Playas, pueblos marineros y fósiles del jurásico en la Costa de los Dinosaurios asturiana

De Gijón a Ribadesella, seguimos las huellas de los dinosaurios que se alternan con playas de arena dorada y algunos de los pueblos más bonitos de Asturias

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Acantilados entre los que capturar bígaros, pulpos o llámparas, rocas a las que encaramarse para pescar a caña, entre las que buscar una cala para bañarse o un simple un asiento para disfrutar de un atardecer entre el azul del mar y el verde de las praderas: muchas de las piedras que hoy encontramos en las costas asturianas fueron un día, hace millones de años, hábitat de dinosaurios. 

De hecho, la concentración de fósiles de estos animales prehistóricos es tan grande en Asturias que la sección litoral que va entre Gijón y Ribadesella recibe el nombre de Costa de los Dinosaurios. Recorrerla buscando sus huellas es viajar en el tiempo a un pasado donde estos seres gigantescos dominaban el mundo, pero también asomarse a hermosos acantilados, visitar faros espectaculares, bañarse en playas de aguas cristalinas y conocer algunos de los pueblos más bonitos de Asturias

Un museo para reunirlos a todos 

A lo largo de la Costa de los Dinosaurios es posible visitar, en los concejos de Villaviciosa, Colunga y Ribadesella, nueve yacimientos de icnitas (huellas fosilizadas) de dinosaurios que vivieron especialmente en la era del jurásico, hace alrededor de 150 millones de años. 

Museo del Jurásico de Asturias
Foto: Museo del Jurásico de Asturias.

Y aunque estos seres nos han cautivado a niños y mayores desde libros, películas y documentales, una buena manera de situarnos es visitar el Museo del Jurásico de Asturias (MUJA)

Solo por conocer el lugar ya merece la pena: ubicado en lo alto de una colina en la rasa costera de San Telmo, entre las localidades de Colunga y Lastres, el museo se eleva a 155 metros con el mar Cantábrico como telón de fondo y con vistas a la playa de la Griega.   

También su arquitectura es singular. Diseñado por Rufino García Uribelarrea con forma de huella tridáctila de uno de estos gigantescos animales, el exterior está recubierto de láminas de hormigón que deja la fachada ciega, a excepción de las puertas. Una cubierta de cobre viejo va poco a poco adquiriendo tonalidades verdosas hasta que un día se integre totalmente en el paisaje.  

En el interior, una estructura de madera procedente de bosques escandinavos forma un entramado de arcos de medio punto que simulan las costillas de los dinosaurios ofreciendo una sensación casi mágica. 

Museo del Jurásico de Asturias
Museo del Jurásico de Asturias. Foto: Mar Nuevo.

Con recorrido estructurado cronológicamente, cada uno de los dedos de la huella alberga una exposición dedicada a uno de los tres periodos de la Era Mesozoica: Triásico, Jurásico y Cretácico. Paneles interactivos, réplicas y fósiles reales tejen explicaciones de distintos aspectos de la vida de los dinosaurios y otros grandes reptiles terrestres. 

Solo correspondiente a la costa asturiana, sus fondos alcanzan 8.000 fósiles entre icnitas, restos de vertebrados, fósiles vegetales, fragmentos de troncos y elementos de invertebrados, lo que convierte la colección en una de las más completas del mundo sobre estos fascinantes antecesores de los reptiles. 

A diario se organizan diferentes talleres para niños y adultos, mientras que un gran jardín exterior permite ver reproducciones a gran escala de algunos de los dinosaurios más conocidos, desde el diplodocus al tyrannosarus pasando por el allosaurus, el estegosaurus, el brachiosaurus, el triceratop, el deinonychus y el carnotaurus. 

Museo del Jurásico de Asturias
Reproducción de una pareja de Deinonychus en el jardín exterior. Foto: MUJA.

La terraza de la cafetería con maravillosas vistas a la costa es parada obligada antes de seguir la marcha.  

Playa de la Griega 

Muy cerca del museo, la playa de la Griega es, además de un precioso arenal de 800 metros de longitud y arena dorada donde darse un baño, uno de los yacimientos al aire libre que se pueden visitar. 

Un camino desde la playa indica su ubicación, accesible incluso con marea alta. Aquí es posible observar huellas como las de una extremidad superior otra inferior de un dinosaurio cuadrúpedo impresas sobre la superficie de una piedra de arenisca rojiza. 

Siguiendo por el borde del acantilado, en una roca inclinada hacia al mar, aparecen nuevas huellas de terópodos, estas bastante desgastadas por la erosión marina, así como icnitas de grandes dinosaurios saurópodos (están entre las mayores de mundo) que habitaban la zona cuando era una laguna costera. 

Playa de la Griega, Asturias
Playa La Griega. Foto: Alfonso Suarez | Turismo de Asturias.

Un rastro de 9 huellas que corresponden también a un saurópodo, aunque de menor tamaño, son perfectamente visibles. 

Lastres 

A poca distancia de la playa y el museo, Lastres es una de las localidades marineras más bonitas del Cantábrico, con su imagen de casas arracimadas en la ladera que parecen competir por el último metro habitable lo más cerca posible del mar.  

