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Ford Almussafes, que sigue ensamblando motores de combustión, funciona al ralentí aunque su producción se parezca a una montaña rusa. Tras los dos días de huelga en los que la división logística de Rhenus Automotive paralizó la factoría, Ford trasladó su intención la semana pasada de retomar el ritmo de producción de 730 vehículos al día para que ahora se volviera al ritmo de 1.150 unidades de producción por jornada. La realidad dista mucho de este deseo. La producción va lenta y a trompicones.

«Durante el lunes y el martes no pidieron (piezas) ni para la mitad de la producción prevista», apunta un proveedor del parque Juan Carlos I. El ritmo que lleva la producción, según explican, es todavía muy lento mientras los que fabrican piezas se resignan a aguantar la incertidumbre de lo que pasará en los próximos días.

La falta de experiencia de Ilunion, que está realizando las tareas logísticas que previamente realizaba Rhenus Automotive, es la explicación más repetida en el parque de proveedores cuando se les pregunta por el motivo de los bajos niveles de producción. Una fábrica de automóviles necesita que todas los que participan en la producción del coche trabajen al unísono. Ya queda atrás la falta de microchips y otros muchos problemas. Ahora el problema se focaliza en Rhenus.

«Puede ser que haya otro problema pero todos pensamos que el cambio de Rhenus a Ilunion es lo que está provocando que mandemos piezas y no las cojan«, explican los proveedores, que a las 22 horas de ayer acabaron el turno de trabajo de tarde.

Poco antes, casi a las 21 horas, fue cuando en Rhenus se firmó la paz que desconvocó la huelga indefinida convocada por los 118 trabajadores. Acabarán igualmente despedidos pero con indeminizaciones más altas tras provocar que toda la plantilla de Ford Almussafes (y gran parte de la de los proveedores) se quedaran de brazos cruzados viendo como la cadena de montaje volvía a coger polvo. Y eso pese a las horas que se ha pasado la plantilla limpiando en vez de fabricar coches últimamente.

El debate monopolizado por CGT versaba anoche, según las informaciones que han llegado a este diario, sobre si los trabajadores de Rhenus aceptaban indemnizaciones de 33 días por año trabajado con un tope de 20 mensualidades o por el contrario se optaba por 30 días por año trabajado con un tope de 24 mensualidades. Para complicar un poco más la ecuación, se añade un plus lineal de entre 1.000 y 3.000 euros según la antigüedad. Los años de experiencia hacen que interese una cosa u la otra para el cálculo del despido que con total seguridad se producirá el 31 de diciembre.

Francis Gimeno, negociador de Comisiones Obreras en el ERE de Rhenus, apunta: «Se ha alcanzado un buen acuerdo. No se han cumplido las expectativas«. La explicación de esto es: «Es una plantilla con mucha antigüedad, mucha gente con 17 años y no es tan importante los días de indeminización sino el destope, que está entre 20 y 24 mensualidades». La previsión es que los empleados elijan la opción 33-20 o la de 30-24 y con eso se firme el acuerdo de extinción de los 118 empleos durante la mañana de hoy.

También han conseguido los trabajadores de la división logística de Rhenus un permiso retribuido que no es baladí ni seguro. Desconvocada la huelga, hoy no se han tenido que poner el despertador para estar a las 6 de la mañana en Ford para servir piezas. Tienen vacaciones pagadas que se pueden anular hasta que el 31 de diciembre.

De este modo, se ha evitado que hoy llegue un trabajador de Rhenus a discutir con uno de Ilunion sobre quién tiene que coger la carretilla dentro de la factoría. El plan por ahora es que, mientras Rhenus es el proveedor que tiene adjudicado servicios logísticos hasta el 31 de diciembre, son los de Ilunion, que están aprendiendo, los que hacen el servicio. Mientras tanto, los trabajadores de Rhenus están de permiso retribuido por si pasa algo y tienen que volver a llamarlos para que hagan el trabajo que no ejectuan, por inexeperiencia, los de Ilunion.

No hay quien ponga la mano en el fuego ahora mismo sobre si el lunes y martes de la semana que viene (que fueron declarados de no producción y luego recuperados para fabricar los coches que la huelga de dos días de Rhenus) se va a trabajar o no. Los directivos del parque de proveedores están a la espera de que UGT abra la boca. El sindicato en la factoría es el que informa de los turnos de trabajo y, con esa información, las empresas ya saben cuándo tiene que ir sus empleados a las máquinas. No está así oficialmente escrito en ningún sitio pero se trata de la norma oficiosa más seguida. Por eso fue tan sintomático que la apuesta por los híbridos aparezca en el calendario, como contaba ayer Economía Digital.

El objetivo de hoy es alcanzar los 700 vehículos montados, que es ya una cifra baja porque la producción debería estar estas semanas por encima de los 1.100 vehículos al día. Los coches que salen estos días de las factoría se podrían hacer en un único turno pero la inestabilidad en la cadena de suministros provoca que un ritmo al ralentí tenga los sobresaltos de la montaña rusa.

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