Las 9 mejores playas de Alicante para ponerse en ‘modo verano’
Con las temperaturas por las nubes y un puente largo a la vuelta de la esquina, recorremos Alicante en busca de sus mejores playas y calas
Lleva el nombre de Costa Blanca pero, en realidad, es de color azul. El mismo que ondea en sus 74 banderas azules que convierten a Alicante en la provincia española con más de estos galardones que reconocen la calidad de sus aguas (y que se elevan a 91 si contamos las banderas azules a sus puertos deportivos).
244 km de litoral desde el municipio de Denia en el norte hasta el de Pilar de la Horadada, al sur, hacen de la costa alicantina un paraíso de calas y playas, un destino de arena fina y cantos rodados, de dunas y saladares, de arcos en piedra y aguas transparentes ideales para practicar esnórquel que, junto a sus 300 días de sol al año y sus temperaturas templadas, hacen de la Costa Blanca una de las preferidas de la Comunidad Valenciana y d España.
Lo resumimos en las 9 playas y calas más bonitas de Alicante.
Cala de la Granadella, Jávea
Debido a su belleza y, también, a sus pequeñas dimensiones (unos 160 metros), encontrar sitio en la cala de la Granadella se ha convertido en los últimos tiempos en un reto, al menos en temporada alta.
En cualquier otro momento, esta cala de grava y aguas que van del turquesa al verde esmeralda ubicada en la zona más meridional de Jávea (Xàbia) y rodeada de una frondosa vegetación será un paraíso perfecto para el baño, para relajarse al sol o para practicar submarinismo.
Con bandera azul desde 1987, cuenta con todos los servicios de las playas urbanas, como socorrista, hamacas, sombrillas, duchas, aseos, chiringuitos y alquiler de kayaks o tablas de paddle surf. Pese a ello, mantiene un aspecto salvaje y natural que se cuenta entre sus principales atractivos.
Cala Portitxol (Jávea)
También en Jávea, en este caso situada entre el Cap Prim y el Cap Negre, nos espera otra franja litoral de enorme belleza: Cala Portixol.
Su longitud de 900 metros la hace más asequible para encontrar sitio que la cala de la Granadella, mientras que la isla del Portitxol, a unos 300 metros de la costa y de gran interés botánico y arqueológico, suma un añadido al paisaje.
Su sobrenombre, Cala Barraca, lo debe a la fila de edificaciones que se alza sobre la grava en un extremo de la playa. Encaladas y con brillantes ventanas azules, se trata de antiguas casas de pescadores que cierran la cala antes de desaparecer entre acantilados salpicados de pinos.
Dos recomendaciones en esta playa: si te gusta el submarinismo, no dejes de traerte el equipo. Y, esta para todos los viajeros, sean o no deportistas, reserva en Casa Clemence, un establecimiento de ambiente tan bohemio y relajado como la playa y excelentes vistas al mar donde disfrutar de alguno de sus pescados frescos o un buen cóctel.
Playa del Albir, l’Alfàs del Pi
Preciosa y tranquila, la Playa del Albir se enmarca nada menos que en el Parque Natural de la Sierra Helada, a unos 3 km del centro urbano de l’Alfàs del Pi.
Con unos 500 m de longitud, su límite más al sur da paso a un conjunto de calas junto a los acantilados de Sierra Helada que ofrecen increíbles fondos marinos para el buceo.
De carácter semiurbano, cuenta con el distintivo Bandera Azul y todo tipo de servicios, como las recomendables hamacas (la playa es de cantos), si puede ser en la zona llamada ‘del ancla’, al sur de la playa, que es también la mejor para el baño, sombrillas y restaurantes.
Precisamente por no ser de arena la encontraremos algo más tranquila que otras de la costa alicantina, sin renunciar a buenas terrazas y un ambiente cosmopolita, así como un regusto cinéfilo ya que en paralelo a la playa se despliega el Paseo de las Estrellas, que homenajea con un distintito a todos los galardonados en el Festival de Cine que la localidad celebra durante la primera quincena del mes de julio con proyecciones junto al mar.
