Los problemas de Ford en Alemania y Estados Unidos retrasan los planes en Valencia
La decisión sobre los vehículos que fabricará la planta de Almussafes se ha quedado fuera de la agenda de Ford, que se encuentra focalizada en los problemas que tiene en Estados Unidos y los planes frustrados en Alemania. Mientras la central de Ford en Detroit va camino hacia su cuarta semana de huelga en la industria de la automoción estadounidense, la opción de que el fabricante chino BYD se quede con la fábrica de Saarlouis (Alemania), antaño rival de Almussafes, se ha evaporado y vuelven a sonar los despidos en Alemania.
En este contexto, la factoría de Ford Almussafes no tiene en el calendario fecha alguna marcada para que se conozca qué vehículos fabricará. Ford está tremandamente preocupada por la parálisis que está provocando el UAW, sindicato de la automoción americana, paralizando fábricas y afectando ya hasta a los resultados trimestrales de ventas de coches durante el tercer trimestre.
Los despidos se producen como si cayeran fichas de ajedrez en el parque de proveedores ante el shock que está sufriendo la automoción. Desde la sede central en Estados Unidos de uno de los principales proveedores de la automoción, uno de sus más altos directivos de la compañía asegura a Economía Digital que Jim Farley, consejero delegado de Ford, sólo está preocupado por «la huelga, el mercado y la electrificación». Los sindicatos están tensando a la industria y las ventas de los eléctricos dan señales preocupantes.
Las ventas de la camioneta eléctrica Lightning F-150 redujo un 46% las durante el trimestre debido a «una demanda más lenta de lo esperado y al tiempo de inactividad en la planta», señaló la cadena CNBC. «Las ventas del Mustang están bajando los volúmenes de producción en Estados Unidos de forma permanente hasta final de año así que no venden suficiente», apuntan las fuentes en Estados Unidos consultadas por este periódico.
Mientras tanto, la posibilidad de preguntar en Alemania, donde está la sede de Ford Europa, no es viable en estos momentos. Martin Sander, responsable de los vehículos eléctricos en Ford Europa, ha cerrado a la puerta a los más de 15 posibles inversores, entre los que se encontraba el fabricante chino BYD, para que se quedara la fábrica de Saarlouis.
Esta etapa aún no cerrada por Ford tiene, casi dos años. Fue en 2021 cuando planteó una batalla al estilo de la serie coreana «Los Juegos del Calamar» en la que decidía si la plataforma GE-2, la evolución de la que actualmente monta el Mustang Mach-e, se adjudicaba a Almussafes o a Saarlouis. Ganó la planta española y la alemana se abocó al cierre.
Fue entonces cuando se abrió un proceso para buscar comprador que se quedara con los 4.400 trabajadores que tiene la factoría de Saarlouis. El fabricante americano ha asegurado que «después de un estudio de viabilidad detallado e intensas negociaciones» no hay venta de la fábrica. Una de las explicaciones que da la prensa alemana es que Ford no quiere venderle la fábrica a un rival directo.
Y ahí es donde vuelve el debate que ralentiza todavía más la decisión sobre qué hara Ford en Almusssafes. Como ya contó este periódico, el debate está entre el Mustang como modelo de referencia con el que competir con Tesla o virar hacia coches pequeños, sobre los que existe un amplio consenso en el sector que se trata de un segmento donde el desembarco de la competencia china va a convertir a este segmento en el más competitivo de cuántos tiene el automóvil.
Sea cual sea la decisión, especialmente si se produce en lo que queda de año (en teoría iba a concretarse en noviembre), si Ford anuncia modelos nuevos en Almussafes lo hará sin Colonia fabricando en masa el Explorer, cuya lanzamiento se ha retrasado seis meses, y sin el futuro de los 4.400 empleados de Saarlouis claros mientras hay una promesa que ahora se limita sólo a salvar 1.000 empleos. Para calentar el ambiente un poco más, el representante sindical Joerg Koehlinger ha dicho: «Este le saldrá caro a Ford». Por si pudieran quedar dudas, añade: «Enviaremos una señal para que otras empresas tengan miedo a arrasar sitios».
Este contexto internacional de Ford se complementa con que Almussafes hoy no trabaja, como ocurre toda esta semana, por la caída de la producción. No hay jornada de ERTE porque el mecanismo ya se acabó y no hay ninguna voluntad sindical para acordar medidas de flexibilidad puntual mientras no existan planes concretos a largo plazo de viabilidad industrial. De fondo, continúa el miedo al coche chino y el nivel de implantación que tendrá. Entre los proveedores cunde el desánimo al no conocer los planes de Ford y, sobre todo, a que la falta de definición pueda provocar que lo que se vaya a hacer en Almussafes llegue tarde al mercado. El 2026 sigue estando negro y para pasar eso faltan aún más de dos años.