Ruta del queso Idiazábal: el viaje más sabroso al País Vasco

Circular y de más de 95 km, el GR283 podría ser un sendero más de Guipúzcoa. Pero un trazado que nos acerca a la cuna del famoso queso Idiazábal lo convierte en objeto de deseo para caminantes y gourmets

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No es la única propuesta que aúna senderismo y gastronomía en Euskadi donde, de hecho, son expertos en esta combinación imbatible, con ejemplos como la Ruta del Vino y el Pescado o la Ruta de la Sidra. En este caso el protagonista es su queso más famoso, el Idiazábal, y el destino los valles guipuzcoanos donde este delicioso producto desarrolla su ciclo productivo: de los parques naturales donde pastan las ovejas a las queserías donde se elabora el queso y los mercados donde se vende.

En el recorrido, que técnicamente lleva el nombre de un sendero de gran recorrido, el GR283, la Ruta del Queso Idiazábal atraviesa los paisajes de Aralar y Aizkorri-Aratz donde viven las ovejas de raza latxa con cuya leche se elabora este manjar adorado por los cheeselovers y, por supuesto, el pueblo del que toma el nombre, Idiazábal.

Mercado de Ordizia, Guipúzcoa.
Mercado de Ordizia. Foto: Basquetour.

Cómo hacer la ruta del queso Idiazábal

De tipo circular y un total de 95,7 km de extensión, está pensado para realizarlo en seis etapas, una por día, de 12 km la más corta y de 23 km la más larga, de dificultad media y apta para casi cualquier tipo de persona ya que no requiere equipo de alta montaña o escalada (aunque sí contar con una buena forma física, ya que se afronta un desnivel acumulado de 9.777 metros).

Con salida y destino en Ordizia, la ruta, bien señalizada con un indicativo de franjas blanca y roja, atraviesa las comarcas del Goierri, Alto Urola y Alto Deba y los parques naturales de Aralar y Aizkorri-Aratz, y cuenta en su trazado con diferentes restaurantes, hoteles y agroturismos para complementar la experiencia.

Mapa de la Ruta del Queso Idiazábal
Imagen: Ruta del Queso Idiazábal.

De Ordizia a Segura

La primera etapa va desde Ordizia a Segura, unos 13 km que se pueden hacer en casi cuatro horas. Se recomienda hacer coincidir el primer día con un miércoles, ya que es el día en que la localidad acoge su mercado tradicional, una cita que se remonta a los siglos XI y XII dando cita a vendedores y compradores en la Plaza Mayor de la villa, que intercambian toda clase de delicias como hortalizas, frutas, setas, embutidos y, por supuesto, quesos.

A este mercado semanal, se suman otra serie de mercados extraordinarios como el dedicado específicamente al Queso Idiazabal y que tiene lugar en primavera, o el mercado extraordinario de las Euskal Jaiak (Fiestas Vascas), en septiembre, que incluye el concurso de quesos de leche de oveja latxa elaborados por pastores.

En este primer tramo se tendrá el mejor bautismo posible de este queso, porque se visitará Idiazábal y el centro de interpretación dedicado a este producto.

Casco histórico de Ordizia
Casco histórico de Ordizia. Foto: Ruta del Queso Idiazábal.

Ya en marcha, esta primera etapa discurre bajo la atenta mirada del monte de granito que es el Txindoki. Durante los primeros cuatro kilómetros hasta Igartza (donde se pueden observar los oficios y los tipos de edificación del Goierri desde la Edad Media hasta nuestros días), el trayecto es totalmente llano.

Ya en ascenso se descubre, entre prados, la localidad de Olaberria, todo un balcón sobre el Goierri. La siguiente parada es Idiazábal, el pueblo que da nombre a la ruta y también a la denominación de origen del más famoso de los quesos vascos.

La ruta del queso Idiazábal permite ver todo su proceso de producción, desde el pastoreo de las ovejas hasta la degustación en queserías o mercados

En el pueblo se pueden visitar el Monumento al Pastor y el Centro de Interpretación del Queso Idiazabal, para después continuar hasta Segura, donde termina la jornada.

Ovejas pasando por Idiazábal. Foto Ruta del queso Idiazábal

De Segura a Mirandoaola

No todo es queso en la ruta GR283, como demuestra esta segunda etapa entre Segura y Mirandola que deja ver, en sus 12,6 km, que se completan en alrededor de cuatro horas y media, el pasado de la minería y la ferrería en esta zona de Guipúzcoa.

