Sostenibilidad y digitalización viajan con un billete de alta velocidad

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Cuando se utiliza muchas veces una palabra grandilocuente o un concepto muy elevado, tiende a convertirse en algo que no todos entendemos de la misma manera o abordamos de igual forma. Creo que eso es lo que le está pasando a la sostenibilidad y a la digitalización.

Hace 5 años tuvimos la visión, por decirlo de alguna manera, que los diferentes aspectos relativos al impacto medioambiental y social de las empresas iban a necesitar de procesos de digitalización para convertir esos datos en información de calidad que permitieran tomar decisiones adecuadas en la gestión. Otra vez, algo elevado…

Ahora, lo que intuimos es que o somos capaces de aterrizar ambos conceptos y nos dejamos de palabras gruesas para pasar a los ejemplos con una clara aplicabilidad o, por desgracia, la velocidad de integración de ambas realidades en el mundo de la empresa será demasiado lenta.

Soy partidario de intentar inspirarse en aquello que ha funcionado en otros ámbitos, mejorándolo y adecuándolo a la realidad a la que aplica. No hace falta explicar mucho que la gestión y tratamiento de los datos, en casi cualquier tema, reporta una información muy valiosa para tomar las decisiones adecuadas. Así lo hemos visto en el ámbito del marketing, la publicidad, la venta de productos bancarios y también en la medicina, para conseguir mejorar la vida de las personas.

Trabajadores en una oficina analizando datos. Pixabay.

La cantidad de datos que una empresa genera es casi infinita, por lo que la posibilidad de tratarlos y convertirlos en esa información que te hace más competitivo se está convirtiendo en una necesidad cada vez más acuciante.

La necesidad suele estar detrás de la innovación, que se lo pregunten a Israel o a las entidades financieras tradicionales que, si no van de la mano de las fintech, están casi abocadas a la desaparición. Y no entro aún en lo que nos llega con la inteligencia artificial, ese es un melón que no quiero abrir ahora.

La sostenibilidad o, por hablar con propiedad, la contribución a la sostenibilidad tiene la enorme necesidad de ordenar y priorizar aquello que puedo y debo abordar como empresa y qué es lo que puede esperar. La estrategia regulatoria de la unión europea está especialmente diseñada y orquestada para que, durante esta década, prácticamente todo lo que rodea al tejido empresarial y su competitividad esté afectado y/o condicionado por aspectos como la sostenibilidad, la responsabilidad social corporativa, los riesgos ESG, el impacto social y/o medioambiental o la ética. Aunque cada uno tiene su propia identidad y no son lo mismo hoy nos vale solo nombrarlos para ubicarnos.

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