La empatía de la extrema izquierda española con el terrorismo
La matanza del terrorismo palestino de Hamás contra civiles israelíes ha dejado imágenes difíciles de olvidar: cuerpos de adolescentes mutilados; familias enteras, menores incluidos, masacradas; niños y ancianos aterrorizados y torturados; mujeres violadas por las hordas islamistas hasta su ejecución. Todos ellos, cuerpos muertos de miedo, de desolación o literalmente muertos por el ataque de fanáticos yihadistas alentados por el peor islamismo, que ha decidido retransmitirlo visceralmente por los teléfonos móviles.
El Mal, en su peor encarnación, cayendo sobre el bastión oriental de Occidente, sobre una sociedad de civiles libres, demócratas e inocentes que, para más inri, ya han sufrido las peores atrocidades de nuestra Historia y, aún así, han intentado convivir por las buenas con sus vecinos, que les odian todos.
Una masacre que acongojaría a cualquiera de nosotros, menos a los representantes de la izquierda española que, una vez más, tienen la necesidad de empatizar con los terroristas. Desde la contemporización de Yolanda Díaz, hasta las aberraciones de Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero o Tesh Sidi, por no hablar de comentaristas afines, todos ellos han dejado una estela de incomprensibles justificaciones y matizaciones sobre el horror del totalitarismo de Hamás, cuyo terror aplica dentro y fuera de las fronteras de Gaza.
Equiparar un conflicto irresuelto civil entre dos pueblos, harto complejo y lleno de grises; comparar los excesos autoritarios de un Estado sobre quienes han intentado su desaparición; comparar las ocupaciones territoriales rurales por la fuerza con el asesinato de niñas, niños y ancianos porque sí, todo esto demuestra que buena parte de la izquierda española se encuentra en los márgenes de la humanidad y la compasión y cuyo fanatismo solo estamos empezando a vislumbrar.
En España pensamos que esta empatía con los actos terroristas se limitaba al compadreo con Bildu, que ni condena el terrorismo de ETA ni acepta llamarlo como tal, y cuyos dirigentes organizan fiestas de bienvenida y memoriales a terroristas condenados por asesinar a hombres, mujeres, niños. Pero ahora vemos que va mucho más allá; que quizás existe una filia por aquellos que deciden matar y aterrorizar en favor de proyectos políticos o religiosos, siempre que las víctimas sean lo más parecido a una sociedad como la nuestra. O directamente la nuestra.
También las Juventudes de ERC aplaudieron la causa palestina mientras por televisión mostraban a los varios ancianos asesinados en una cuneta que sus líderes habían asesinado.
Con algo más de perspectiva, resulta un drama que el futuro gobierno de España, dependa de este crisol de fanatismo: que dependa de Sumar, donde algunos diputados no tendrían problemas en hacer Ongi Etorri a los terroristas de Hamás; que dependa de Bildu, que ya los hace con los de ETA; que dependa de ERC, cuyas juventudes simpatizan con ‘la causa palestina’ el día que asesinan a 600 judíos (la mayor cifra diaria desde el Holocausto), y de Junts, los únicos que han condenado sin paliativos los atentados en Israel aunque claro, responden a una persona fugada de España por un intento de golpe de Estado. Hasta que se apruebe la amnistía en unas semanas.
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La presidenta de SCC, organizadora de la manifestación contra la amnistía, puede alegrarse de haber movilizado un mayor número de personas del que algunos auguraban.
El portavoz de Sumar hizo un tuit donde no solo no condena el ataque de Hamás; ni tan solo lo menciona. Prefiere hablar del «apartheid» en Israel. Es todo lo que está mal en la izquierda.