6 paraísos para amantes del vino que además son Patrimonio Mundial por la UNESCO
De Borgoña al Piamonte pasando por el Alto Douro y la región húngara del Tojak, estos son algunos de los paisajes vitivinícolas más bellos del mundo
El 2 de diciembre de 1999 fue un día histórico para la pequeña ciudad francesa de Saint-Émilion, próxima a Burdeos en la región de Nueva Aquitania. También, y aunque no lo sabían, para todos los aficionados al enoturismo del mundo. Por primera vez se reconocía un paisaje de viñedos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Con poco más de 5.000 hectáreas de viña que comenzaron a plantar los romanos hace 2.200 años en torno a 8 municipios, Saint-Émilion era reconocida como “un ejemplo notable de un paisaje vitícola histórico que permaneció intacto”. El título recomendaba, además, una “vigilancia especial” para que este paisaje cultural excepcional fuera preservado para poder persistir en el tiempo.
Hoy los viñedos de Saint-Émilion no son los únicos que pueden presumir de este título. En Francia, Italia, Alemania, Austria, Suiza, Hungría, Turquía o Portugal (de momento ninguno en España) hay otros paisajes de viñedos que son Patrimonio de la Humanidad. Recorremos algunos de los más bellos.
Pagos de Borgoña (Francia)
De los 49 sitios franceses reconocidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, Borgoña atesora un total de ocho.
Así, junto a la Abadía cisterciense de Fontenay, la basílica y la colina de Vézelay o la obra arquitectónica de Le Corbusier figuran también, desde 2015, los Climats del viñedo de Borgoña.
Al sur de Dijon, los Climats o pagos son un conjunto de pequeñas parcelas bien delimitadas y repartidas en la denominación de Côte de Nuits y Côte de Beaune, allí donde nacen y se desarrollan algunos de los vinos tintos más afamados del planeta.
La labor de los viticultores modelando el paisaje a lo largo de los siglos junto a unas características naturales concretas (geología, exposición al sol, cepas, etc.) ha logrado sacar lo mejor de estos 1.247 pedazos de tierra que hay que visitar con calma junto a las ciudades de Beume y Dijon.
Viñas, casas y bodegas de Champagne (Francia)
También desde 2015 figura como una de las maravillas del mundo a proteger el paisaje de Viñas, casas y bodegas de Champagne en Francia donde se elaboró y desarrolló a partir del siglo XVII el método de producción de vinos espumosos más famoso del mundo.
Como bien cultura, el sitio comprende tres conjuntos distintos: los viñedos históricos de Hautvilliers, Aÿ y Mareuil-sur-Aÿ; la colina Saint-Nicaise en Reims, con sus increíbles bodegas, auténticas catedrales subterráneas del vino; y la avenida de Champagne en Épernay, festoneada de magníficas mansiones y propiedades de ilustres casas como Moët & Chandon con el Fuerte Chabrol.
Un viaje al corazón del champagne es perfecto para deleitarse con sus colinas onduladas de viñedos pero también para conocer cómo surgió y cómo evolucionó la elaboración de estos vinos, antaño en manos de bodegueros sumamente especializados que trabajan con métodos artesanales y hoy dominado por grandes compañías agroindustriales.
Región vitivinícola de Tokaj (Hungría)
Tokaj o Tokay, la región vinícola más famosa de Hungría, es el hogar del vino que tiene el honor de ser la denominación de origen más antigua del mundo pues ya en 1734 fue clasificada como ‘Premier Cru’ por un Real Decreto.
Con 5.000 hectáreas de viñedos al nordeste del país y solo cuatro variedades de uva permitidas: furmint, hárslevelü, sárgamuskotály y zéta, el hogar del Tokaj se extiende entre paisajes boscosos, colinas, ríos y valles poblados por grandes castillos en ruinas, innumerables iglesias, ermitas y balnearios de aguas termales.
