Rodríguez Cebrián, Sandra Ortega, Fernández Somoza… ¿Qué fue de los 600 millones que movían los ricos gallegos con sus sicavs?
Las sicavs (sociedades de inversión de capital variable), a través de las que las grandes fortunas del país acostumbraban a gestionar parte de su patrimonio, están de capa caída desde hace algo más de año. Su número se desplomó a partir de 2022, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez puso en marcha la Ley de Medidas Prevención y Lucha contra el Fraude Fiscal que, entre otras medidas, pretendía garantizar que todos los accionistas de estos vehículos (normativamente cien como mínimo) tenían al menos una aportación de 2.500 euros. Así se ponía coto a los mariachis, como se denomina en el argot financiero a los hombres de paja que acompañaban en estas sociedades a grandes inversores, que normalmente acaparaban más de 99% del capital social.
La normativa estatal estableció que si la sicav no era capaz de cumplir el requisito de los 2.500 euros de inversión por accionista tenía dos opciones: o darse de baja o bien pasar de tributar del 1% al 25% en el impuesto de sociedades. Esto provocó una estampida de las grandes fortunas. En Galicia, las sicavs de los grandes patrimonios gallegos movían, antes de la gran ola de cierres, unos 600 millones de euros en estos vehículos, 800 si se sumaba a Breixo Inversiones, antigua sicavs en manos de Sandra Ortega que en 2009 fue transformada en una sociedad de inversión libre.
Pero, ¿qué ocurrió con estas sociedades y cuáles fueron los resultados que arrojaron en su último ejercicio? La mayoría de los propietarios de una sicav obtaron o bien por su liquidación o por su transformación en una SL. En Galicia, no obstante, existe el caso de un empresario que optó por recular. Se trata de José Luis Fernández Somoza, expropietario de Transportes Azkar y gran inversor y promotor inmobiliario de la comunidad a través de Inversiones Subel y Carteson.
Fernández Somoza
La familia del veterano ejecutivo lucense cuenta con dos sicavs, Guntín y Currelos de Inversiones. Entre ambas, mueven un patrimonio de más de 200 millones de euros. En febrero del pasado año, Santander Private Banking, la gestora de ambas sociedades anunció su renuncia a seguir funcionando como sociedad de inversión colectiva e indicó que, en cumplimiento de la nueva normativa, hasta su baja, procedería a aplicar el tipo impositivo del 25%.
No obstante, el pasado octubre, la gestora anunció la marcha atrás con la decisión de no presentar ante las juntas generales de accionistas de ambas sociedades su disolución. “Dicha decisión no afecta al tipo impositivo del impuesto de sociedades, que se mantiene para el ejercicio 2023 y siguientes en el 25% en tanto la situación no varíe”, aclaró.
Con un tipo impositivo u otro, ambas sociedades acumularon millonarias pérdidas el pasado ejercicio 2022. Fue la tónica general en estos vehículos debido a la crisis financiera desatada por la inflación, la guerra en Ucrania y la crisis energética, que obligó a los bancos centrales de todo el mundo a subir los tipos de interés, acabando con una suerte de década dorada para los inversores. Guntín pasó de ganar 16,8 millones de euros en 2021 a perder 13,6 millones en 2022. En el caso de Currelos, de una ganancia neta de 6,69 millones de euros, el pasado ejercicio se anotó unos números rojos de 6,61 millones.
Sandra Ortega
Sandra Ortega fue de las grandes millonarias gallegas que más temprano optó por bajar la persiana de sus sicavs, que durante años habían sido una fuente estable de beneficios millonarios. Gestionadas como sociedades de inversión colectiva por JP Morgan, en 2022 fueron transformadas en sociedades de responsabilidad limitada. Su sede social, con el cambio, se trasladó de Madrid a A Coruña, en concreto a la plaza de María Pita, donde se encuentra la base de operaciones del holding inversor de la heredera de Rosalía Mera, Rosp Corunna.
Según la documentación consultada por Economía Digital Galicia, Soandres cerró el ejercicio pasado con un patrimonio neto de 236,9 millones de euros. También su suerte cambió en 2022, cuando se anotó unos números rojos de 18,3 millones de euros frente al beneficio neto de 15 millones de euros en 2021.
Breixo, por su parte, finalizó el año con un patrimonio neto de 222 millones de euros. Esta antigua sociedad de inversión libre consiguió esquivar las pérdidas, aunque su beneficio se derrumbó. En concretó de unas ganancias de 17,2 millones de euros, pasó a un resultado neto de 4,7 millones de euros.
Dolores Ortega y Rodríguez Cebrián
También el matrimonio de empresarios coruñeses formado por Dolores Ortega, sobrina de Amancio Ortega, y Juan Carlos Rodríguez Cebrián, que llegó a ser director general de Inditex, optó el pasado año por cerrar sus dos sicavs en activo: Sillero y Viveiro de inversiones, que movían un patrimonio cercano a los 40 millones de euros. Transformadas el pasado ejercicio en sociedades de responsabilidad limitada recientemente cambiaron su domicilio: de la calle Juan Ignacio Luca de Tena 11, en Madrid, edificio del Banco Santander, su gestora, al número 9 del Cantón Pequeño, en A Coruña, sede del holding inversor de la pareja, Marlolan.
Según la última memoria anual de esta sociedad de inversión, Vivero de Inversiones se anotó unos números rojos de 3,5 millones de euros mientras que Sillero se quedó en 3,2 millones en negativo. En 2021 ambas sociedades se anotaron unos beneficios de 1,8 millones de euros cada una. Además, tras dejar de ser una sicav, Sillero llevó a cabo una reducción de capital por valor de 7,3 millones de euros, quedando el resultante suscrito en 820.000 euros.
También hubo sicavs que no se transformaron, sino que fueron directamente liquidadas, como es el caso de Jogami de Inversiones, de la familia de Josefa Ortega Gaona, hermana de Amancio Ortega, o Tietar de Inversiones, de los dueños de la siderúrgica Megasa.