Resanchismo
Aires nuevos en la política patria. El nerviosismo campa desbocado por sus fueros a poco más de dos meses antes de las elecciones municipales y pareciera que nos estamos poniendo todos un poco intranquilos. Sería el momento del sosiego… o no.
Varias últimas apariciones parecen destemplar el ambiente. Una vez más, los adversarios se convierten en enemigos y se trata, finalmente, de vencerlos, como sea. El antiguo consenso, ese mal hábito generado en la transición, debe ser superado. ¡A las barricadas! Que ya está bien de tanta compostura. El pasado nos debe algo, el presente nos pertenece y ya no te digo el futuro. Sobre todo, porque, no sabemos muy bien el porqué, pero el futuro va a tener que ser como yo quiera. Soy libre, por lo tanto, con derecho a reivindicar lo propio, pero también a denostar lo ajeno. Pues ¡y tu más!, que eso de denostar no me suena nada bien.
Como en el cole, hay que abolir los deberes
Anida en las supuestas ideologías del siglo XXI, derecha e izquierda, un mismo síndrome, el revanchismo. A la derecha más radicalizada le da por reivindicar que el bando nacional hubiese ganado la guerra. En realidad, ya don Pelayo, cuando Tamames,… La supuesta izquierda, dizque moderada, considera el feminismo una propiedad privada, y la radical, recalcitrante en el yerro, presenta diez propuesta a sus compañeros de banquillo para reformar una ley de su autoría. ¿Diez propuestas? Entonces es que la ley no estaba muy bien hecha, ¿no?
Pero, en la izquierda, el revanchismo tiene matices propios, personificados, derivando en resanchismo. Consiste en considerar que la historia les debe algo y que, si no lo consiguen por una nunca explicada superioridad moral, pues se está legitimado para reclamarlo, entendiendo que el medio para lograrlo sea lo de menos. Unos nuevos últimos anuncios así lo ponen de manifiesto.
Con lo aprendido en el colegio, basta
El Ministerio de Igualdad, contradictoriamente siempre combatiendo por la diversidad, en qué quedamos, acaba de emitir otro de sus educativos videos donde se invita a que “ahora que ya nos veis, hablemos”. Curiosamente, nos sugiere hablar de la intimidad sexual y “verse”, algo que suele “hacerse” en privado, por eso es intimidad y que afecta a un elevado porcentaje de la población. Echemos cuentas: mujeres por encima de los 60 años en España hay más de 5.000.000; el número de mujeres con sobrepeso es de un 15,5% de la población, unas 7.350.100; mujeres con discapacidad son unas 2.250.000; y, por supuesto, que tengan la regla pues serán 16.400.000, es decir, que sumadas y descontando las que coincidan en más de una categoría (apliquemos un coeficiente reductor del 25%, que ya te vale), pues que tendremos que hablar de la intimidad sexual de, más o menos, unas 23.249.975 mujeres. Muchas me parecen, porque, ¿dónde las metemos para poder hablar?, ¿con que medio conversamos con ellas sobre ellas?, eso sí, en el caso de que estén dispuestas, por lo de la intimidad y eso; y la pregunta más importante, ¿son todas votantes de Unidas Podemos? En fin…
En la izquierda, el revanchismo tiene matices propios, personificados, derivando en resanchismo
El Partido Animalista PACMA nos ilustra con un cartel revelador de su ideario. Muestra el rostro de una mujer al lado del de una vaca, reivindicando un “feminismo sin distinción de especies”. El título del cartel es “Ni Oprimidas ni Opresoras”, sin la pertinente coma, para que se entienda bien la idea. Se supone entonces que la oprimida es, también, la opresora. Por lo tanto, es un cartel SÓLO para mujeres (¡y el acento, con la polémica que está suscitando en la Real Academia de la Lengua!). No queremos meternos en la redacción, esperando que la polémica sobre la tilde libere lo antes posible a la Academia de estos sus tan hondos menesteres, pero, la verdad, el cartel ganaría en comprensión si supiéramos quién oprime a quién, que especie es opresora y cuál es la oprimida y por quién. Por otro lado, y sin querer ponernos muy picajosos, las vacas no son una especie salvaje, denominándose subespecie por su carácter doméstico. No es el caso de las mujeres, ni subespecie ni domesticadas, que pertenecen, eso sí, con todos sus derechos, no vaya a ser…, a la especie Homo Sapiens Sapiens. ¡Uy como se entere la ministra! Acabará solicitando a la Real Academia de la Lengua que la especie se denomine Feminae/Homo/Alius Sapiens Sapiens. No le desvelemos que Homo, en latín, es un genérico aplicado a lo humano.
Fuera del colegio, lo que hay que hacer, es… leer
Ambas propuestas, por llamarlas de alguna manera, carecen de consistencia debido a que son meras ideicas sin fundamento. A este paso, no vamos a necesitar hacer distingos entre las ideas, al modo platónico, para su tratamiento, diferenciando más fácilmente entre tontás, ideicas, ocurrencias y directrices de partido.
Post Data de última hora: resuelto por parte de la Real Academia Española de Lengua el problema de la tilde en el vocablo solo; consiste en algo muy sesudo y que ha precisado muchas horas de estudio y dedicación: “haga usted lo que se le antoje”. Poco limpia, nada fija y de esplendor, pues poquito, poquito.