Cevisama espera reconectar empresas con compradores tras la crisis del covid y el gas
Cevisama, la mayor feria del azulejo en España, que abre sus puertas entre el 27 de febrero y el 3 de marzo en Feria Valencia, tiene elementos sólidos para celebrar una edición exitosa a nivel comercial y reputacional. La crisis energética y la ausencia de grandes marcas como Porcelanosa, Pamesa, Torrecid o Royo apuntan en dirección contraria. El resultado final irá por barrios.
Habrá empresas que encontrarán en la feria un espaldarazo a su estrategia comercial y voces que situarán el negocio fuera del recinto ferial. Feria Valencia, que en mitad de Cevisama dará un paso crítico en su proceso de refundación, se juega no sólo el éxito o no de esta edición sino su propio modelo económico. Sin Cevisama, se tambalea la Feria y de ahí la tensión que hay y el esfuerzo que se ha hecho para construir una propuesta útil para las empresas. El objetivo es relanzar la feria, tanto para catapultar al sector como para asegurar la continuidad del certamen que no se celebra desde hace tres años por el coronavirus.
Los datos fundamentales del certamen son los siguientes: Más de 500 firmas confirmadas con una superficie de exposición de 80.000 metros cuadrados. La merma es notable frente a los 120.000 metros cuadrados de superficie bruta que se anunciaron en las dos ediciones previas al coronavirus. Hay marcas de prestigio como Peronda, Roca, Baldocer, Keraben Grupo, Grupo STN, Aparici, Apavisa, Decocer… También hay ausencias muy notables como Porcelanosa y Pamesa entre las cerámicas, Esmalglass y Torrecid entre las esmalteras, o Royo Group entre los fabricantes de mueble de baño.
La última feria de Cevisama que se ha celebrado es de la de 2020, justo antes del Covid, y esto ya supone un factor de éxito garantizado (el más rotundo de todos) para la edición de Cevisama en 2023. El motivo es que tres años sin verse fabricantes con compradores y prescriptores en una feria es un plazo demasiado grande como para que el reencuentro no sea positivo. Ninguna empresa genera novedades suficientes para sorprender, por ejemplo, en las ferias de Italia, Estados Unidos y España cada año con stands completamente nuevos. Sin embargo, es muy factible que los visitantes de esta edición de Cevisama encuentren una gran cantidad de productos no expuestos previamente.
Esto ocurre por la circunstancia coyuntural del Covid y es una fortaleza indiscutible de esta edición que no se repetirá. Es lo que ocurrió en la feria Hábitat, que tiene un sector también azotado como el de la cerámica, pero que consiguió superar enormemente las expectativas que había antes de la apertura de la feria. Hubo negocio para las grandes marcas, que demostraron su satisfacción, y la fuerza del reencuentro provocó un ola en los pequeños expositores que lograron negocio por encima de sus previsiones. El objetivo es lograr esa reconexión entre compradores y fabricantes en Feria Valencia tras la crisis del covid y el gas.
El tercer factor positivo para la feria es el respaldo público que, con matices, es sólido. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha demostrado un férreo y continuo apoyo al sector cerámico, con escasa influencia en el gobierno de Pedro Sánchez, pero sí desplegando las opciones que en su mano están. No se puede decir lo mismo de Joan Ribo, alcalde de Valencia, que no figura entre los participantes previstos en la inauguración.
Entre los problemas que pueden llevar al fracaso a Cevisama, el primero es la coyuntura económica. El último dato de empleos suspendidos vía ERTE es realmente preocupante. Dentro del sector cerámico en la Comunidad Valenciana hay 13.162 personas en expedientes de suspensión de empleo aprobados el año pasado a los que hay sumar otros seis expedientes que, con fecha hasta el 15 de febrero, se han aprobado afectando a otros 285 trabajadores.
Otro factor que penaliza a Cevisama es el precio del gas. El fin de la feria sería la derivada segura en el caso de los precios de la energía acaben por destruir al sector. Y la opción de que la guerra de Ucrania y la subida del gas enterrara al sector formaba parte del argumentario de Ascer hace cuatro meses.
El horizonte del gas no es tan apocalíptico como entonces pero el discurso de Vicente Nomdedeu, presidente de Ascer, por ejemplo, en la última reunión con el Propeller Club en Valencia el pasado 16 de febrero sí que fue igualmente negativo. La idea de que sin ayudas públicas se desintegrará el sector sigue vivo.
Después del verano, los apocalípticos de Cevisama aseguraban que un sector con los hornos parados no se podía presentar en el mercado para vender. Los datos de suspensión de empleo son peores que entonces pero falta por ver qué intensidad usa Ascer el martes cuando hable de las medidas de apoyo energético que demandan.
Una cosa es ir a Cersaie (Italia) a decir que su competencia italiana ha empezado a recibir unas ayudas autorizadas por Europa y que los españoles aún no las tienen y otra es recibir a los compradores extranjeros en tu feria en España diciéndoles que otros países son más productivos que tú como ya les avisastes. La encrucijada es complicada. Un discurso centrado en que la cerámica española tiene problemas de costes no traslada que tu precio es el mejor y una renuncia al discurso reivindicativo sepulta las opciones de subvenciones en un año electoral.
El martes 28 de febrero, Ascer ha convocado su rueda de prensa internacional donde fijará postura. Pero no será el último en hablar. El 1 de marzo, Pamesa ha convocado a la prensa para presentar tres diseños cerámicos. La compañía de Fernando Roig anunció en marzo del año pasado que a partir del 1 de abril de 2022 aplicaría la “tasa energética”. A finales de septiembre de 2022, en medio de la feria Cersaie, anunció que dejaba de aplicarla. Como Pamesa es el cuarto productor de cerámica a nivel mundial, su decisión provocó un efecto dominó.
Además del futuro de Cevisama como certamen, durante la semana que viene se van a ver muchas cosas sobre el devenir de una industria que es crítica en la Comunidad Valenciana tanto a nivel de empleo como de exportaciones, es decir, de balanza comercial. La propuesta de una parte del sector fuera de Cevisama será intensa y, aunque su peso será pequeño, también se pondrá el foco en qué hace la competencia, especialmente, la que proviene de India, que lleva varias semanas contactando por whatsapp con fabricantes españoles para convertirlos en distribuidores de sus mercancías.