Incluido en el club de Los Pueblos más Bonitos de España, el puerto es el corazón y motor de la villa, con una actividad pesquera que aún sigue trayendo a sus cocinas merluzas, rapes, salmonetes, nécoras o centollos. 

Lastres, Asturias
Villa de Lastres. Foto: Jesús Alfaro | Turismo de Asturias.

Para obtener las mejores panorámicas, hay que subir al Mirador de San Roque, un lugar que deja ver a la perfección cómo Asturias es la conjunción perfecta de mar y montaña. 

También desde aquí parte un sendero descendente que conduce a huellas de dinosaurios, entre ellas un rastreo de 14 icnitas tridáctilas de pequeño tamaño que corresponderían a un dinosaurio bípedo. 

Tazones 

Seguro que has oído hablar de Tazones, uno de los pueblos más bellos de todo el Cantábrico, donde el azul del mar y el verde de la costa contrastan con las fachadas multicolor de las casas que parecen colgar sobre las laderas de la colina, una postal apenas alterada por los graznidos de las gaviotas sobre los botes de pesca que regresan a puerto con la captura del día. 

Tazones, en Asturias
Tazones. Foto: Noé Baranda | Turismo de Asturias.

Ubicado en el municipio de Villaviciosa, en pleno corazón de la Comarca de la Sidra, esta coqueta localidad, declarada conjunto histórico, es sinónimo de excelente cocina, pero también de historia.  

Y es que este puerto fue el escogido, el año 1517, para el desembarco en España del príncipe Carlos de Gante, quien llegaría a ser el rey Carlos I de España y V de Alemania, el hombre más poderoso de la tierra en su época. 

Parte de las rutas imperiales, cada mes de agosto se conmemora este evento con una recreación histórica de la llegada de la comitiva procedente de Flandes, declarada como Fiesta de Interés Turístico del Principado, que además incluye actividades en torno a la vida cotidiana de este pueblo marinero en el siglo XVI. 

Mucho más atrás en la historia, estas mismas tierras fueron también habitadas por gigantescos reptiles, como muestran las huellas de un yacimiento en el acantilado del borde oriental de la playa de Tazones, a unos 120 metros de la rampa que sirve de acceso al arenal. 

Faro de Tazones
Faro de Tazones. Foto: Turismo de Asturias.

Sobre la superficie de un estrato gris inclinado unos 45º, se observan varias icnitas tridáctilas pertenecientes a dinosaurios terópodos y, unos metros más allá, más huellas, estas ovaladas de dinosaurios de cuatro patas. 

El Faro de Tazones es otro lugar al que acercarse para descubrir más icnitas, algunas tan extrañas como una huella de arrastre de la cola (los dinosaurios caminaban con la cola erguida para mantener el equilibrio). 

Playa de Merón 

También en Villaviciosa, encontramos la playa de Merón en la desembocadura del río del mismo nombre. Flanqueada por acantilados, con forma de concha y precioso entorno, se trata de una playa de pequeñas dimensiones, de arena blanca y grava, accesible a través de una estrecha pista. 

Tras el baño de rigor, se puede continuar caminando al oeste entre acantilados para alcanzar, a unos 500 metros, un yacimiento de huellas de dinosaurio. 

Playa de Merón
Playa de Merón. Foto: Noé Baranda | Turismo de Asturias.

Se cree que fue un estegosario (el dinosaurio con las enormes placas en la espalda y cola con espinas) el que dejó las marcas de sus patas en estas 12 huellas consecutivas perfectamente visibles, junto a otras más pequeñas de dinosaurios bípedos. 

Ribadesella 

Camino al este rumbo a Ribadesella, otra de las localidades que sí o sí hay que conocer en Asturias, hacemos una parada en la Playa de Vega. 

De arena dorada, se trata de uno de los arenales más grandes de la región, partido por la desembocadura de un pequeño arroyo. Habitualmente batido por el fuerte oleaje, mientras el extremo más occidental es frecuentado por nudistas, el más oriental es el destino si queremos seguir viendo huellas de dinosaurio. 

Playa de Vega, Asturias.
Playa de Vega. Foto: Camilo Alonso | Turismo de Asturias.

Los acantilados de Tereñes y el Peñón del Forno son otras de las paradas en esta ruta jurásica, antes de llegar, ya sí, a Ribadesella. 

De fama internacional que debe especialmente a la Cueva de Tito Bustillo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por la importancia de sus pinturas y grabados de arte rupestre, y por el Descenso Internacional del Sella, que tiene aquí su meta, Ribasella tiene muchos otros atractivos, entre los que se cuentan sus playas, como la de Santa Marina, pero también la arquitectura indiana, visible especialmente en el paseo marítimo. 

Panorámica de Ribadesella
Panorámica de Ribadesella. Foto: Juan de Tury | Turismo de Asturias.

Los murales creados por Antonio Mingote para explicar la historia de la población y el impresionante mirador de Punta del Pozu son otros de los imprescindibles, como también sus sidrerías, entre ellas El Tarteru, Carroceu o El Puerto donde poner el broche de oro a esta aventura brindando con unos culines de sidra. 

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp