La preocupación sobre los contratos eléctricos a largo plazo (PPA) crece: poca transparencia y cláusulas excesivas

La crisis energética que ha vivido Europa durante los dos últimos años ha impulsado la firma de contratos a largo plazo, una situación que tiene un reverso poco positivo para el consumidor final

PPA

Torre de distribución. Foto: Envato

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Los contratos eléctricos a largo plazo (PPA por sus siglas en inglés) se han puesto de moda en los últimos años. Mejor dicho, han tenido mayor notoriedad -puesto que su uso ya tiene tiempo-. El objetivo era dar mayor certidumbre económica tanto al productor como el consumidor. Sin embargo, la cadena de confianza se empieza a romper. 

El PPA es un ‘win-win’ para las dos partes que lo firman. El productor de energía o la empresa eléctrica que lo ofrecen se garantizan -como mínimo- unos 10 años de ingresos recurrentes. Para los llamados ‘offtakers’, los consumidores o comercializadoras que recibirán la energía contratada, un PPA les permite asegurarse un suministro de energía para varios años a un precio acordado. Además, mitigan también su exposición a la volatilidad de los mercados. 

Pero todo esto ha empezado a caer como un castillo de naipes, según explican diversas fuentes del sector a ECONOMÍA DIGITAL. Uno de los grandes problemas en estos momentos sería la falta de transparencia. Los contratos a largo plazo se firman con importantes cláusulas de privacidad que no permiten conocer los precios pagados

Esta situación es positiva para el que vende energía, puesto que se asegura una fuerza negociadora frente a otros clientes. Sin embargo, para los potenciales compradores representa un problema puesto que hay tantas variables que inciden en el precio que deja sin apenas referencias comparativas

Los PPA se basan, en cierto modo, en los precios del mercado de futuros. Pero hay otras muchas variables. Esto genera una opacidad muy importante en los contratos que se firman. Dicha falta de transparencia se deja ver en todos los ámbitos del sector. Hace unos días, en un encuentro con la prensa, el director general de la patronal solar Unef, José Donoso, no sabía especificar a qué precios se estaban cerrando actualmente los contratos a largo plazo. El motivo era esa opacidad de las empresas. 

PPA grabados en sangre 

Otro de los problemas que manifiestan las fuentes consultas tiene que ver con las cláusulas de salida de estos contratos a largo plazo. Un PPA, por norma general, se firma de 10 años en adelante. Esto supone un pacto entre el que vende y el que compra. Y parece lógico que existan acuerdos para no romper todo a mitad de camino si el contexto cambia. 

Pero ese es el problema. El contexto económico ha demostrado estos dos últimos años que, de un mes a otro, todo puede cambiar. Es cierto que los PPA surgen para cubrir la volatilidad de precios. Sin embargo, firmar en estos momentos a 70 €/MWh, cuando hay expectativas que hunden los precios por debajo de los 20 €/MWh en la próxima década, genera un problema. 

Es decir, ahora esos 70 €/MWh parecen una buena idea. Sobre todo, en un mercado como el español donde los 100 €/MWh se han convertido en la tónica habitual. Sin embargo, muchos expertos del sector asumen que a partir de 2025/26, cuando se conecten todas las renovables que ahora mismo hay con permisos aprobados, habrá una caída generalizada de precios. 

Lo que no arregla Europa 

En medio de esta situación surge la reforma del mercado europeo. Sobre lo que se ha discutido hasta ahora, lo que ha quedado más claro es el impulso por los PPA y los contratos por diferencia (CFD). 

Pero fuentes del sector explican a ECONOMÍA DIGITAL que al querer suprimir o minimizar el impacto de los mercados intradiarios de electricidad se pierde la transparencia que se ha vivido hasta ahora donde se conocía lo que pagaba cada uno.  

Sin embargo, con el auge de los contratos PPA no se conocen las condiciones, y eso ofrece, sobre todo, a las grandes compañías eléctricas mayor libertad de movimiento para realizar estos contratos como quieran. De esta forma, los ‘offtakers’ quedan en manos del vendedor.

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