Nueva vida para las sicavs de Dolores Ortega y Rodríguez Cebrián, que aterrizan en A Coruña
¿Nueva vida para las antiguas sicavs de Dolores Ortega, sobrina del fundador de Inditex, y Juan Carlos Rodríguez Cebrián? El matrimonio de empresarios contaba a inicios del pasado año con dos sociedades de inversión de capital variable, Silleiro y Vivero de Inversiones, que movían un patrimonio cercano a los 40 millones de euros. En marzo anunciaron su fin como vehículos de inversión colectiva, comunicando la intención de darlas de baja en los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
El anuncio no fue excepcional, ya que la mayoría de los grandes patrimonios del país con sociedades de esta naturaleza tomaron el mismo camino. La causa está en la entrada en vigor de la Ley de Medidas de Prevención y Lucha contra el Fraude Fiscal puestas en marcha por el Gobierno de Pedro Sánchez, norma que pretendía garantizar que todos los accionistas de estas sociedades, al menos cien, poseían una participación mínima de 2.500 euros. De esta forma se ponía cerco a la figura de los mariachis, nombre que reciben en el argot financiero los socios de las sicavs sin representación real. Y es que la mayoría de estos vehículos, a pesar de ser de naturaleza colectiva, contaban con un accionista que retenía más del 99% del capital.
La normativa es clara: o las sicavs cumplían con el nuevo requisito o no podían continuar tributando a un tipo del 1% en el impuesto de sociedades.
De Madrid a A Coruña
Ante la entrada en vigor de la normativa, en marzo del pasado año, las gestoras de Silleiro y Viveiro de Inversiones anunciaron su intención de poner fin a su trayectoria como sicavs para pasar a convertirse en sociedades de responsabilidad limitada. Lo mismo, sin ir más lejos, que había hecho Sandra Ortega con Soandres de Activos y Breixo, sociedades que movían antes de su transformación un patrimonio conjunto de más de 470 millones de euros.
No obstante, al menos de momento y en el caso de las sociedades bajo el control de Dolores Ortega y Juan Carlos Rodríguez Cebrián este movimiento parece no significar el fin de las mismas. Esta semana, el Registro Mercantil recogía el cambio de domicilio social de Vivero de Inversiones, que de la calle Juan Ignacio Luca de Tena 11, en Madrid, edificio del Banco Santander, su gestora, pasaba a tener su sede en el número 9 del Cantón Pequeño, en A Coruña. Esta no es otra que la dirección de Marlolan, sociedad inversora del matrimonio y de la que penden la mayoría de sus negocios. De hecho, según la última memoria anual de la sociedad, a finales del pasado año esta poseía una participación directa de un 99,99% en Vivero de Inversiones y de un 67,06% en Sillero.
Según los datos del Registro Mercantil, el cambio de domicilio de Vivero se hizo efectivo el pasado 20 de septiembre. Antes, en julio, la sociedad también varió su objeto social. De una sicav gestionada por Santander Private Banking pasó a ser una SL con Marlolan como socio único dedicada a la “adquisición, compra, suscripción, tenencia, administración y gestión de toda clase de acciones, participaciones sociales, valores mobiliarios, títulos valores y participaciones en fondos propios de entidades”. Es decir, al fin y al cabo, se mantiene como una sociedad inversora.
Reducción de capital tras las pérdidas
La otra sicav en manos de Marlolan, Sillero de Inversión, realizó el mismo camino meses antes. En su caso, con una particularidad: en enero de este año, al margen de activar el cambio de objeto social tras dejar de ser una sociedad de inversión de capital variable también llevó a cabo una reducción de capital por valor de 7,3 millones de euros, quedando el resultante suscrito en cerca de 820.000 euros.
Aunque ambas sociedades acostumbraban a ser grandes motores de beneficios de Marlolan, en su último ejercicio como sicavs arrojaron cuantiosas pérdidas. Según la última memoria anual de esta sociedad de inversión, Vivero de Inversiones se anotó unos números rojos de 3,5 millones de euros mientras que Sillero se quedó en 3,2 millones en negativo. En 2021 ambas sociedades se anotaron unos beneficios de 1,8 millones de euros cada una.