Cerveza artesana, pasta fresca y el mayor jardín botánico de EE UU: esta es otra historia del Bronx
Recorremos el Little Italy más auténtico de Nueva York con sorpresas en forma de mercados y tiendas centenarias, la primera cerveza hecha en el Bronx y un jardín botánico inesperado
No queda ni rastro de Little Italy en Nueva York. O, al menos, en Manhattan. Engullido por la vecina Chinatown, el eje en torno a Mulberry Street donde se asentaron inmigrantes italianos llegados a los Estados Unidos para buscar fortuna apenas huele a pizza o a espresso, mientras que las banderas con los colores verde, blanco y rojo han quedado para decorar tiendas de souvenirs baratos.
Si se sabe buscar, sin embargo, es posible encontrar otro Little Italy en la ciudad, aunque para ello haya que abandonar el cogollito que es Manhattan, atravesar Harlem y adentrarse en el Bronx.
En este distrito no se ven las grandes torres de acero y cristal, cada vez más delgadas y cada vez más altas, que definen el skyline neoyorkino. Apenas unos pocos turistas se aventuran a descubrir el zoo y un jardín botánico que, sin embargo, es el más grande de los Estados Unidos.
Pero el lugar donde nació la cultura hip hop y donde Robert de Niro ubicó el drama de mafiosos sicilianos y conflictos interraciales que es Una historia del Bronx guarda aún la esencia de los descendientes de italianos que hicieron de este barrio su hogar.
Otra historia del Bronx
“No hay cosa más triste en la vida que el talento desperdiciado”, decía a su hijo el personaje interpretado por De Niro en la película. La frase se recuerda plasmada en un gran mural que saluda en el camino a Arthur Avenue, la columna vertebral del Little Italy del Bronx.
Y aunque no son descendientes de italianos sino de puertorriqueños, Paul y Anthony Ramirez son un buen ejemplo de talento, y no desperdiciado precisamente. A ellos dos, junto a su hermano Derick, puede atribuirse, en gran parte, el cambio de percepción del barrio, asociado en el imaginario colectivo a delincuencia, bandas y drogas. Un hito que han logrado a golpe de sudaderas, gorras, pegatinas y la primera cerveza artesana 100% hecha en el Bronx.
Nacidos en Nueva York, de 43 y 40 años, Anthony y Paul no paran de cruzarse con conocidos mientras nos conducen por el barrio, plagado de casas humildes de no más de tres pisos. Saludan con un “cómo estás, baby” y un complicado choque de manos a jóvenes y no tanto. Recuerdan alguna anécdota, quedan en verse pronto. Aquí se les respeta.
Recuperar el antiguo sentido de comunidad del barrio, pero también darle la vuelta a la imagen que se tenía del Bronx fue el objetivo que marcaron, hace ya diez años, cuando arrancaron un proyecto, From the Bronx, que no ha dejado de crecer.
Los hermanos Ramirez son en gran parte responsables del cambio de percepción de un barrio, El Bronx, asociado en el imaginario colectivo a drogas y delincuencia
De vender gorras, pegatinas, tazas y ropa, siempre con el término Bronx como protagonista y en colaboración con algunos de los mejores diseñadores, artistas y fotógrafos del barrio a elaborar su propia cerveza, Bronx Little Italy Italian Pilsner, han recorrido un largo camino, siempre en torno al histórico mercado de Arthur Avenue, donde aún se compran frutas y verduras, se elaboran puros y los Ramirez tienen su The Bronx Beer Hall.
Un lugar presidido por una gran barra de madera donde puede pasar cualquier cosa, desde un maridaje de cerveza con tallarines hechos en un establecimiento con casi cien años de historia en el vecindario a una ‘pizza party’ pasando por una improvisada sesión de DJs.
Si otros barrios han podido reinventarse, ¿por qué el Bronx no? Se preguntaba la periodista Liz Robbins en un artículo que les dedicó a los hermanos Ramírez en The New York Times.
Y aunque no siempre fue fácil, diez años después del nacimiento de The Bronx Beer Hall, el éxito sonríe a esta suerte de experimento intercultural al que dan forma dos hermanos de familia puertorriqueña que venden cerveza artesanal hecha en el Bronx en el corazón de Little Italy.
