Dónde se rodó ‘Irati’, la fantasía que bucea en la magia y la mitología vasca
Filmada en euskera, esta película ambientada en el siglo VIII recurrió a fortalezas, bosques y cuevas de Navarra, País Vasco y Aragón para su sombría ambientación
A caballo entre la mitología y los sucesos históricos, como la batalla de Roncesvalles, entre deidades paganas y pactos de sangre, Irati es la “película de aventuras histórico fantástico medieval que toda la vida he querido contar” explica su director, Paul Urkijo Alijo.
Una película rodada en euskera en ocho semanas solo con luz natural en exteriores (y con fuego real en los interiores), lo que le confiere una textura muy particular, y donde la naturaleza y, en concreto, el bosque actúan casi como un personaje más.
No cualquier bosque. Muchos de los escenarios empleados para el rodaje de la cinta, que obtuvo el Premio del Público y el Premio VFX en el pasado Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges, fueron lugares que el director, nacido en Vitoria-Gasteiz, conocía desde pequeño. “Éramos de ir todos los domingos al monte y allí nos contaban las leyendas de criaturas como el gigantesco Sugaar, el misterioso Basajaun o la poderosa diosa de fuego Mari”, cuenta a Tendenciashoy.
Esas historias y lugares siempre estuvieron en su cabeza hasta el punto de generar una obsesión por realizar una película de género fantástico en torno a la mitología vasca tan vinculada a esos lugares naturales. Así, y de forma completamente natural, “al tiempo que iba escribiendo la historia venían a mi mente los sitios concretos”.
De hecho, confiesa, sin un enorme presupuesto para realizar efectos especiales o recrear los mundos oníricos que debían aparecer en esta película épica, “partimos de los entornos naturales que fueron los que nos ofrecieron los lugares espectaculares, impresionantes y épicos que le dieron a la película ese tamaño buscado y a la vez hablar de esas deidades“.
Pese a que la historia se desarrolla en el Pirineo navarro en el siglo VIII, antes de la existencia del Reino de Navarra e incluso del Reino de Pamplona, se utilizaron escenarios del actual País Vasco para el rodaje, pero también otros en Navarra, como la espectacular Selva de Irati del que toma el nombre el largometraje, y Aragón, entre ellos el imponente castillo de Loarre, en Huesca, la fortaleza románica mejor conservada de Europa.
Qué es ‘Irati’
A punto de llegar a los cines (se estrena el 24 de febrero), Irati sitúa su argumento en el siglo VIII, cuando el cristianismo se extiende por Europa al tiempo que las creencias paganas van desapareciendo.
En este contexto, ante el avance del ejército de Carlomagno al atravesar los Pirineos, el líder del valle pide ayuda a una diosa ancestral vasca, Mari -un vestigio de una cultura indoeuropea muy antigua que rendía culto a la naturaleza y que ha mantenido en la mitología vasca y a la que aquí interpreta Itziar Ituño– y a través de un pacto de sangre, derrota al enemigo franco en la batalla de Roncesvalles dando su vida a cambio.
Años más tarde su hijo Eneko, al que da vida el ganador de un premio Goya Eneko Sagardoy, ya adulto y de creencia cristiana, se prepara para liderar a su pueblo en el valle, cuando en extrañas circunstancias, desaparece el cuerpo de su padre enterrado junto al tesoro capturado a los francos, poniendo en entredicho su linaje.
‘Irati’ encontró en Álava, Guipúzcoa, Navarra y Huesca lugares que pudieran recrear el Pirineo vascón del siglo VIII
En la carrera del joven para recuperarlos y cumplir con su destino, y con la ayuda de una enigmática joven pagana del lugar llamada Irati (Edurne Azkarate), se adentra en las profundidades de un bello, pero a la vez inhóspito bosque donde tiene que lidiar con criaturas mitológicas.
Mitología vasca “exportable” al mundo
Según Urkijo, esta es una historia “muy local, muy arraigada, que parte de los cuentos de la mitología vasca que nos contaban de pequeños” pero que a la vez es “totalmente exportable”.
La película se centra en el momento de ocaso del paganismo, muchas veces asociado a los fenómenos meteorológicos, la naturaleza o las cosechas, y el auge de las grandes religiones (el cristianismo y el islam) que luchan entre sí, haciendo que las creencias paganas vayan desapareciendo junto a arcanas deidades vinculadas a la naturaleza.
Inspirado “librememente” en los personajes de la novela gráfica El ciclo de Irati de J. L. Landa y J. Muñoz, un cómic de aventuras de los años 90 que bebe de la mitología vasca, de la historia medieval de la zona del Pirineo y el proto-reino de Pamplona, además de en otras leyendas vascas (los bosques donde habitan los Jentiles o gigantes constructores, las cuevas donde duerme Sugaar, el hombre-sierpe de las profundidades o las imponentes montañas hogar de la diosa Mari, máxima representante de Ama Lurra o Madre Tierra), el director de Errementari buscó los lugares que pudieran recrear el Pirineo vascón del siglo VIII.
