Esta es la ciudad a una hora de Madrid que regresa al Medievo durante 3 días al año
Puertas adentro de su imponente muralla, esta ciudad castellanoleonesa está lista para volver a la Edad Media de la mano de cientos de arqueros, caballeros, artesanos, trovadores y bailarines
Su majestuosa muralla, Patrimonio Mundial por la UNESCO, dista mucho de ser atrezo. Sus muros de 12 metros de alto y 3 de ancho tienen más de 2,5 km de longitud, jalonados por 87 torreones, 9 puertas y 2.500 almenas. También son reales sus calles empedradas, sus iglesias románicas, sus palacios y conventos, el marco perfecto para permitir que Ávila regrese, una vez al año, a la Edad Media.
Coincidiendo con sus jornadas medievales, que este año se celebran del 1 al 3 de septiembre, la ciudad castellanoleonesa viaja al pasado recreando, a golpe de caballeros y mozos de espadas, arqueros y trovadores, mercados donde se mezclan cristianos, judíos y musulmanes y ‘bailes de bandera’, la vida en la floreciente ciudad que fue.
La Edad Media vuelve a Ávila
Recién nombrada Fiesta de Interés Turístico Nacional, las Jornadas Medievales de Ávila o Mercado de las Tres Culturas, Ávila se vuelca con una cita caracterizada por su calidad escénica y una programación que incluye demostraciones de justas medievales, cetrería, esgrima histórica, pasacalles de gran formato, música, danzas árabes, espectáculos de circo, malabares, cuentacuentos, talleres y exposiciones.
La muralla, que ha visto desfilar más de dos mil años de historia desde su primera edificación, es testigo y protagonista de esta fiesta, que acoge a personajes fantásticos y seres mitológicos, bufones y saltimbanquis, hechiceros y seres de la noche entre otros muchos.
Las Jornadas Medievales de Ávila estrenan este año su título de Fiesta de Interés Turístico Nacional
Además, pone de relieve la convivencia de tres culturas -judía, cristiana y árabe- que en su época se dieron cita y compartieron el día a día en la ciudad, a poco más de una hora desde Madrid.
Concursos y exposiciones
Como también es costumbre, se celebran diferentes concursos: de atavíos, de fotografía, de balcones y de escaparates, además de exposiciones de trajes de época (en el Palacio de Superunda) o de fotografía (en el Palacio de los Verdugo), con las mejores imágenes de la edición anterior de la fiesta.
El mercado, uno de los puntos fuertes de la cita, cuenta este año con 225 puestos de artesanía y gastronomía en el Mercado de las Tres Culturas, que este año amplía su espacio en el casco histórico.
También se celebran actuaciones musicales distribuidas en una decena de puntos de la ciudad como el Mercado Grande, las plazas de La Santa, Corral de las Campanas, Teniente Arévalo y Fuente el Sol, los jardines de San Vicente, Rastro y Adolfo Suárez y la calle San Segundo.
Halcones, juglares y artesanos
Entre la música de los trovadores y el cantar de los juglares, que entonan sus baladas más románticas o sus glosas más sarcásticas, la vida se desenvuelve estos días en Ávila en los talleres de carpintería, las herrerías, las posadas y las cantinas.
Antiguas artes como la cetrería se muestran hipnotizando a los visitantes. Los susurros agudos de las aves rapaces sobrevolando la ciudad amurallada guían a locales y forasteros hacia el Atrio de San Isidro, donde el viernes y el sábado se podrá asistir a diferentes espectáculos de cetrería y a los magníficos vuelos de estas aves.
El Atrio de San Isidro acogerá también los torneos medievales: competiciones a caballo con escudos y lanzas en las que caballeros con brillantes armaduras hacen alarde de sus destrezas en el campo de batalla o bien elegantes exhibiciones de esgrima medieval en las que resuenan el chocar de las espadas y punzones.
Desfile de las Tres Culturas
El Desfile de las Tres Culturas es otro de los momentos cumbre de la fiesta. Con salida desde la plaza del Mercado Chico el sábado, 2 de septiembre, atraviesa muchas de las calles del mercado medieval llenándolo todo de color y alegría.
Bordados, ropajes de gala, terciopelos e impresionantes bailes de banderas llenan de colorido y atraen al público con espectacularidad.
Lo mejor es que cualquiera puede participar: basta enfundarse un traje, ya sea de platero, juglar, dama o bufón del reino, para retroceder varios siglos atrás y fundirse con el ambiente (también los niños, que pueden participar en la Carrera Infantil de las Tres Culturas que arranca en la calle San Segundo).