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Junts, ERC y la técnica del “mataleón” 

Los accidentes, las catástrofes, las tragedias suelen ocurrir porque generalmente coinciden dos, tres o más circunstancias inesperadas que el azar se encarga de situar simultáneamente en el tiempo y en el espacio, dejándonos la mayor parte de las veces sin capacidad de reacción. No encontramos explicación a lo sucedido y esto nos deja mudos, atónitos. Sin opción de dirigir nuestra ira contra nadie porque a nadie se le puede reclamar nada.

Ocurrió hace unos días, cuando en la calle Almagro de Madrid la fuerte tormenta arrancó de cuajo un árbol de grandes dimensiones que aplastó a una joven que en ese momento pasaba por allí con sus padres. Si el viento no hubiera sido tan fuerte ni el árbol tan grande… Si esa joven y sus padres hubieran pasado unos minutos antes o unos más tarde. Si… 

Imprevistos de la política española

Desde hace meses la política española vive inmersa en una sucesión de imprevistos, de inesperadas circunstancias, que están marcando y llevando al conjunto de la sociedad por un camino nada halagüeño, algo semejante a un rumbo de colisión contra algo que no vemos pero intuimos. Esto ocurre desde el pasado 23-J, cuando los resultados electorales dieron como vencedor al PP, pero sin los escaños suficientes como para formar Gobierno. Fue el primer imprevisto, ya que la mayor parte de las encuestas le otorgaban la mayoría para gobernar, en mayor o menor medida, con Vox.  

La segunda sorpresa no fue la derrota del PSOE, que se esperaba, ni la caída de Sumar (Podemos), igualmente anunciada; el imprevisto era que todos los derrotados podían conceder la mayoría a Pedro Sánchez, siempre que cada uno de ellos encontrara razones para hacerlo. El tercer y más sorprendente capricho del azar ha sido comprobar que para esta operación aritmética resulta imprescindible nada menos que la incorporación de un fugado de la justicia española como Carles Puigdemont, acusado también ahora de terrorismo.   

Pedro Sánchez y Carles Puigdemont
Pedro Sánchez y Carles Puigdemont

A estas casualidades del destino hay que añadir la no menos azarosa coincidencia de que tan retorcidos resultados electorales se produzcan con un líder socialista acostumbrado a tener una tangencial relación con la verdad. Capaz de decir una cosa y la contraria las veces que haga falta, su credibilidad carece de valor. Solo su firme determinación de gobernar a toda costa y dejar fuera de cualquier opción al PP, al precio que sea, le confiere entre los suyos y sus socios la garantía de permanencia en el poder, aun perdiendo en las urnas. Y no es poca cosa. 

Se mire por donde se mire, si ahora estamos así es porque se ha dado un cúmulo de desgraciadas circunstancias que han llevado a su vez a que alguien como Pedro Sánchez se ponga voluntariamente a los pies de un insaciable independentismo. Puigdemont y los suyos, en su afán por humillar y poner patas arriba el orden constitucional español, están gestando una ciclogénesis explosiva que amenaza con tirar no un árbol, sino un bosque entero. Y muchos españoles quieren evitarlo antes de que sea demasiado tarde. Antes de que les caiga encima todo lo que el independentismo quiere arrancar de cuajo. Porque hay desgracias que no se pueden evitar, pero otras se ven venir. 

Quieren hacerle un “mataleón” al resto del país: mientras ERC sujeta a la víctima por el cuello, Junts le vacía los bolsillos

Se equivocan los líderes socialistas y sus voceros si creen que las protestas frente a sus sedes tratan de impedir un Gobierno del PSOE junto con Sumar. La alternancia política entre la derecha y la izquierda se ha llevado a cabo en la historia reciente de nuestro país con más o menos normalidad. Incluso en los trágicos momentos del 11-M. A nadie le gusta que le monten una protesta en la puerta de su casa. Ni contra la amnistía ni contra lo que sucede en Gaza. Porque hay que recordar que estos días en el País Vasco están siendo atacadas sedes socialistas por grupos de apoyo a Palestina, vinculados con la izquierda abertzale, que acusan al PSOE de colaborar con Israel. Pero estos ataques no parecen preocupar mucho ni a Patxi López ni a Ander Gil. Debe ser la costumbre. 

Las protestas contra la amnistía no dejan de ser la reacción de media España contra una casta de privilegiados del independentismo catalán, insolidario y corrupto, que exige impunidad para seguir delinquiendo. Quieren hacerle un “mataleón” al resto del país: mientras ERC sujeta a la víctima por el cuello, Junts le vacía los bolsillos. Nada bueno puede salir de un pacto con ellos. Te desplumarán y te dejarán maltrecho. Y cuando creas que te has zafado correrás extenuado huyendo hacia la otra esquina, pero al doblarla verás que allí te espera el PNV.  

Y a ver cómo le dices que lo único que puedes darle es lo que llevas puesto. 

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