El FMI recorta tres décimas el crecimiento de España para 2024 hasta el 1,7%

La desaceleración de la actividad será más acusada de lo previsto con anterioridad, tras una recuperación casi completa de los servicios y ante los indicios de debilidad en la economía mundial

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El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recortado en tres décimas su previsión de crecimiento para España de cara al 2024, pasando de un 2% en sus proyecciones de julio y abril al 1,7% en la actualidad, debido a una ralentización de la actividad mundial más acusado de lo calculado inicialmente.

La tasa de crecimiento para el producto interior bruto (PIB) de nuestro país se mantiene en el 2,5% para 2023 y será la gran economía que más crezca el año que viene, como ha valorado también el Ministerio de Asuntos Económicos en declaraciones remitidas a los medios de comunicación. «En un entorno internacional de incertidumbre, España liderará el crecimiento entre las principales economías desarrolladas ambos ejercicios», celebran desde el departamento que dirige la vicepresidenta Nadia Calviño.

En comparación, el año que viene el conjunto de la zona euro avanzará un 1,2%, con Alemania registrando un incremento de su economía del 0,9%; Francia, del 1,3%; e Italia, del 0,7%. Otras economías avanzadas se situarán cerca del incremento de nuestro país, pero sin superarlo, como Canadá (1,6%), Estados Unidos (1,5%) o, más lejos, Reino Unido (0,6%).

En cuanto a los datos de inflación, el FMI estima que cerrará el 2022 con una media del 3,5%, aunque repuntará hasta el 3,9% el año que viene, por efecto de la retirada de las medidas de apoyo por la crisis energética. «Las previsiones del FMI apuntan a una ralentización de la inflación en España este año, situándose por debajo de las principales economías europeas y de la zona euro. España lleva más de un año entre los países con menor inflación y mayor crecimiento de la zona euro», apuntan desde Economía.

El FMI destaca que las proyecciones son consistentes con un «escenario de ‘aterrizaje suave'», rebajando la inflación sin ahogar en exceso la actividad. Sin embargo, la ralentización se está dejando notar sobre todo en las economías avanzadas, con la actividad en EEUU sorprendiendo por la fortaleza del consumo y de las inversiones, mientras que en la zona euro la actividad se ha revisado a la baja.

El Fondo que dirige Kristalina Georgieva distingue tres fuerzas que están influyendo en el devenir de la actividad a nivel global. En primer lugar, una recuperación de la demanda de servicios casi completa, lo que influye en destinos turísticos como Francia o España. Esta demanda sostuvo los mercados de trabajo, pero su ralentización, junto con el de la industria, indican que el mercado laboral a nivel mundial se va a contener.

En segundo lugar, la política monetaria restrictiva para rebajar la inflación se está dejando notar, aunque con una transmisión desigual. «Las condiciones de crédito más estrictas están contrayendo los mercados de vivienda, inversiones y en la actividad, más en los países con una proporción más alta de hipotecas variables o donde los hogares tienen menos voluntad de utilizar sus ahorros», sostiene el World Economic Outlook.

Además, la inflación y la actividad están «modeladas» por los precios de los mercados energéticos el año pasado, lo que habría impulsado la inflación núcleo en la zona euro (similar a la subyacente), mientras que esta fue impulsada en los Estados Unidos por la resistencia del mercado laboral. «A pesar de las señales de moderación, los mercados de trabajo en las economías desarrolladas siguen boyantes, con las tasas históricamente bajas de desempleo ayudando a sostener la actividad», incide el FMI, sosteniendo que no hay evidencias de que se estén produciendo efectos de segunda ronda, con los salarios reales todavía por debajo de niveles prepandemia.

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