La conexión Mazón-Feijóo desborda el PP y alienta una derrota de Ximo Puig en Valencia
El fin de semana del 20 y 21 de mayo se ha decidido en Valencia un cambio de rumbo en el ecuador de la campaña. La victoria del PP en los exámenes parciales de ‘público’ y ‘conexión entre líderes valencianos y nacionales’ alienta una derrota de Ximo Puig. La izquierda lleva dos legislaturas ganando el gobierno autonómico valenciano y la alcaldía de Valencia con un margen muy estrecho y el PP ha logrado una demostración de fuerza de su mensaje de que los comicios del 28 de marzo son el principio del fin del sanchismo.
La fortaleza de un partido en campaña tiene en la afluencia de sus mítines principales un indicador cuantitativo y, por tanto, el menos discutible. El PSOE se decantó por la Ciudad de las Artes y las Ciencias, bajo techo, para evitar la lluvia que se preveía en lo que fue un dia bien soleado. La capacidad del recinto son 4.000. El PSOE ha llegado a decir que se juntaron 7.000. Hubo algo de gente fuera de los asientos por lo que se alcanzó, como mucho, los 5.000. El PP anunció un aforo de 12.000 personas, la plaza de toros tuvo apariencia de llena, aunque el pequeño anillo superior no se utilizó. El resto estaba completo por lo que, por mucho descontar, la cifra de asistentes del PP siempre tendrá cinco cifras. Es decir, el PP entre dobla y triplica al PSOE en asistentes a su mitin.
A partir del único dato cuantitaivo, entramos en el terreno cualitativo. Y ahí el primer debate valenciano es sobre el peso que debían tener los temas nacionales en la campaña autonómica y municipal. Al PP le interesaba cargar contra Pedro Sánchez y a Ximo Puig vender gestión local (y obviar polémicas nacionales). El ejemplo más claro de esto es como Ximo Puig considera que «no podemos permitir que ningún maltratador nos represente en el gobierno«, en referencia al candidato de Vox, Carlos Flores, pero también considera un desprecio a la agenda valenciana que se hable de Bildu o de que ningún asesino de ETA represente a los ciudadanos, como insiste el PP.
Aunque la contienda iba con líderes nacionales, en Valencia el foco estaba en baremar el peso que alcanzaban los temas nacionales. Antes del fin de semana, el PSOE acusaba al PP de teñir las elecciones locales de generales mientras el PP ha vinculado ambas como algo indisoluble al querer que generen un efecto acción-reacción. El hecho de que en el ecuador de la campaña hayan estado los líderes nacionales en Valencia, como explicó Economía Digital, ya adelantaba una nacionalización del debate pero, además, el PP ha mostrado una sintonía notable entre Catalá-Mazón-Feijóo que no se ha reproducido entre Sánchez con la dupla Gómez-Puig.
Puig mira sólo a su gestión
A nivel autonómico, Ximo Puig está orgulloso de su gestión y se le nota. Por eso, lo primero que hizo en el mitin del sábado fue venderse él y eso en el discurso de Puig significa incidir en el consenso y la capacidad de diálogo. Para Ximo Puig tiene mucho valor que en su acto esten los secretarios generales de UGT y CC OO, el presidente de la CEV y el de la Cámara de Comercio y por eso los nombró. Mazón gastó menos detalles: “Agradezco a los agricultores, sindicatos, empresarios que vengan a escuchar y luego que voten en libertad”, dijo.
Pero para Ximo Puig es relevante porque con esos a los que nombra son con los que luego se hace la foto para recibir la inversión de Volkswagen y con los que espera volver a hacérsela con las 10 multinacionales que dice tener esperando para instalarse en Valencia. La idea de ser un presidente de todos la construye con el relato de que «entre todos» se ha logrado un Comunitat Valenciana que «atrae inversiones». Desde una patronal sectorial valenciana, su presidente comentaba esta semana a Economía Digital como «nunca votaré a Pedro Sánchez, y se lo he dicho a la cara, pero siempre que he llamado a Ximo Puig en estos años, se ha puesto con el tema y hemos llegado a un acuerdo».
El candidato socialista a la Generalitat se siente cómodo con su gestión, diciendo que en ocho años ha sacado ocho presupuestos en tiempo y forma, que hay en la Comunidad Valenciana 450.000 trabajadores más que hace ocho años y, sobre todo, con que Volkswagen ha elegido Valencia para instalarse. Y las acusaciones relacionadas con los contratos a su hermano le resbalan siendo igual de inocuas que cuando, por ejemplo, Sandra Gómez saca a relucir su papel de abogada con el caso Gürtel. La corrupción no es tema de estas elecciones por mucho que ambos bandos tengan sus ataques preparados.
El discurso de Mazón, candidato popular a la Generalitat, es estructuralmente igual que el de Puig pero en vez de promocionar los aciertos, se centra en los errores. Y por eso profundiza en la sanidad, donde hay «80.000 personas que esperan demasiado tiempo para tener una operación» mientras se tarda más de 20 días en tener una cita con los especialistas mientras él promete atención en 48 horas y un tope de 50 días de espera para las operaciones.
