Irán declara la guerra a Israel para reventar los Acuerdos de Abraham

Detrás del ataque sorpresa está el Irán de los ayatolas que pretende destruir el acuerdo de Israel con Arabia Saudí

Explosión tras un ataque de la aviación israelí en Gaza. EFE/EPA/MOHAMMED SABER

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Golda Meir, exprimera ministra israelí, dijo que “La paz llegará cuando los árabes amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros”.

En 2005 Israel se retiró unilateralmente de Gaza. Cuando eso sucedió los palestinos en lugar de optar por la paz se entregaron a Hamas, un grupo terrorista tutelado y financiado por Irán y que, según la experta en seguridad y geopolítica Jessica Berlín, en la última década ha reforzado sus relaciones con Moscú.

A pesar de que en 1993 la Israel del malogrado Rabin y la Palestina de Arafat firmaron una paz auspiciada por Bill Clinton en realidad los palestinos nunca supieron o quisieron implementar los acuerdos de paz que se basaban en el reconocimiento de ambos estados a cambio de que Palestina finalizará los ataques terroristas contra Israel y su población.

En la memoria de todos quedaban atrás acciones terroristas palestinas como el secuestro del barco Achille Lauro en 1985 o los asesinatos de los JJOO de Múnich del ’72.

El control de Hezbollah en Líbano

En 2000 Israel se fue del sur del Líbano y una vez más se repitió lo sucedido en Gaza. El grupo terrorista Hezbollah tomó el control del territorio abandonado por las fuerzas de defensa israelíes y empezaron un hostigamiento constante a los municipios y kibutz del norte de Israel mediante el lanzamiento de misiles Katiusha disparados desde el techo de los precarios domicilios de los municipios fronterizos.

Los libaneses que no colaboran con el grupo terroristas cediendo sus casas son ajusticiados por Hezbollah.

Marcha de Hezbollah en Líbano. EFE/EPA/WAEL HAMZEH

En 2020 Israel y los Emiratos Árabes, en esta ocasión apadrinados por Trump, firmaron los acuerdos de Abraham. Este nuevo pacto suponía una ventana a la normalización de las relaciones de Israel con los países árabes de mayoría sunita. El acuerdo dejaba en mala posición a Irán, de mayoría chiíta, y dividía a los países árabes en su apoyo, muchas veces más verbal que real, a la causa palestina. 

El ataque a Israel tiene por objetivo evitar el acuerdo de Israel y Arabia Saudí y forzar a las naciones árabes a posicionarse del lado palestino sin matices

En la reciente asamblea general de Naciones Unidas Israel denunció el patrocinio de Irán a los grupos terroristas que hostigan a Israel desde el norte como Hezbollah, el sur como Hamás o al este como Yihad Islámica.

En su alocución ante el plenario de Naciones Unidas el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, proclamó solemnemente que Israel y Arabia Saudí estaban cerca de un acuerdo histórico.

El ataque de Hamás a Israel tiene por objetivo evitar este acuerdo y forzar a las naciones árabes a posicionarse del lado palestino sin matices. Es evidente que, si Israel se defiende, a lo que tiene derecho, y la TV, en especial Al Jazeera, empieza a emitir imágenes de víctimas palestinas desde Gaza, Arabia Saudí y cualquier otro país árabe deberá congelar sus relaciones con Israel y volver a la casilla de salida del conflicto. 

Los intereses de Irán y Rusia

Los intereses de Irán y Rusia coinciden. Para Irán es imprescindible que el mundo árabe no se divida y que Arabia Saudí, su sempiterno enemigo, no gane influencia.

Para Rusia el ataque de los terroristas de Hamás también es buena noticia dado que divide a las naciones que han venido apoyando a Ucrania en su lucha para expulsarlos de su territorio.

Algunas fuentes de inteligencia militar que cita el Jerusalem Post afirman que los ataques que se han realizado contra tanques israelís por parte de Hamás solo pueden llevarse a cabo con drones y tecnología proporcionada por Rusia.

El ataque sorpresa a Israel

Israel, tal como sucedió en la guerra del Yom Kippur, de la que este mes de octubre se conmemora su 50 aniversario, se ha visto sorprendida por un ataque terrestre, marítimo y balístico.

La población israelí hasta ayer se sentía segura protegida por la llamada Cúpula de Hierro, un sistema único en el mundo de contra misiles que intercepta en el aire los cohetes que tanto Hamás como Hezbollah lanzan constantemente desde Gaza y Líbano respectivamente.

Simpatizantes de Hezbollah en Teherán. EFE/EPA/ABEDIN TAHERKENAREH

En verano de este año Israel sufrió por primera vez el lanzamiento de cohetes desde el campo de refugiados en Jenin (Cisjordania). La pérdida de influencia de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en el West Bank ha abierto el camino a la toma del poder por parte de grupos terroristas en este territorio e Israel ha incrementado sus sistemas de defensa en todo el perímetro de la valla que está construyendo, y aún no ha finalizado, para protegerse de los comandos que antaño penetraban en territorio israelí y tras cometer un atentado se refugiaban en Cisjordania.

Rodeado de enemigos

Israel es un país rodeado de enemigos que lo bombardean y desean su desaparición, pero la realidad es que el estado de Israel es la única democracia de Oriente Medio y el único país donde los derechos de minorías religiosas, como los musulmanes o cristianos, no solo están toleradas sino que conviven.

Ben Gurion, padre del actual estado de Israel, dijo que uno de los problemas de su país “es el exceso de historia”. Efectivamente, en la ciudad vieja de Jerusalén, en pocos metros, se concentra toda la espiritualidad de las tres grandes religiones monoteístas: el Muro de las Lamentaciones, la Cúpula de la Roca desde donde Mahoma subió al cielo y el Santo Sepulcro.

Israel, con todas las imperfecciones propias de cualquier país del mundo, garantiza la coexistencia y libertad de culto y movimiento en el lugar más conflictivo y sensible del planeta.

Si Hamás y sus aliados vencieran esta contienda o cualquier otra que empiecen contra Israel no solo desaparecería el estado judío, también lo haría el único espacio de libertad de todo Oriente Medio y el mundo se volvería aún más inestable porque tras terminar con Israel empezaría, con toda seguridad, un conflicto entre sunitas y chiítas de consecuencias imprevisibles.   

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