Mazón apuesta por la unión de las tres provincias para crecer como «valencianos y españoles»

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El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, tiene como ‘leit motiv’ que la unión garantiza la fuerza y con ese impulso la Comunitat Valenciana se hace grande. Y esa potencia engrandece a su vez a España. Un círculo virtuoso. En el discurso institucional como presidente de la Generalitat el día de la Comunitat Valenciana, Mazón dio puntadas para coser sin buscar ataques a los que tenía delante. El objetivo es unir a las tres provincias, lograr financiación, que la ampliación del puerto de Valencia se haga, que al cerámica de Castellón tenga respaldo, que el campo de Alicante tenga agua. En el discurso, por tanto, no hubo enfrenamiento sino mano tendida y de una manera clara hacia PSOE y Compromís, su actual oposición, a la que sin reproches les brindó un reconocimiento haciéndoles complices de lo ocurrido e intentando que lo sean en el futuro.

La idea parte de que hay un proyecto que tiene «cinco millones de maneras» con las que se puede «vivir ese sentimiento de pertenencia a un proyecto cargado de historia, de presente y de futuro«. Incidió en que es «9 d’octubre en Alicante y en Alcoy; es 9 d’Octubre en Gandía o Ademuz; es 9 d’Octubre en Vinaròs y en Almedíjar».

La idea es que «nuestra diversidad es la rica y variada realidad de lo que somos, valencianos y españoles». O, dicho de otra forma, «nuestra diversidad no tiene más garante que la normalidad que debe marcar la vida en las calles de Alicante, el trabajo en las empresas de Castellón, la colaboración en nuestros centros tecnológicos y de investigación de Valencia y la formación en nuestras escuelas y en nuestras universidades de cualquiera de las tres provincias».

Cuatro aplausos sintómaticos de las preocupaciones

El discurso de Mazón levantó en cuatro ocasiones la pasión de los asistentes. La primera interrupción llegó con el Puerto de Valencia. «Necesitamos sentido de estado a la hora de fijar y priorizar infraestructuras estratégicas como el Puerto de Valencia, que no es un capricho autonómico, sino una necesidad de toda España», dijo Mazón antes de los aplausos. El puerto tiene un respaldo unánime que une a los valencianos.

«Necesitamos, una respuesta sensata y sostenible al problema del agua en provincias como la de Alicante, que aplique los principios constitucionales de justicia distributiva y solidaridad entre regiones», fue el preludio del segundo aplauso, con el mismo concepto de unanimidad ya que es una reivindicación compartida y sin oposición.

El mayor aplauso, en intensidad y duración, lo provocó el deseo de Mazón de que la unidad de acción de los valencianos rompa los bandos políticos. Para ello, lanzó el reconocimiento «a todos y a cada uno de los Presidents, miembros de los Consells y parlamentarios de la etapa democrática valenciana». Aplauso generalizado.

El cuarto aplauso fue tras decir: «El propósito de que el trabajo de las instituciones esté basado en la rica, diversa y genuina diversidad de nuestra identidad y nuestro idioma, el valenciano«. Estos últimos aplausos fueron los más tibios de los cuatro que hubo.

Críticas de la oposición y falta de respaldo

El valenciano es, de nuevo, el campo de batalla político donde los enfrentramientos resurgen. Con Oriol Junqueras (ERC) de nuevo promocionando la entelequia de los païssos catalans en las manifestaciones de la tarde en Valencia, la lengua mantiene su conflicto recurrente. Rebeca Torró, síndica del PSPV, criticó la falta de «estima» de Mazón al valenciano. «En un día como hoy me hubiera gustado haberle escuchado más en valenciano», dijo. La valoración de los socialistas valencianos sobre las palabras de Mazón es que «ha sido un discurso sectario y vacío de contenido y que está muy lejos de lo que representamos los valencianos y valencianas».

La sindica adjunta de Compromís en las Corts, Isaura Navarro, incidió también en que las palabras de Mazón sufren un «vacío de contenido» mientras censuró que no se hablara de la violencia machista y de la emergencia climática ya que «ha hecho un discurso en el que deja claro que entrega el territorio valenciano a la especulación, perdona los impuestos a los ricos y hablando de libertad cuando preside un gobierno de la censura».

À Punt le preguntó a Mazón sobre su valoración de que tanto socialistas como Compromís hubieran criticado previamente en la televisión autonómica que su discurso estaba vacío de contenido. El presidente de la Generalitat contestó que se «alegraba de que ahora se preguntara a la oposición en À Punt«.

Lejos del deseo de Mazón de esa pretendida unidad para el logro de causas comunes, tanto PSPV como Compromís se distanciaron del PP, especialmente, por su pacto con Vox. El resultado es que el desprecio se trasladó hasta el cóctel en el Palau, donde no se vieron representantes ni de PSPV ni de Compromís. De hecho, el nivel de afluencia general fue escaso. «Ayer estábamos como sardinas en Barcelona y ahora estamos muy esponjados aquí», comentaba uno de los cargos populares presentes ayer.

Al margen de todo esto, a nivel empresarial, el idilio con el ejecutivo de Mazón continúa. Ausencia de reproches y buenas intenciones fue la tónica habitual cuando los empresarios se acercaban a las conselleras que más afectan a su actividad, tanto Ruth Merino (Hacienda y Economía) como Nuria Montes (Innovación, Industria, Turismo y Comercio).

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