La deuda catalana contraída con el Estado desde 2012 (a través del llamado mecanismo FLA) llega al principio de su fin, tras la aceptación de Sánchez de condonarla (perdonarla) a cambio de los votos independentistas para la investidura. Se pone así punto y final a una truculenta historia iniciada en la etapa popular de Rajoy, con Cristóbal Montoro y Soraya Sáenz de Santamaría. La imposibilidad de financiarse en los mercados por parte de las autonomías, puso en marcha esta ‘barra libre’ de dinero. Sin embargo, al poco de arrancar, hubo los primeros choques entre el Gobierno de Rajoy y la Generalitat entonces de Artur Mas. Se sospechaba que Cataluña estaba utilizando el dinero del FLA para financiar cosa que no eran «servicios esenciales», como estipulaba la ley, y comenzó a obligar a remitir facturas concretos que justificaron todos los pagos. La sucesión de eventos posteriores convirtió el asunto en una minucia pero, como dicen en los campos de fútbol, con ello «empezó todo».