El Carabassí, Elche
A los pies de la sierra de El Carabassí se extiende la playa del mismo nombre, sin duda la mejor de Elche.
De arena fina y dorada, está enmarcada por dunas y pinares de gran valor medioambiental que se salvan por un sistema de pasarelas de madera desde las que se puede contemplar –y tristemente no es tan frecuente en el litoral español- una extensa franja costera virgen.
La riqueza de su fondo marino y su cercanía a los saladares y humedales de Balsares y el Clot de Galvany aumentan su biodiversidad y también su belleza.
Al norte tiene una zona catalogada como playa libre indicada para la práctica del nudismo, aunque también es visitada por quienes llevan bañador. Lo mejor, sin embargo, es su aspecto, que sigue siendo salvaje.
También con Bandera Azul, dispone de servicio de salvamento acuático y socorrismo, duchas, lavapiés, chiringuito, alquiler de hamacas y sombrillas y baños públicos.
Cala La Fustera, Benissa
Seguimos con las playas de arena, en este caso en la localidad de Benissa, donde visitamos la Cala La Fustera, de pequeño tamaño pero franqueada por hermosos salientes rocosos y una vegetación que llega casi hasta primera línea de mar.
En el fondo marino, grandes praderas de posidonia marina son las responsables de la calidad y transparencia de sus aguas, ideales para el baño o para practicar deportes acuáticos.
Con todos los servicios para bañistas, merece la pena explorar pequeñas calas en los alrededores, así como el Camino Ecológico de Benissa, un precio camino costero que deja a su paso preciosos rincones y espectaculares vistas sobre el Mediterráneo.
Cala de Moraig, Benitatxell
Su excepcional enclave, en un paraje de acantilados y formaciones geológicas conocido como Les Morres de Benitatxell, es el principal atractivo de la Cala de Moraig.
De grava y aguas turquesas, cuenta también con cuevas submarinas accesibles para el buceo o el esnórquel lo que sin duda hace que merezca la pena la dificultad del acceso.
Una vez en la cala, avalada por la Bandera Azul, no faltan servicios turísticos necesarios para disfrutar de un día playero de diez.
Playa del Postiguet, Alicante
A pocos pasos del centro de la ciudad de Alicante, vigilada por el Castillo de Santa Bárbara y rodeada por el paseo de la Explanada, encontramos la playa del Postiguet, seguramente la más querida por los residentes.
El lugar es reconocido por las palmeras del paseo de Gómiz y las formas que dibujan las losas del suelo, tapizado de mesas de las cafeterías y bares.
De aguas tranquilas, con arenas fina y dorada, presenta varias zonas para practicar deportes y aseos públicos adaptados.
Calas del Cabo de Huertas, Alicante
A continuación de la playa de San Juan, también un arenal urbano de Alicante, encontramos cuatro calas ideales para quien prefiera disfrutar del Mediterráneo en tranquilidad, así como los que practican nudismo.
Flanqueada por un sendero ideal para caminantes, los fondos rocosos de estas playas son ideales para hacer esnórquel y buceo.
Isla de Tabarca
Cerramos este recorrido playero sobre la arena y las piedras de la isla de Tabarca, la única habitada de la Comunidad Valenciana.
A 11 millas náuticas de la costa, frente al Cabo de Santa Pola el que fuera refugio de piratas berberisco, expulsados cuando Carlos III ordenó fortificarlo y poblarlo con pescadores de Génova, el archipiélago cuenta con varios arenales, el más grande de una longitud de 1.800 metros y un ancho máximo de 400 metros.
Más atractivas que la playa de rocas son sus aguas azules y de extraordinaria transparencia, que se mantienen así gracias a que la zona está protegida como Reserva Marina y a la excelente salud de su pradera de Posidonia oceánica, lo que la hacen perfecta para realizar esnórquel.