La diferencia entre Puig y Mazón (que ambos están focalizados en temas valencianos) está en los capotes que reciben de sus líderes nacionales. Es irrelevante saber que el anuncio de los 580 millones de euros de Pedro Sánchez para atención primaria se hizo en Valencia el sábado mientras que el de los 38,5 millones de salud mental ocurrió en Valladolid porque lo que está claro es que ambos formarán parte del mensaje que desde Madrid se lanzará tras el consejo de ministros como último anuncio previo al paso por las urnas locales y autonómicas.
Hasta hizo Pedro Sánchez un discurso sin nombrar a Volkswagen, algo inaudito en el resto de discursos del PSOE en Valencia
Pedro Sánchez no trajo a Valencia conexiones con Ximo Puig. Vino a hablar de su libro. Trajo su discurso de Sanidad, que es de lo que quiere hablar de aquí a la hora de meter el sobre en la urna. Hasta hizo Pedro Sánchez un discurso sin nombrar a Volkswagen, algo inaudito en el resto de discursos del PSOE en Valencia. Tampoco habló de la cerámica ni del agua. Feijóo, que al no estar en el gobierno lo tiene más fácil, habló de financiación, de agua, de corredor mediterráneo. Ni siquiera este último emblema carente de polémica fue recogido en el discurso del líder nacional del PSOE.
Feijóo sí que mostró una conexión con Mazón nítida, una confianza tan grande que casi sugiere un divorcio si el lider valenciano no cumple con las altas expectativas del líder nacional, que se mostró entregado. Feijóo identificó a Mazón como un discípulo, el hijo político que tiene que seguir sus pasos de cuatro mayorías absolutas porque el gallego debutó en sus primeras elecciones en la plaza de toros de Pontevedra mientras Mazón lo hacía en la de Valencia. Entre Feijóo y Mazón hay muy buen rollo (prevotación del 28-M, luego ya veremos).
Pedro Sánchez también empezó su discurso hablando de Ximo Puig, porque era el que acompañaba en Alicante en un acto a Ana Barceló, que es la candidata socialista a la alcaldía de Alicante y fue la consellera de Sanidad. Y Pedro Sánchez vino a Valencia a intentar que se deje de hablar de Bildu y se pase a hablar de Sanidad. «Es el tema que preocupa a la gente», matizan fuentes del PSOE. Después de servile Puig de introducción, Pedro Sánchez tenía la misma cara hablando en Valencia de atención primaria que en Valladolid comentando la salud mental.
Y ahí está el otro pulso que tiene el PSOE. Han perdido claramente en los números en este fin de semana y su conexión Valencia-Madrid tiene más que lagunas (y más si se comparan con el PP). Pero están gobernando. En la medida de que los temas nacionales de los que se hable sea la sanidad, esperan sumar votos. Es previsible que Ximo Puig siga nombrando a Volkswagen en cada uno de los actos en los que participe hasta la cita con las urnas. La apuesta del PSOE es que sus temas van a ser más determinantes en las urnas que en los que ha ganado el PP.
Frente a la apuesta por la sanidad del PSOE, que el PP también su discurso (Mazón habla de sanidad universal y gratuita pero también eficaz), la campaña también ha abierto otra brecha: el voto útil. Feijóo lanzó su hachazo con rotundidad. No hay medias tintas cuando nombró a Cs, Vox y PSOE.
La cuestión está en por qué no pide la izquierda el voto útil. El conjunto de las encuestas dan un resultado muy ajustado tanto en la Comunidad Valenciana como en la ciudad de Valencia y la gran mayoría de grandes poblaciones de la región. La balanza se decanta para la izquierda cuando Podemos entra a aportar y se reduce cuando el listón del 5% no se supera por parte de los morados.
En el caso del PP, el porcentaje de victoria está inversamente relacionado con las décimas de porcentaje de voto que aún le asignen a Ciudadanos. En las encuestas en las que se sitúa todavía por encima del 3%, el PP tiene más problemas que en las que ya lo sitúan como partido borrado con residual intención de voto.
Esta diferencia entre lo que tiene la izquierda y la derecha en Valencia se traducen en la libertad que tiene el PP para reivindicarse como opción política mientras el PSOE se mantiene encorsetado. Mientras Sandra Gómez y Ximo Puig son incapaces de verbalizar críticas a Podemos y Compromís, el PP se descara llamando inútil el voto a Cs y Vox. Y este concepto gira entorno a la misma idea que ha capitalizado el inicio de la campaña con Bildu y los problemas de Sánchez para criticar a sus socios.
Catalá dijo ayer «hay muchas papeletas para seguir como estamos y sólo hay una para el cambio. No tiremos el voto a la basura. Hay que pedir el voto útil«. Mazón remató: «Hay que concentrar los esfuerzos en el único partido que puede lograr el cambio para todo el mundo, pienses lo que pienses, personas distintas y procedencias distintas pero con un objetivo común, que es el que nos une a todos».
Mientras tanto, Sandra Gómez está obviando en esta recta final de la campaña las decenas de enfrentamientos que ha tenido con la política de movilidad que ha llevado a cabo Compromís a través del polémico y provocador concejal Grezzi igual que Ximo Puig está obviando las ofensivas de Compromís contra los parques fotovoltaicos, incluido el que estaba ligado con Volkswagen, por poner sólo algunos ejemplos.