y único en la península en contar con tres arcadas, lo que hace de él el emblema de la villa (además del símbolo que identifica en toda España la presencia de elementos de patrimonio cultural).
Muy próximo a la localidad, el nacimiento del río Jalón y su hermoso entorno natural añade un extra de belleza, en este caso en clave paisajística.
Calatañazor
Dicen de Calatañazor que aquí “perdió Almanzor el tambor” o, lo que es lo mismo, que aquí se despidió del talismán que lo mantenía imbatible y resultó derrotado en el año 1002, un suceso al que también se refiere el poeta Gerardo Diego en unos versos que hoy pueden verse grabados en un monumento en el centro del pueblo.
A 33 km de la ciudad de Soria, en la comarca de las Tierras del Burgo, y encaramado sobre una roca que domina la vega del río Milanos, el tiempo parece haberse detenido en este pequeño municipio (45 habitantes) que se aferra a sus historias fronterizas y a su trazado medieval, con casas edificadas con entramados de madera y adobe y monumentos como su iglesia románica Nuestra Señora del Castillo o la ermita de la Soledad, también románica.
Junto a la localidad, uno de los sabinares mejor conservados del mundo es otro de los grandes tesoros de Catalañazor y que, sin duda, merece una visita, como también los restos del asentamiento celtibérico de Voluce o las ruinas de un antiguo castillo que sigue ofreciendo, eso sí, hermosas vistas a los alrededores.
Rello
Erguida sobre una peña de roca caliza ubicada en los Altos de Barahona en la Hoz del rio Escalote, la localidad de Rello es una villa medieval amurallada capaz de trasladarnos directamente a un pasado de nobles, hidalgos y caballeros atravesando sus calles estrechas y empedradas en las que se suceden las casas señoriales.
De hecho, todo el recinto del pueblo, hoy apenas poblado por 20 vecinos, está considerado Bien de Interés Cultural y Conjunto Histórico-Artístico.
Una muralla del siglo XII flanqueada por torres y rematada por almenas protege la villa, a la que se accede a través de dos puertas. En una de ellas encontraremos el escudo heráldico del Señor de la villa: Lorenzo Suárez de Mendoza, Conde de La Coruña.
Bajo el lienzo de la muralla se sitúa la Torre del Agua de forma cilíndrica y llamada así porque servía para recoger agua del rio Escalote.
San Esteban de Gormaz
A orillas del Duero, en la comarca de Tierras del Burgo y a unos 69 kilómetros de la capital provincial, San Esteban de Gormaz es un pueblo que combina historia, sabor medieval y tradiciones que aún se pueden vivir, sentir y degustar.
Al amparo de los restos de una antigua muralla se encuentra el pueblo conocido como cuna del románico soriano, honor que debe a dos iglesias, las de Nuestra Señora del Rivero y San Miguel, las dos con magníficas galerías porticadas.
Durante dos siglos frontera entre árabes y cristianos, inmortalizada por Alfonso X el Sabio en sus Cantigas de Santa María, aquí se celebraron, en 1187, las primeras Cortes de Castilla.
El castillo medieval, el puente sobre el Duero o el Ecomuseo El Molino de los Ojos, dedicado a explicar el funcionamiento de los molinos harineros, son algunas de las visitas también imprescindibles.
Berlanga de Duero
También escenario de numerosas batallas, conquistas y reconquistas fue Berlanga de Duero. Ubicado bajo un cerro en la hoz del río Escalote, cuenta entre sus atractivos con uno de los castillos más espectaculares de la provincia de Soria, que se suma a un catálogo que incluye murallas, calles porticadas y otros monumentos que han hecho de esta localidad un Conjunto Histórico-Artístico.
En su historia se jalonan hitos como de haber tenido como primer alcalde nada menos que al Cid. Además, contaba con el privilegio de impartir justicia como acredita su rollo gótico, que se puede ver hoy a la entrada de la villa, junto a la ermita de la Soledad del siglo XVI.
De trazado medieval y arquitectura castellana, la localidad conserva el palacio ducal, casas señoriales, convento, plaza mayor, hospital extramuruos, la puerta de Aguilera y una hermosa colegiata de estilo renacentista.
En los alrededores, Casillas de Berlanga, Andaluz y Quintanas de Gormaz merecen también una visita.