De ruta por los pueblos más bonitos del Maestrazgo
Cantavieja, Mirambel, La Iglesuela del Cid, Morella, Forcall y Ares del Maestrat son algunos de los pueblos más bonitos del Maestrazgo (y seguramente de España)
Íberos, celtas, romanos, musulmanes y cristianos. Todos imprimieron sus huellas en el Maestrazgo, dejando tras de sí un importante legado patrimonial en forma de fortalezas y murallas, iglesias y casas señoriales, tradiciones y gastronomía. Y pese a que no se corresponde con ningún territorio administrativo, la Orden del Temple es el hilo que une a un puñado de localidades ubicadas al sur de Teruel y al norte de Castellón.
Tres demarcaciones territoriales en Castellón –el Baix Maestrat, el Alt Maestrat y Els Ports-, una comarca con el nombre oficial de Maestrazgo en Teruel y un geoparque, el Parque Cultural del Maestrazgo, en torno al río Guadalope y sus afluentes, también en la provincia turolense, son suficientes para complicar la definición de un territorio de límites poco claros y cuyos límites se complican con la adscripción de pueblos que, como Morella, nunca estuvo en poder de las órdenes militares pero que hoy es uno de los estandartes del destino.
El nombre del Maestrazgo, por otra parte, comenzó a hacerse popular a partir del siglo XIX y las guerras carlistas, cuando se instala una Comandancia Militar del Maestrazgo con sede en Morella y con un referente, el general Ramón Cabrera, apodado el ‘Tigre del Maestrazgo’, aunque tampoco la zona correspondía con la comarca histórica.
Otras rutas como el Camino del Cid, la Ruta de Cabrera o de las Guerras Carlistas o el Camino de Santiago desde Castellón realizan sus propias agrupaciones de municipios, trazando nuevas rutas sobre esta enmarañada comarca histórica.
Sea como sea, la belleza de esencia medieval unida a las historias de templarios y batallas, los perfiles de impresionantes castillos e intrincadas callejuelas y los misterios de sus tradiciones justifica con mucho una escapada por los pueblos más bonitos del Maestrazgo.
Cantavieja, Teruel
Encaramada en lo alto de un escarpado peñón a 1.300 metros de altitud, Cantavieja posee uno de los conjuntos monumentales más completos del gótico aragonés, así como un casco histórico declarado Bien de Interés Cultural. También está dentro del selecto club de los Pueblos más bonitos de España.
Aquí está la capital histórica del Maestrazgo turolense, aunque su historia se remonta mucho tiempo atrás, con huellas como grabados rupestres, andanzas de Aníbal, asentamientos de íberos, historias de templarios y guerras carlistas (en el Museo de las Guerras Carlistas se repasa esta parte de su agitado devenir).
En la plaza porticada hay que detenerse en la iglesia de la Asunción. En su Torre aún se conserva una de las escuelas más antiguas de Aragón, de 1918.
Tras cruzar el arco de la Torre, de 1612, encontramos la Casa el Bayle, con sus balcones de forja, lugar de residencia en su época de Ramón Cabrera.
Además, en la Iglesia del Convento trinitario se encuentra uno de los dos sepulcros góticos de alabastro que hay en Aragón (el otro está en la catedral de La Seo, en Zaragoza), que data de 1420 y pertenece a Gonzalo de Funes, que fue comendador de Cantavieja y Aliaga, Gran Prior de Cataluña y castellán de la Castellanía de Amposta.
En sus alrededores, diferentes senderos nos asoman a lugares sorprendentes como el Mirador de la Tarayuela, La fuente de la Faldrija o las orillas del río Cantavieja.
Mirambel, Teruel
Entrar en el recinto amurallado de Mirambel es como franquear el paso a otra época. Casi en la frontera con la provincia de Castellón, y a poco más de un cuarto de hora en coche de Cantavieja, ostenta también el sello de los Pueblos más bonitos de España. Y suma uno título, el de Conjunto Histórico-Artístico, en este caso desde 1980.
Su casco histórico, además, recibió el Premio Europa Nostra a la conservación y es sin duda uno de los más bellos de Aragón, un conjunto medieval que perteneció a la Orden Militar de San Juan y que conserva perfectamente su perímetro amurallado.