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Un paseo por Arthur Avenue
Comprobamos la autenticidad de este Little Italy en negocios donde la bandera italiana sí sigue significando algo de la mano de los hermanos Ramirez que, partiendo de su puesto en el mercado, organizan un tour gastronómico por algunos de los locales con más historia de la zona, apoyando además a otros negocios de la comunidad.
Es el caso de Joe’s Italian Deli Mozzarella, el local que abrieron Giuseppe (Joe) y Maria Ruscigno hace más de 40 años y donde hoy Kurt regala a quien quiera verlo una masterclass de elaboración de mozzarella en directo.
Hay quesos, embutidos, aceites y platos preparados, entre otros productos. Su roll de mozzarella y prosciutto con albahaca fresca es simplemente delicioso.
Más solera incluso tiene Borgatti’s. Desde 1935 se elaboran raviolis y tallarines de huevo en el mismo establecimiento en el número 632 de la 187 que abrieron Lindo y Maria Borgatti, emigrantes italianos que trajeron con ellos las antiguas recetas familiares.
Su hijo Mario y su nieto Cristian han comandado hasta hoy el negocio mientras una cuarta generación espera para tomar las riendas sin apartarse ni un ápice de las fórmulas originales.
¿Alguien dijo pizza? En Full Moon Pizza, en la misma calle, se degusta, por slices, una de las más ricas de Little Italy desde hace 50 años, mientras en Calabria Pork Store se pueden adquirir auténticos embutidos de estilo italiano (los vemos literalmente colgados sobre nuestras cabezas al franquear sus puertas en Arthur Avenue).
En Teitel Brothers, un negocio regentado por la misma familia de judíos austríacos desde que en 1915 la inaugurasen los hermanos Jacob and Morris, se pueden comprar no solo productos kosher, sino cualquier cosa imaginable que tenga raíz italiana, ya sean aceitunas, salami, aceite de oliva o vinagre balsámico.
En La Casa della Mozzarella presumen de llevar más de 100 años elaborando la mejor mozzarella del barrio, mientras que en Cosenza’s Fish Market se pueden comprar y también degustar, por unos pocos dólares, ostras, almejas y gambas fresquísimas.
Por su parte, la también centenaria Madonia Bakery en el número 2348 de Arthur Avenue es una suerte de paraíso del dulce donde igual hornean pan y cookies que rellenan los deliciosos cannoli sicilianos, siempre manteniendo la tradición italoamericana.
Abierta en 1918 por Mario Madonia, un siciliano de la localidad de Monreale, desde 2020 es su bisnieto Daniel quien ahora está al frente de la tienda junto con Charlie y Jason. Juntos siguen horneando cada día a mano y en sus propias instalaciones sus panes y dulces.
El mayor jardín botánico de EE UU
No muy lejos de este Little Italy y junto al zoo del Bronx, se encuentra otra de las sorpresas que aguardan en el barrio: New York Botanical Garden, entre los más importantes jardines botánicos de los Estados Unidos.
Inaugurado en 1891 cuenta con 250 acres (algo más de un kilómetro cuadrado) en los que se distribuyen 50 jardines con más de un millón de plantas, además de diferentes colecciones y un precioso invernadero de estilo victoriano.
Declarado Monumento Histórico Nacional y diseñado según el ejemplo del Real Jardín Botánico de Kew en Londres, merece la pena deambular por la rosaleda Peggy Rockefeller y el Jardín de Plantas Nativas, la cascada o las colecciones de plantas acuáticas, así como localizar algunos de sus árboles centenarios y recorrer las exposiciones temporales que se organizan.
No muy lejos de aquí, otra sorpresa del Bronx: el cementerio Woodlawn. Inaugurado en 1863 en lo que entonces era el Condado de Westchester y parte de Nueva York desde 1874, en sus 160 hectáreas de colinas ondulantes están enterrado personajes como el novelista Herman Melville, el percusionista Tito Puente, los músicos Celia Cruz, Miles Davis o Duke Ellington, la pareja de magos Alexander Herrmann y Adelaide Herrmann, el magnate naviero Archibald Gracie y el fundador de grandes almacenes Rowland Hussey Macy.