Así, por el camino pueden verse desde los hornos de Aizpea, en Zerain, por donde pasaba a principios del siglo XX el mineral extraído de la Montaña de Hierro, a los restos mineros en Mutiloa, pasando por la histórica forja de Mirandaola, la única que se conserva de las siete que existían en Legazpi en el siglo XV, y famosa por la leyenda de la cruz encontrada en la ferrería.

Vestigios del pasado minero en Zerain
Vestigios del pasado minero en Zerain. Foto: Ruta del Queso Idiázabal.

De Mirandoaola a Arantzazu

La tercera etapa es algo más dura físicamente: 12 km que requieren unas cinco horas, ya que se incluye la ascensión hasta los 1.190 metros (uno de los puntos más altos de toda la ruta) del Biozkorna.

En el inicio, la antigua ferrería de Mirandaola, símbolo de la siderurgia antigua, que ha sido restaurada y casi todos los domingos permite ver a los ferrones trabajando como hace más de un siglo.

La ancestral tradición de los pastores. Foto Ruta del queso Idiazábal

No es el único oficio que ha sido rescatado: también en la localidad, en el barrio de Telleriarte, está el Ecomuseo de Pastoreo, donde se pueden conocer los entresijos de esta actividad ganadera.

El camino sigue por Brinkola, el embalse de Barrendiola y pasa cerca de las antiguas cabañas de Jandoain con el duro ascenso al Biozkorna. Hasta que por fin llega el descenso hacia Malla, y tras dejar atrás los caballos pastando, se arriba a Aránzazu.

De Aránzazu a Etxegarete

En la cuarta etapa la caminata se hace más exigente: 20,7 kilómetros en un terreno de mayor dificultad, ya que alcanza los 1.200 metros de altura.

Desde Aránzazu, importante centro artístico y cultural relacionado con las vanguardias -no en vano fue el punto de partida del euskera batua, entre otras- se asciende hasta las Campas de Urbia, donde megalitos y cabañas de piedra recuerdan que el lugar fue habitado desde hace miles de años.

Ruta del Queso Idiazábal
Cabañas tradicionales. Foto: Ruta del Queso Idiazabal.

Tras un descanso en la Fonda de Urbia se llega a Olza, y luego al paso de San Adrián, punto donde se cruza con la ruta que comunica con Castilla, testigo de numerosos intercambios desde época romana.

Al pasar por el pueblo de Añabaso se está bordeando la frontera entre Navarra, Álava y Guipúzcoa, hasta que al final espera el pueblo de Etxegarate.

De Etxegarate a Lizarrusti

La quinta etapa de la Ruta del Queso Idiazábal es algo más corta, de 14,5 kilómetros, y de una intensidad media,

Como en el tramo anterior, la presencia de túmulos y megalitos evidencia que estos senderos fueron transitados por pueblos anteriores a los romanos.

Al poco de echar a andar emerge el gran hayedo de Altzania, donde está el único afluente del Guipúzcoa que desemboca en el Mediterráneo.

Lizarrusti
Lizarrusti. Foto: Ruta del Queso Idiazábal.

En la caminata se pasa por el túmulo de Igartza Oeste y se transita por la bonita calzada de Bernoa, y en un tramo, se tiene a Guipúzcoa de un lado y a Navarra al otro, en una bonita panorámica de los valles que en los últimos dos kilómetros tienen un descenso algo abrupto que conduce a Lizarrusti.

De Lizarrutsti a Ordizia

Llegamos a la última etapa, que nos hace despedirnos de la ruta con un tramo duro, de casi 23 km y dificultad alta, pese a que alrededor de dos tercios del camino son en descenso.

En esta parte volvemos a ver numerosos rebaños de ovejas con sus pastores en prados verdes, atravesados en ocasiones por arroyos que terminan desembocando en el embalse de Lareo.

Venta de quesos Idiazábal. Foto Javier Lastras
Venta de quesos Idiazábal. Foto Javier Lastras

Tras Zadibia, donde se celebra uno de los mercados más importantes del País Vasco, donde cada mes de septiembre hay una subasta de quesos tan famosa como la aplaudida bajada de los pastores, se llega de nuevo a Ordizia, punto final de esta ruta con aroma y sabor a queso.

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