Entre sus joyas arquitectónicas se cuentan las celosías del Portal de las Monjas, el convento de las Agustinas, la iglesia de Santa Margarita, la Lonja o el Ayuntamiento renacentista, así como los palacios de los Aliaga o los Castellot.
La Iglesuela del Cid, Teruel
Menos conocido que sus vecinos Cantavieja y Mirambel, Iglesuela del Cid es sin embargo una joyita del Maestrazgo, una localidad que vivió un largo periodo de bonanza económica que le permite ostentar hermosos ejemplos de arquitectura religiosa y civil.
Destaca su magnífica plaza Mayor, donde se suceden el Ayuntamiento, la iglesia de la Purificación y la casa Matutano-Daudén, un edificio del siglo XVIII reconvertido en Hospedería (una de las más bellas por cierto de la red de Hospederías de Aragón).
Además, numerosos palacios renacentistas, como las casas Guijarro, Grande y Aliaga, e iglesias. A algo más de distancia encontramos el Santuario de Nuestra Señora del Cid, levantado sobre los restos de un antiguo mausoleo romano.
También interesante es la visita al Centro de Interpretación Textil y de la Indumentaria, donde rastrear la tradición y la importancia de la producción textil en la zona, y el taller de la familia Puig, uno de los últimos telares tradicionales de Aragón.
Morella, Castellón
Uno de los pueblos que hay que descubrir este año según la OMT es nuestra siguiente parada. Ya en la provincia de Castellón, aunque en el límite con Teruel y Tarragona, Morella es la capital de la comarca de El Ports y se alza sobre el territorio desde un bastión a mil metros sobre el nivel del mar.
En sus calles rodeadas de gruesas murallas, con un perímetro de dos kilómetros, el tiempo parece haberse detenido.
Desde 2013 forma parte de la red de los Pueblos más bonitos de España, un título que se justifica con un simple vistazo a su casco histórico, su castillo y su espectacular Iglesia de Santa María la Mayor.
Por nada hay que perderse las grandiosas Torres de San Miguel y San Mateo, casas solariegas tan soberbias como la Casa Piquer, el Palacio del Cardenal Ram o la Casa del Consell, además de una pequeña judería. La calle Blasco de Aragón es su centro neurálgico, con soportales que cobijan tiendas de artesanías y de deliciosos productos gourmet.
Ares del Maestrat, Castellón
Dicen que justamente en Ares del Maestrat, Jaime I inició la conquista del Reino de Valencia. Desde esta atalaya a 1.195 metros de altura, este pueblo del norte de Castellón, en la comarca de L’Alt Maestrat, su castillo se impone como una mole sobre los alrededores.
Las casas de esparraman a su alrededor, formando un semicírculo entre la Mola del Castell y la Mola d’Ares y entre ellas sobresale la torre de la iglesia de la Virgen de la Asunción, del siglo XVIII.
Las ruinas del castillo templario, la Torre Beltrans y la Lonja con arcadas de estilo gótico y elementos mudéjares en la que se celebraba en la Edad Media el mercado semanal comparten protagonismo con la Cueva Remigia, cuyas pinturas rupestres se enmarcan en el Arte Rupestre Levantino declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Forcall, Castellón
De nuevo en la comarca de El Ports, la localidad de Forcall invita a viajar atrás en el tiempo descubriendo huellas de la historia en sus casonas y palacios, como el de Miró-Osset, del siglo XVI y estilo renacentista, o el Palacio de Les Escaletes, también llamado Casa de la Vila, declarado Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico-Artístico. Se trata de un edificio gótico con una fachada de doble escalera exterior sobre un arco de medio punto, única en la Comunidad Valenciana.
Curioseando entre sus calles daremos también con el Horno de la Vila, construido en el siglo XIII y aún en uso.
Entre los edificios religiosos destacan las ermitas de la Consolación, la Consolacioneta, el Pilar, San José y San Joaquín de la Menadella.
Siguiendo el antiguo camino medieval de Forcall-Cinctorres-Portell llegamos a la muela de San Cristóbal. Aquí, en un abrigo de las rocas se oculta un conjunto pictórico prehistórico formado por 9 figuras entre las que destacan un falso “orador” y dos representaciones de fauna menor.