El comercio electrónico dispara ventas en 15.000 M€ con las tiendas de barrio presas de mayor regulación y fiscalidad
La venta por internet se ha convertido en una realidad, una situación que aprovechan principalmente las grandes empresas ante las trabas que tienen los establecimientos de menor tamaño en todos los aspectos
Todo el mundo puede vender por internet. Se trata de una democratización del comercio a todos los niveles. Sin embargo, todavía existe una enorme diferencia entre las empresas que pueden desarrollar estrategias digitales -o que son nativos-, y los pequeños comercios que basan gran parte de su negocio en el formato físico. Además, existen otros problemas que fomentan esas diferencias.
Las cifras no dejan lugar para la interpretación. Según datos que ha publicado la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), en el primer trimestre de 2023 se alcanzó un volumen de negocio de 19.175 M€ en el conjunto de la economía. Haciendo una media móvil del último ejercicio, la suma asciende a 75.948 M€.
Si se analiza con respecto a ese mismo periodo, un año antes, del Q2 de 2021 al Q1 de 2022, las ventas fueron de 60.900 M€. Esto supone un aumento de 15.048 M€ de facturación a través del comercio electrónico en solo un año.
Asimismo, los datos publicados por el regulador de los mercados, en el auge de la pandemia de covid, en 2020, se alcanzaron cifras de ventas que no llegaban a los 15.000 M€ al trimestre. Ahora mismo, de media en el último año, se ha vendido casi 4.000 M€ más al trimestre. Por tanto, lo que fue en su momento un ‘boom’ por unas condiciones determinadas, se ha convertido en algo natural.
Esto, lógicamente, tiene un bando perdedor: el comercio tradicional. Las denominadas tiendas de barrio, que también se han sumado a la tendencia de vender por internet, todavía no pueden competir de ninguna manera, ni en escala ni promoción, con las grandes compañías. Y la pelea no será sencilla.
Una lucha desigual
Según explican desde la Confederación Española de Comercio (CEC), existe la necesidad de acometer una profunda revisión de aquellas normas vigentes o previstas que representen un incremento adicional de costes de las empresas.
Ésta sería una de las claves adicionales en la lucha desigual que ahora mismo mantiene el comercio minorista físico con la venta a través de internet. Desde esta organización insisten en que debe promoverse una regulación normativa que elimine obstáculos injustificados a la actividad económica y favorezca el crecimiento económico; responda a razones de interés general y resulte necesaria y proporcionada a los objetivos que pretendan conseguirse.
Ante este escenario, la simplificación administrativa es esencial para la competencia frente al comercio online que, en muchas ocasiones, puede bordar ciertas cuestiones legales debido a su ubicación geográfica.
Por ello, desde CEC quien que «se apueste por las declaraciones responsables frente a las licencias y dote a las empresas de un marco de flexibilidad imprescindible para cumplir los objetivos y ajustarse a las nuevas condiciones del entorno económico en el que nos encontramos».
Junto a la situación administrativa, el otro gran ‘caballo de batalla’ de los pequeños comercios tiene que ver con los impuestos. De esta manera, los pequeños comercios nos e cansan de reivindicar la necesidad de establecer mismas reglas de juego para todos los operadores económicos con independencia de si desarrollan su actividad en establecimientos comerciales físicos o a través de plataformas de comercio electrónico.