Vistas al Empire State, estética Mad Men y acento español: este es el hotel que no te puedes perder en Nueva York
En un edificio centenario, con homenaje a la edad de oro de las agencias de publicidad y a pocos pasos de todo lo que importa en Manhattan, el NH Collection Madison Avenue es también el hotel más instagrameable de Nueva York
Quince premios Emmy y cuatro Globos de Oro avalan la calidad de Mad Men. Guion, dirección y actuación, pero también diseño de vestuario, autenticidad histórica y estilo están entre los éxitos de la serie estadounidense ambientada en Madison Avenue y la época dorada de la publicidad, que eclosionó justamente en esta calle de Nueva York entre los años cincuenta y sesenta del siglo pasado.
Una estética muy particular que hoy es posible encontrar recreada en un edificio en ladrillo oscuro que se levanta en Madison Avenue con la 38th Street y que acoge el único hotel NH de Norteamérica: el NH Collection New York Madison Avenue.
De estilo contemporáneo y sofisticado pero con reminiscencias mid-century, no sorprendería encontrarnos con el protagonista de la serie, el mismísimo Don Draper (Jon Hamm) acodado en la barra del Mad Bar & Lounge del hotel, quizás tomando un Old Fashioned del que se declaraba fan.
Alguna máquina de escribir, antiguas televisiones, teléfonos vintage, ladrillo visto, chimeneas, sofás Chester, butacones, detalles dorados, terciopelo, libros de arte y fotografía y, sí, mucho diseño son la tónica dominante de este establecimiento, galardonado en 2022 como el hotel más instagrameable de Norte América por los lectores de la revista Luxury Travel Advisor.
Lo mejor de Manhattan
Escogido por NH para su primera incursión en Nueva York (y en los Estados Unidos) con su marca premium upper-upscale, y momento seriéfilo aparte, el edificio no puede entrañar mejor lo que es Nueva York. ¿Una pista? Desde algunas de sus habitaciones se ve el Empire State, que parece poder rozarse con la punta de los dedos desde una de las suites Tower Suites que se alzan en las torres del edificio, o la Suite Empire State, a la que da nombre –y no por casualidad- el rascacielos más icónico de Manhattan.
De hecho, son las habitaciones preferidas por las muchas caras conocidas que pasan habitualmente por el hotel, desde la flor y nata del tenis mundial (se aloja aquí durante el US Open) a actores y actrices como Sharon Stone, directores de cine como los Javis o diseñadores como Palomo Spain.
En pleno Midtown, a pocos minutos del citado Empire State y de Grand Central Station, el hotel está tan solo a una calle de la archifamosa Quinta Avenida, la principal arteria comercial de la ciudad, y a poca distancia caminando de hitos como Times Square o Central Park.
También del increíble mirador SUMMIT One Vanderbilt o la menos conocida pero imprescindible The Morgan Library & Museum, la que fuera casa privada del magnate financiero JP Morgan y hoy una biblioteca abierta al público con miles de tesoros en forma de manuscritos originales de Walter Scott, Balzac, Bob Dylan, Charlotte Brontë o Charles Dickens, dibujos de Leonardo da Vinci, Rembrandt, Miguel Ángel o Durero y libros, incluidas tres biblias de Gutenberg.
Broadway, el barrio de Nomad o High Line, uno de los parques más populares del mundo, construido sobre una antigua vía elevada de ferrocarril y que permite recorrer desde las alturas los barrios de Meetpacking District, Chelsea y Hudson Yards son otros de los hits a los que se puede llegar fácilmente caminando desde el hotel. Y eso en una ciudad tan enorme puede marcar la diferencia entre tachar cosas de tu lista de imprescindibles o pasarte tu estancia en la ciudad dando vueltas en el metro.
Centro de operaciones en Manhattan
Pero volvamos a Madison. El fotogénico edificio, que albergó en tiempos una residencia universitaria masculina además de diversas fraternidades (y que tenía desde sastrería a bar de ostras en el sótano) antes de convertirse en hotel de la cadena Jolly, fue completamente remodelado en 2021 antes de abrir como buque insignia de NH Hotel Group en la ciudad.
Este 2023 cumple 100 años totalmente integrado en la vida social del barrio, con su coctelería como punto de encuentro social donde degustar un Mr. Anejo Manhattan o un Lavender 75 y un calendario de actividades que incluye sesiones de jazz en vivo varios días por semana.
Sus 288 habitaciones -con precios desde los 200 euros por noche, una tarifa realmente asequible para el estándar del hotel y, sobre todo, su localización- están también llenas de guiños a Nueva York, con mapas del suburbano a gran tamaño en la pared o azulejos del baño con la imagen del puente de Brooklyn.
De diferentes tipologías, incluidas suites con terraza yfamiliares, sorprende de entrada el generoso tamaño de las habitaciones (más en esta ciudad) y también de los baños, muchos con bañera y ducha separadas. Además de escritorio y wifi, cuentan con detalles como cafeteras Nespresso con café y té de cortesía.
El hotel ofrece también un gimnasio abierto las 24 horas los 7 días de la semana (lo de la ciudad que nunca duerme se aplica como cada cual estime) y diferentes espacios en el lobby entre los que destacan los acogedores rincones en torno a dos grandes chimeneas donde igual te puedes instalar a trabajar con tu portátil que tomar un café.
Cocina italoamericana
Para el apartado gastronómico, y como gran novedad, el hotel se ha aliado con Serafina, una apreciada enseña local especializada en cocina italiana contemporánea.
El restaurante, que ha abierto recientemente sus puertas, está presidido por un gran horno recubierto de teselas brillantes y ofrece una ambiente informal pero con un toque chic por el que desfilan antipasti y burratas, platos de plasta cocinados en una rueda de parmesano, risotto de trufa, branzino a la sal, filet mignon y, por supuesto, pizzas que hacen felices a alojados y no alojados.
En el mismo espacio se sirve el desayuno, con una correcta combinación de panes (incluidos bagels y pretzels), bollería, fruta fresca, zumos naturales, yogures, huevos revueltos, embutidos y quesos, además de la posibilidad de pedir platos calientes y diferentes cafés. Perfecto para tomar fuerzas antes de salir a patear la gran ciudad.
Para rematar la noche, ya sabes, un Negroni o un Dry Martini en la coctelería del hotel, no hace falta más.
Tira del ‘Guest Relations’
En una ciudad descomunal (y eso que la mayoría apenas sale de los límites de Manhattan, pese al mundo que hay por descubrir en barrios menos turísticos como el Bronx), también se puede contar con el personal del hotel para no perderse ningún plan.
El equipo de Guest Relations te conseguirá, desde el mismo lobby, entradas para Broadway o un partido de los Mets, un tour por la ciudad o una recomendación para localizar las mejores boutiques.
Entre sus propuestas, sin embargo, nos quedamos con una que, de acuerdo, roza la turistada, pero también (lo hemos probado) proporciona un buen rato de placer nada culpable. Nos referimos a un picnic en Central Park.
Bautizada como ‘Experiencia de picnic de verano en el parque’ y organizada con la empresa Perfect Picnic NYC, ofrece hasta tres menús diferentes de picnic que incluyen todo lo necesario para sentirse parte de la pandilla de Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York, desde la mantita de cuadros a la baguette recién horneada, una botella de prosecco, paté de Larchmont Charcuterie, embutidos de Salumeria Biellese, aceitunas marinadas, ensaladas de temporada, frutas frescas, bocadillos variados, auténticas cookies o brownies con sal marina. Un diez.