Clara Ponsatí, la eurodiputada puigdemontista antaño fugada de la justicia española por impulsar el 1-O, se declara en rebeldía contra el Supremo por la mañana, y por la tarde se va al Liceu en Barcelona. La exconsellera, que había sido citada a declarar el pasado 24 de abril por el juez Llarena, volvió a dar esquinazo a a la justicia y no se presentó a su cita, pudiendo ser detenida de nuevo si regresaba a España. Pues poco le preocupa, porque la vieron tan pancha, el pasado martes, disfrutando de la ópera Manon, con mise en scene de Olivier Py, en el Liceu. Nada menos que en la privilegiada fila 8, con posterior ‘paseíto’ por la barra del bar de los entreactos. Algunos de los espectadores estaban atónitos, tanto por el horroroso montaje operístico, como por la impunidad de quien se pasea como una diva por el gran teatre barcelonés cuando debería estar dando explicaciones ante el juez o la guardia civil. ¿Geniales dotes de camuflaje? ¿O cachondeo e incompetencia de los poderes del Estado?