Inscrito en el listado de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2002, su paisaje cultural comprende viñedos, casas de labranza, pueblos y aldeas que poseen una red ancestral de bodegas donde conocer (y probar) el famoso vino dulce Tojak, que ya enamorase a reyes y papas (Luis XIV de Francia bautizó como ‘Rey de los Vinos’ al aszú tokaj y Pío IV ya le había otorgado su bendición papal, mucho antes de que Burdeos, Borgoña u otras regiones vinícolas europeas construyeran su leyenda).
Alto Douro (Portugal)
El Valle del Douro portugués está lejos de invitar a la lógica. Desde hace dos mil años, los agricultores practican una viticultura tradicional entre escarpadas colinas y valles que impiden la aplicación de técnicas industriales como la recolección.
A esa incómoda circunstancia, deben, entre otras, el hecho de que la región productora de vinos Douro y Oporto sea, desde 2001, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Conocido en el mundo entero desde el siglo XVIII, la elaboración del vino del Alto Duero ha configurado un paisaje de extraordinaria belleza, fiel reflejo de la evolución de la región, que hoy puede visitarse por carretera (una de las más bellas del mundo), en tren, en un crucero o, incluso, en helicóptero.
Paisaje vitícola del Piamonte (Italia)
Al sur del Piamonte, entre el río Po y los Apeninos Ligures, Italia desvela uno de sus más bellos rincones: el Paisaje vitícola del Piamonte: Langhe-Roero y Monferrato.
En realidad, cinco zonas vitivinícolas con espléndidos paisajes de viñedos y entre los que sobresale un castillo, el de Cavour, que habla de un personaje emblemático no solo en la historia de Italia, sino también determinante para el fomento de la vitivinicultura en la región.
Hoy el sitio sigue siendo el escenario de aplicación de todo un conjunto de procedimientos técnicos y económicos para el cultivo de la viña y la crianza del vino, los mismos desde hace siglos (se han encontrado restos del cultivo de vides desde el siglo V a.C. y aún hay palabras en el dialecto local que muestran la huella de ese legado).
En la época del Imperio Romano, Plinio el Viejo decía ya que la región piamontesa era una de las más propicias de toda la Italia antigua para el cultivo de la viña y hoy el lugar, con unas 40.000 hectáreas de viñedos y más de 15.000 bodegas, es cuna de algunos de los grandes tintos italianos elaborados a partir de la uva nebbiolo, una variedad noble que da lugar a vinos elegantes y longevos, como los prestigiosos Barolo o Barbaresco.
Junto a la nebbiolo, completan la tríada piamontesa de uvas tintas las variedades barbera y dolcetto. También se cultivan uvas blancas, como la histórica timorasso, la cortese y la arneis.
E incluso un espumoso piamontés, el moscato d’Asti, goza de una reputación comparable con el prosecco.
Viñedos en terraza de Lavaux (Suiza)
Los viñedos en terraza de Lavaux, ubicados en la vertiente orientada al sur de la orilla septentrional del Lago Leman, se extienden a lo largo de 30 kilómetros, desde el castillo de Chillon, situado al sur de Montreux, hasta el límite este de la ciudad de Lausana, en el centro del Cantón de Vaud, en Suiza.
Las estrechas y empinadas terrazas, apuntaladas por muros de piedra, cubren la parte baja de la pendiente montañosa entre los pueblos y el lago, dando lugar a un hermoso paisaje protegido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad desde 2007.
Aunque existen indicios del cultivo de la viña en Lavaux desde tiempos del Imperio Romano, los bancales de viñedos actuales datan del siglo XI, época en que los monasterios de las órdenes benedictina y cisterciense dominaban la región.
El sitio es un gran ejemplo de la interacción entre el hombre y el medio ambiente encaminada a la optimización de los recursos que ha dado lugar a lo largo de los siglos a un vino sumamente apreciado, que siempre ha tenido una importancia considerable en la economía de la zona.