Asomado al Estrecho, entre Europa y África, entre el Mediterráneo y el Atlántico, entre pinares, barracones militares y playas bañados por la luz gaditana. A 54 km de la ciudad de Cádiz y algo más de 9 de Vejer de la Frontera. La periferia de la periferia –al menos, en lo que a circuitos artísticos se refiere-. Justo en este lugar, donde nadie esperaría encontrarlo, se encuentra el mayor museo al aire libre del sur de Europa: la Fundación Montenmedio Contemporánea.
Un paraíso artístico para el que se han hecho específicamente 63 obras (40 actualmente en exposición) que firman artistas de renombre nacional e internacional de la talla de James Turrell, Marina Abramović, Susana Solano, Maurizio Cattelan, Adel Abdessemed, Pilar Albarracín, Olafur Eliasson, Cristina Lucas, Maja Bajevic, Gunilla Bandolin o Jacobo Castellano.
La fundación echó a andar hace ya 20 años y, pese a sus premios y su prestigio, sigue siendo una gran desconocida tanto para los locales como para los miles de viajeros que cada año disfrutan de las playas y la serranía de Cádiz.
Arte y Naturaleza
Pero quien se aventura a cambiar por unas horas el relax en los arenales o el descubrimiento de alguno de sus preciosos pueblos de la zona por la Fundación Montenmedio Contemporánea no suele decepcionarse.
Solo por el paseo entre pinares, alcornoques y encinas en un paraje ubicado junto al Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate ya valdría la pena. Pero, además, cada pocos pasos surge ante la mirada una obra que sorprende, interpela y atrae a partes iguales.
Un enigmático banco cortado en dos, obra de Jeppe Hein, que incomoda la mirada; un puente de cerámica que no cruza ningún río ni lleva a ningún sitio, de Shen Yuan; Francisco Franco y su caballo semienterrados en la escultura Pacto de Madrid, de Fernando Sánchez Castillo; un Mercedes desvencijado cargado de bultos que reproduce los viajes de los inmigrantes norteafricanos por las carreteras europeas en Habibi. El viaje, de Pilar Albarracín.
Cada una de las piezas, diseñada específicamente para este lugar y con su propia relación con la naturaleza, la premisa fundamental con la que la coleccionista gaditana Jimena Blázquez puso en marcha este proyecto en 2002.
Fundación Montenmedio
Nacida en 1972, en una familia amante del arte, esta gaditana estudió Historia del Arte en París e Italia y trabajó en diferentes proyectos en grandes centros culturales como el museo Picasso de París y el MoMa de Nueva York.
Interesada en la rehabilitación de espacios abandonados para el arte (sobre ello realizó su doctorado en la Universidad de Cádiz), se lanzó a la transformación de 30 hectáreas de dehesa en un laboratorio artístico.
El lugar, parte una finca de 500 hectáreas que habían sido terrenos militares, incluye una serie de barracones castrenses que se han ido rehabilitando para acoger las propuestas de los artistas, pero también una biblioteca, una oficina, espacios para los artistas durante sus estancias en la fundación y un taller didáctico para las visitas escolares.
La peculiar forma semicilíndrica de estos barracones verdes, tan alejados de la imagen pulcra y blanca de la mayoría de museos y galerías convencionales –eso que se llama white cube– es una de las imágenes características de la fundación.
Entre sus paredes es posible encontrar la obra de Pilar Albarracín, Marina Abramović, Santiago Sierra, Cristina Lucas y los ladrillos dodecaedros de Olafur Eliasson.
Uno acoge por entero la obra Hamman, del artista chino Huang Yong Ping, que crea una estimulante contradicción respecto al uso original de la infraestructura pero también homenajeando a otras civilizaciones que una vez vivieron en estas tierras andaluzas y cuyas huellas aún se perciben en su cultura.
A pocos metros de la entrada de estos barracones, dos esculturas en terracota colocadas sobre las ramas de un pino que representan a dos personas sentadas en posición de aplaudir vigilan el paso. Es Secuencia ridícula de, MP y MP Rosado (cada una de las esculturas lleva una máscara que es el autorretrato de los artistas).
Un paseo a orillas del Estrecho
La naturaleza y el singular paisaje de la finca, a medio camino entre Europa y África, se utiliza para estimular a los artistas a trabajar para plasmar su visión del mundo desde el contexto geográfico, histórico, social, cultural y paisajístico de la zona.
De hecho, el requisito indispensable de las piezas que integran este museo al aire libre es que son piezas creadas expresamente para el lugar (site-specific) y en los que el arte y los artistas se han tenido que someter a las leyes y caprichos de la naturaleza.
El objetivo, explica Blázquez, “es plantear un reto a los artistas, sacarles de su contexto habitual del cubo blanco, las galerías y los museos, y enfrentarles a entablar un diálogo más potente con el entorno, en este maravilloso escenario de la dehesa, donde se da un cruce de culturas, de mares y de continentes”.
Por ejemplo, a Guinilla Bandolin, que adaptó al terreno un anfiteatro ondulado y pintado de blanco donde uno puede sentarse.
Jacobo Castellano abandonó sus piezas de pequeño formato para crear aquí una obra de 14 metros realizada con vigas de madera, Viga madre, que juega con la idea de retorno al hogar a través del tránsito de las aves migratorias que viajan de Europa a África haciendo además un homenaje al palomar de la Breña, en Barbate, el más grande del mundo.
El estadounidense James Turrell, por su parte, trabajó durante cuatro años en una suerte de pirámide que encierra en su interior la luz y el cielo. De nombre Second Wind 2005, se accede a la pieza, que está bajo el nivel de la tierra, por un túnel. En el interior de la pirámide, rodeada por una piscina de agua, una cúpula redonda característica de la arquitectura budista (stupa) permite sentarse a contemplar la luz que, aquí, no solo tiene textura, sino también sustancia y posición.
Empleando objetos procedentes de Camerún y desechos de la vida cotidiana encontradas en Cádiz, el artista Pascale Marthine Tayou firma Plansone Duty Free, una arquitectura futurista que vuelve sobre los flujos migratorios proponiendo una especie de engranaje para borrar las fronteras que separan la esperanza del desespero, la riqueza de la pobreza, la belleza de la fealdad.
Premio Colección Privada Nacional ARCO2022, la Fundación Montenmedio Contemporánea apoya a artistas no tan conocidos o en momentos de transición, así como artistas emergentes, que pueden realizar residencias en este laboratorio de arte y naturaleza.