Seis planes para una escapada exprés al sur de Portugal
Entre el Tajo y el Algarve, la región del Alentejo espera entre murallas medievales, historias de romanos, herencias moriscas, casas blancas y algunos de los pueblos más bonitos de Portugal
Al sur de Portugal, entre el río Tajo y la más conocida región del Algarve, se extiende el Alentejo. Pese a su proximidad con España y aunque cuenta con atractivos que van desde Évora -Patrimonio de la Humanidad de la Unesco- a las playas chic de Comporta, popularizadas por Madonna o George Clooney y conocidas como los ‘Hamptons de Europa’, sigue siendo todo un misterio.
Paz y silencio son los compañeros de viaje al Alentejo, una región de 27.000 km2 o, lo que es lo mismo, un tercio del territorio portugués que, sin embargo, apenas cuenta con el 5% de su población, alrededor de 500.000 personas.
Natural y rural, con profundos contrastes que van de sus ciudades fortificadas encaramadas en las colinas de Marvão y Monsaraz a los paraísos surfistas de la Costa Caparica y las playas de São Torpes, Porto Covo, Malhão y Aivados y desde los Crómlech neolíticos a los palacios renacentistas y las bellísimas iglesias manuelinas, barrocas y rococó, si de algo puede presumir esta zona es de tesoros por descubrir.
Mientras llega la época de playa, sol y olas, estos son algunos planes perfectos y asombrosos paisajes para una escapada exprés al Alentejo.
Nisa: templarios, calles empedradas y marcos amarillos
A dos horas y media de Cáceres, en el distrito de Portalegre, una pequeña villa de laberínticas calles empedradas que se arraciman en su casco antiguo, antiguamente protegido por una muralla de la que aún se conservan dos puertas: la Porta da Vila y la Porta de Montalvão.
Tanto Nisa como su castillo fueron construidas por los caballeros templarios, con el Gran Maestre, Frei Lourenço Martins, al frente.
Hoy sus casitas encaladas enmarcadas con pintura amarilla compiten por nuestra atención con su cerámica tintada de rojo, sus bordados, sus aguas termales y un queso de oveja con denominación de origen que pone el toque gastronómico a la visita.
De color amarillento, este delicioso queijo se elabora con leche de ovejas merinas que pastan en los floridos campos alentejanos, que lo dota al producto de un sabor muy particular.
Un viaje al Neolítico desde el Crómlech de los Almendros
Évora es conocida por su increíble patrimonio arquitectónico, tanto romano, con su fotogénico templo a la cabeza, como medieval y renacentista.
No todos saben, sin embargo, que en sus inmediaciones puede encontrarse uno de los monumentos megalíticos más importantes de Europa, tanto por su tamaño como por su estado de conservación: el Crómlech de los Almendros.
Los 95 menhires datados en el Neolítico que lo conforman siguen arrojando preguntas sin respuesta como su origen y su función, pero en cambio ofrecen una espectacular estampa que se transforma tras el atardecer (casi) capaz de transportarnos directamente a tiempos prehistóricos.
Romanos en São Cucufate
Hablábamos de la huella romana en Évora, pero no es ni de lejos la única que puede rastrearse en la región.
Mucho más desconocida, la villa de São Cucufate, en el municipio de Vila de Frades, ofrece un conjunto de ruinas de termas, jardines y otras edificaciones que antaño formaron parte de una villa romana del siglo IV.
Descubierta accidentalmente mientras se realizaban unas obras en esta localidad próxima a Vidigueira, destacan las inusuales construcciones de dos pisos en esta edificación, que más tarde se empleó para guarecer un convento cristiano de la Orden Militar de Santiago, finalmente abandonado en el siglo XVI. En los restos de sus dos iglesias aún puede verse hermosas pinturas murales, que contrastan con los dos robustos torreones simétricos que flanquean la villa.
Herencia morisca en Moura y Mértola
La ocupación árabe en el sur de Portugal se extendió a lo largo de casi 500 años. De aquella época se heredaron sistemas de riego y técnicas agrícolas, recetas de platos y centenares de palabras, gustos decorativos, estilos artísticos y ambientes urbanos, entre otros.
Muchos de estos elementos pueden verse aún en lugares como Mértola, posiblemente la población más árabe de Portugal.
Último puerto interior de la gran vía fluvial que era el Guadiana, Mértola llegó a ser un emporio comercial durante el periodo romano y capital de un reino musulmán en el islámico.
Su mezquita, posteriormente reconvertida en iglesia cristiana, es el único espacio religioso árabe conservado en Portugal, mientras que su Núcleo Museológico Islámico, instalado en un edificio del siglo XVIII junto a Porta da Ribeira y uno de los diez museos de esta villa, ofrece el mejor testimonio sobre la ocupación árabe del sur de Portugal.
Además, no hay que perderse el centro histórico en su totalidad ni la increíble panorámica del paisaje regado por las aguas del río desde lo alto de su blanca Torre do Relógio.
Además de Mértola, otro de los pueblos lusos más vinculados a la herencia morisca es Moura, en este caso en el Bajo Alentejo, cuyo trazado urbano de planta árabe se alza rodeado de colinas de viñas y olivares.
Entre murallas en Marvão y Serpa
Reconocido como uno de los pueblos más bonitos del Alentejo, Marvão lleva siglos protegiéndose tras las gruesas murallas de su castillo, que se conserva casi intacto.
A 850 metros sobre el nivel del mar (el punto más alto de la región), esta fortaleza está estratégicamente orientada hacia la frontera entre España y Portugal y ofrece una panorámica envidiable del Parque Natural de la Sierra de San Mamede.
Conocido como Nido de Águilas, al más puro estilo Juego de Tronos, durante la Inquisición sirvió de refugio a los sefarditas o judíos españoles.
En la actualidad es refugio de viajeros y músicos, especialmente en verano, cuando acoge el prestigioso Festival Internacional de Música Clásica.
Y aunque son muchos los castillos que podríamos mencionar aquí, como los de Estremoz, Viana do Alentejo, Sines, Beja o Monsaraz, nos quedamos en este caso con las imponentes murallas y torreones de Serpa.
Un acueducto, el castillo o la iglesia manierista de Santa María son otros de los atractivos de esta localidad, que también destaca por una gastronomía marcada por su exquisito aceite de oliva local, panes y o el queso de Serpa DOP, con el que se elaboran también las deliciosas queijadas, una especie de pasteles.
Un día entre caballos lusitanos en Coudelaria de Alter
Los amantes de la naturaleza encontrarán otro refugio mágico en la Coudelaria de Alter, una Yeguada Real dedicada a los majestuosos caballos de la raza lusitana.
Nada menos que 800 hectáreas de finca dedicados a estos caballos y donde se pueden realizar visitas, conocer sus hábitos, dar paseos a caballo y contratar lecciones de equitación.
Para que la experiencia resulte inolvidable, uno no puede perderse el momento de la yeguada, cuando los equinos salen en masa al campo, algunos de ellos por primera vez.