Yolanda Díaz acumula un año de retraso en la reforma clave del SEPE

La vicepresidenta se comprometió a convertir el SEPE en la Agencia Española del Empleo en seis meses tras su salida del Consejo de Ministros

La diputada de JxCAT Míriam Nogueras, pasa ante la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. EFE/ Juan Carlos Hidalgo

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La Ley de Empleo de la vicepresidenta Yolanda Díaz salió del Consejo de Ministros en junio de 2022. En la rueda de prensa después de aquella reunión del Gobierno la también ministra de Trabajo hizo una promesa: la reforma del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) para convertirlo en la llamada Agencia Española de Empleo se produciría en seis meses.

Más de un año después de que la norma saliera del Gobierno al Congreso, la promesa no se ha cumplido. El trámite parlamentario se demoró y la norma recibió el visto bueno de las Cortes en febrero, para entrar en vigor el 1 de marzo. Nueve meses después de que recibiera la luz verde definitiva por los ministros. Seis meses después, tampoco se ha puesto en marcha la nueva Agencia que aspira a mejorar los servicios de búsqueda de empleo.

La transformación, han explicado fuentes del departamento que dirige la vicepresidenta Díaz, quedó paralizada por el adelanto electoral, lo que impidió la aprobación del real decreto que habría convertido el Organismo Autónomo del SEPE en un Agencia centralizada de los servicios de búsqueda de empleo. Con todo, desde el 1 de marzo de entrada en vigor de la ley hasta el 23 de julio el Gobierno de Pedro Sánchez estaba en plenas facultades y no entró en interinidad hasta el 24 de julio.

El real decreto no llegó al Consejo

De hecho, la norma no habría entrado todavía en el circuito del Consejo de Ministros, a pesar de lo avanzado en su redacción. Esto es, no habría pasado por el ‘consejillo’ -la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios que dirige el ministro de Presidencia, Félix Bolaños- ni mucho menos se habría debatido en la reunión del Ejecutivo, más allá de las discusiones de la Ley de Empleo.

La reforma del SEPE es clave para remozar los servicios de empleo, aunque no será una panacea porque gran parte de las políticas de estado están transferidas a las comunidades autónomas y este organismo centraliza los servicios que dispensan las regiones. Sin embargo, el objetivo de su reconversión es mejorar el servicio público que ofrece, aumentando también su financiación y personal. «Los servicios de empleo adolecen de falta de una falta de inversión que permitiría personalizar itinerarios, el acompañamiento, formación… El SEPE es el que tiene que tener la estructura que los potencie, articule y coordine», detalla Raúl Olmos, de la Secretaría de Acción Sindical de CCOO, en conversación con Economía Digital.

Las críticas contra los servicios de empleo arrecian tanto por parte de los sindicatos como de las patronales. Como publicó Economía Digital, el SEPE gestiona apenas el 3% de las colocaciones de los demandantes de empleo, una cifra irrisoria en un mercado de trabajo de 21 millones de afiliados y 2,8 millones de parados.

Una reforma clave para mejorar la atención

La nueva Ley de Empleo, además de la reforma del SEPE, incluye un cambio en la forma de asistir a los demandantes de empleo, que recibirán itinerarios personalizados, para evitar que las oficinas de empleo sean simples registros para recibir una prestación. Asimismo, las empresas estarán obligadas a comunicar sus vacantes, lo que favorecerá la transparencia para que los parados encuentren trabajo.

La patronal Cepyme criticaba esta semana el papel del servicio público a la hora de paliar la falta de trabajadores en las pymes. «El SEPE no contribuye todo lo que podría a aliviar esta situación del mercado laboral, pues sus resultados a la hora de intermediar en la colocación no son lo exitosos que sería deseable: apenas logra colocar a menos del 5% de inscritos como demandantes de empleo», denuncia la patronal de la pequeña y mediana empresa.

Los sindicatos también han sido contundentes, llegando a asegurar que su papel es deficiente. En su caso, la respuesta pasa por aumentar la financiación. «Necesitamos que las personas desempleadas no sean un número, sino hombres y mujeres, con cara y ojos, que se les atienda y se les haga un currículo, que se les pueda formar y se les haga un camino de inserción», insistió hace unas semanas el líder de la UGT, Pepe Álvarez. «Cuando ha habido experiencias de inversión, los resultados se han visto. Pero que no sean flores de un día, sino que se mantengan como políticas potentes», incide Olmos, de CCOO.

Detrás de los fallos de diseño de las políticas activas de empleo (PAE) puede estar, apunta un reciente artículo de Funcas, el hecho de que se descentralizaran para tratar de hacerlas más efectivas. «El reparto competencial puede estar detrás de que ni la activación ni la modernización de los sistemas públicos de empleo (SPE) haya sido satisfactoria. Con independencia de que la escasez de mano de obra y las vacantes sean cuestiones complejas, su reciente protagonismo hace que la coordinación de las políticas activas y pasivas de empleo y, muy especialmente, la reforma y modernización de los SPE y de las PAE, sean asignaturas pendientes que no pueden continuar posponiéndose», advierte el documento.

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