Dónde se rodó ‘Irati’
Ambiciosa, esta película fantástica de espada y brujería, con batallas y escenarios espectaculares, además de grandes efectos especiales basa su efectismo en las localizaciones (además de una compleja postproducción), especialmente de Álava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra y Huesca.
También, nos cuenta el director, fue importante el momento del año, ya que el filme transcurre entre los meses de verano y otoño cuando los bosques tienen una apariencia concreta que debían reflejarse en la cinta, con totalidades que van del verde intenso al dorado, un efecto que ayuda a explicar el ocaso crepuscular de las deidades mitológicas por la llegada de religiones monoteístas.
Efectivamente, se rodó entre septiembre y noviembre de 2021 (aún con restricciones por la covid) para coincidir con el cambio de hoja.
Entre las localizaciones, se cuentan algunos de los más hermosos lugares de Euskadi, como la cueva de la Leze, entre Ilarduia y Eguino, perteneciente al municipio alavés de Asparrena, un barranco-cueva que cruza de norte a sur todo un macizo calizo ubicado en la Sierra de Altzania.
Aquí se rodaron las tomas de la entrada de la cueva, el umbral a un mundo telúrico donde los protagonistas deben encontrar a la diosa Mari. El interior, en cambio, se rodó en la cueva de Arrikrutz, en Oñati. Ubicada en el corazón de la cordillera de Aizkorri, es una de las cuevas más extensas de Guipúzcoa y un excepcional escaparate del paisaje kárstico del País Vasco.
Esculpida por el agua en la roca a través de los siglos, fue de las pioneras en la investigación espeleológica y paleontológica en Euskadi y en sus galerías se han encontrado huellas del paso de rinoceronte lanudo, hiena de las cavernas y ciervos gigantes, así como osamentas de osos cavernarios.
La dificultad del rodaje aquí fue tal, explica Urkijo, que una vez que bajaban no podían volver a subir en todo el día, no para comer ni para ir al baño.
También para recrear el interior de la cueva, de hecho la parte más profunda, que vendría a ser el útero de la tierra o la casa de la diosa Mari, se emplearon localizaciones en Pozalagua, en la parte más occidental del valle de Carranza (Vizcaya), bajo la Peña Ranero formando parte del parque natural de Armañón
La Selva de Irati
La parte de la histórica batalla de Roncesvalles que aparece al comienzo de la cinta y que tuvo lugar en el año 778 en el alto de Ibañeta se rodó por su parte en la Sierra de Aralar, en su parte navarra, un lugar por cierto ligado a mitos y leyendas y por tanto perfecto para esta película.
Precisamente la zona está muy vinculada a Mari, la diosa de la naturaleza. Sus numerosos dólmenes hablan de su carácter simbólico para el ser humano, que hace miles de años la escogió como lugar de pastoreo.
Por supuesto, la Selva de Irati, que da nombre a la protagonista de la cinta, no faltó tampoco como localización en Navarra. Aquí se rodaron las principales escenas de bosque, ríos y cascadas como la del Cubo, uno de los rincones más bellos, en los que el agua desciende a través de escalones esculpidos en la piedra.
El bosque, uno de los más bellos del país, especialmente en otoño, se localiza entre el norte de Navarra y los Pirineos Atlánticos en el suroeste de Francia. Salpicado de pueblos con encanto como Ochagavía, Orbaitzeta, Ezkaroz, Abaurrea baja y Abaurrea alta, el bosque de Irati se extiende por los bellísimos valles de Aezkoa y Salazar.
Muy cerca, los collados y lugares que podemos ver con los Pirineos recortados al fondo, se rodaron en Abodi, la sierra en los Prepirineos Occidentales de Navarra que arranca del Pico de Orhi y separa los valles de Irati y Salazar.
Desde aquí se rodaron también planos generales de todo el bosque de Irati.
Una fortaleza románica en Huesca
Tras el rodaje en Euskadi y Navarra, el equipo de Irati se desplazó a Huesca, concretamente al castillo de Loarre, convirtiendo así la fortaleza románica, considerada la mejor conservada de Europa de su estilo y su época, en un plató de cine.
Construido en el siglo XI a petición del rey Sancho III el Mayor de Navarra, el objetivo del castillo pasaba por servir de avanzadilla fronteriza y sede donde planificar los ataques a Bolea, localidad que en la época era el principal bastión musulmán de la zona.
En su momento castillo navarro, al ser una edificación posterior al momento narrado en la película, el equipo de producción tuvo que «empequeñecer» el castillo, para lo que se añadieron empalizadas de madera y se dio un aire a fortificación romana. Aquí se rodaron tanto exteriores como interiores del castillo. También, se añadieron digitalmente fondos montañosos para hacer pasar el paisaje por el Pirineo.
La posición de la fortificación, ubicada sobre un promontorio de roca que lo eleva sobre el terreno y le permite dominar la llanura de la Hoya de Huesca y Bolea, era clave tanto a nivel militar como agrícola, ya que permitía controlar también las áreas de cultivo.
No es, ni de lejos, la primera vez que este espectacular castillo salta al cine. Aquí se han rodado todo tipo de películas nacionales e internacionales desde La noche oscura, del recientemente fallecido Carlos Saura, a El reino de los cielos, de Ridley Scott.