Jaume Guardiola inauguró este lunes la primera reunión del Cercle d’Economia bajo su mandato y lo hizo cambiando una tradición: el acto inaugural solía ser un discurso político incisivo del presidente, con recados directos a la clase política, y más en los años del procés. Pero el exconsejero delegado del Sabadell lo convirtió en un acto plano en el que repaso la agenda de las tres jornadas y no entró en valoraciones políticas, por lo que Ada Colau se fue de rositas. Este cambio en parte fue sobrevenido: normalmente, la inauguración es ante el presidente de la Generalitat de Catalunya, al que se interpela directamente; esta vez, sin embargo, era la alcaldesa de Barcelona, que está de salida, por lo que perdía sentido cantarle la caña aunque lo hiciera hace una semana en una dura nota del Cercle. Pero también hay un cambio de tono general: en las elecciones del Cercle de hace casi un año, quedó claro que los socios tenían que participar más. Por ello, tuvo muchos agradecimientos a los mismos y ha activado un buzón de sugerencias electrónico para recoger las opiniones de los socios durante las jornadas y usarlas para elaborar un discurso unitario mediante IA para la clausura. Así, la opinión les pertenece a todos, no solo al presidente en la inauguración.