Josep Piqué, más allá del político y empresario: un hombre analítico que sabía ganarse a la gente

El exministrio ha muerto este jueves dejando atrás años de implicación en el tejido económico catalán

Josep Piqué en 2022. EFE

Josep Piqué en 2022. EFE

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Un hombre frío, pero amable; analítico, pero empático. Una persona conciliadora, capaz de ganarse la confianza de perfiles aparentemente opuestos, de despertar la admiración del empresariado catalán y de mantener el consenso en los momentos difíciles. O de liderar compañías tan diferentes como Vueling u OHL. Josep Piqué Camps ha muerto este jueves a los 68 años tras batallar con una larga enfermedad, dejando atrás años de implicación indiscutible en la economía catalana desde las instituciones públicas, privadas y sociales.

“Era una persona muy inteligente y muy afable, en seguida se ganaba a la gente, tenía mucha empatía”, le define Santi Rodríguez, dirigente del PP de Cataluña y amigo. Rodríguez y Piqué fueron compañeros en el partido, pero se conocieron mucho antes: fueron vecinos del municipio costero de Vilanova i la Geltrú (Barcelona), la localidad que le vio nacer en 1955, y sus padres ya eran amigos.

Licenciado y doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Barcelona y en Derecho por la misma institución, antes de iniciar su carrera política, Piqué empezó a ejercer de profesor titular de Teoría Económica en 1984, a la vez que trabajó como economista titular del servicio de estudios de La Caixa hasta 1985. Durante los 80, dio sus primeros pasos en el mundo empresarial de la mano del político catalán Macià Alavedra, que le introduzco en los círculos del grupo Koi. Entre 1989 y 1992, llegó a presidir sociedades como Erkimia y Ercros.

Josep Piqué con Jordi Pujol en Sant Jordi de 2003. EFE/J.M/Julián Martín
Josep Piqué con Jordi Pujol en Sant Jordi de 2003. EFE/J.M/Julián Martín

Fue durante esta etapa cuando Jordi Pujol reconoció su potencial como hombre de consenso y llamó a su puerta para nombrarlo director general de Industria de la Generalitat. Trabajó codo con codo con el expresidente antes de dar el salto a la política nacional, cuando José María Aznar quiso que formara parte del primer gobierno del PP. Entró en 1996 como ministro de Industria y Energía, para ser nombrado portavoz del Gobierno dos años más tarde.

Vuelve a Cataluña

Tras la mayoría absoluta de los populares en el año 2000, cuando también entró en el Congreso de los Diputados, asumió la carteta de Asuntos Exteriores y dos años más tarde Aznar le otorgó el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Hasta entonces, había asumido todas las responsabilidades políticas como independiente, hasta que en 2002 se afilió oficialmente al Partido Popular y asumió la presidencia del partido en Cataluña.

Josep Piqué con Aznar en el 2000. EFE

Fue entonces cuando dejó el Gobierno y el Congreso para centrarse en su candidatura a las elecciones catalanas, aunque quedó por detrás de CiU, el PSC y ERC. De su etapa política, los que lo conocían destacan su gran capacidad de improvisación y su dialéctica, capaz de realizar discursos sublimes sin necesidad de ensayo: “Un día llegó a un acto, preguntó de qué podemos hablar, le dije el tema y sin necesidad de un solo papel, hizo un discurso perfecto”, explica Rodríguez.

Otros alaban su ambición, pero manteniendo siempre con la mente abierta: «Era una persona muy pragmática y ambiciosa, lo importante era avanzar aunque no llegase exactamente donde él quería. Eso le hacía muy distinto porque en política, si partes de posiciones dogmáticas y de no ceder, no llegarás a ningún sitio», afirma Miquel Nadal, director general del Cercle d’Economía y su jefe de gabinete en los 90.

Piqué trabajó en el Parlamento catalán durante toda la legislatura, pero dimitió como presidente el PPC cuando se hizo público en 2007 la decisión del entonces secretario general nacional del partido, Ángel Acebes, de no contar con sus hombres de confianza como responsables de la siguiente campaña electoral autonómica.

Tras 10 años en la primera línea política, regresó al mundo empresarial, combinando su trabajo como dirigente de varias empresas y entidades económicas. En 2007, Piqué fue nombrado presidente de Vueling, un cargo que ocupó hasta 2013 y que coincidió con una época de expansión y crecimiento de la empresa, tras reportar pérdidas en los últimos años de la década de los 2000.

Presidencia del Cercle

En paralelo, en 2011 asumió la presidencia del Cercle de Economía por segunda vez tras haber ocupado el puesto entre 1995 y 1996. “Era una persona muy analítica y estratégica. No expresaba mucho las emociones, era frío, pero siempre encontraba el mejor camino y lograba consensos”, le define Javier Faus, presidente de la institución entre 2019 y 2022, quien considera a Piqué como su mentor dentro de la organización.

Piqué con Rubalcaba en las jornadas del Cercle d'Economía de 2013. EFE/Susanna Sáez
Piqué con Rubalcaba en las jornadas del Cercle d’Economía de 2013. EFE/Susanna Sáez

Durante esa época, le tocó lidiar con el inicio del debate del procés independentista en Cataluña a partir de 2012 y su derivada en el empresariado catalán. “Cuando le he visto más tenso fue al inicio del procés. Estuvo a punto de tener una crisis importante en la junta, porque algunos miembros no estaban de acuerdo con la posición del Cercle, pero la superó y consiguió mantener la independencia” de la institución, añade Faus sobre esa época.

Josep Piqué con Artur Mas en 2012, cuando era presidente de Vueling. EFE/Toni Garriga
Josep Piqué con Artur Mas en 2012, cuando era presidente de Vueling. EFE/Toni Garriga

Además, como presidente del Cercle no tuvo miedo de aportar nuevos puntos de vista e innovar. «Era muy valiente, en el sentido de osada, en puso a gente muy joven en la junta. No le daba miedo innovar, dar responsabilidad a los jóvenes», añade Nadal.

Tras su paso por Vueling y la presidencia del Cercle, barajó diferentes puestos de relevancia en distintas empresas privadas y consejos de administración como Airbus, Seat y el resto del grupo Volkswagen, Alantra, Abengoa, Stadler, Hotusa, Tradisa, ITP Aero, Amadeus, entre otras.

Su firme compromiso con la sociedad civil era indudable por su participación activa en diversas organizaciones y entidades, como presidente de la Fundación Iberoamericana Empresarial, del Centro Internacional de Toledo por la Paz, Presidente del Foro y la Fundación España-Japón y presidente de Honor de la Cámara de Comercio España-Corea.

Su polifacético perfil le permitió aplicar su vasto conocimiento en todas y cada una de sus andaduras. «Tenía una gran visión geopolítica, era lo que más le interesaba últimamente”, resume Rodríguez sobre sus últimas aventuras.

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