Grupos de presión en Bruselas sitúan la posible repetición electoral en España como punto débil previo a las europeas

En la UE consideran que el resultado electoral de Vox es un barómetro de la popularidad de las fuerzas euroescépticas antes de las elecciones europeas previstas para el próximo año

El presidente del gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante el acto en el que se presentó la propuesta estratégica de la Presidencia española de la UE para fortalecer la seguridad económica y el liderazgo global de la UE en esta década, este viernes en la sede de la CEOE en Madrid. EFE/Daniel González

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Con el fin del verano y en el año previo a las elecciones europeas, las instituciones comunitarias han arrancado la temporada a pleno rendimiento y con la mira puesta no sólo en los asuntos del corto plazo –como la elección de la nueva presidencia del Banco Europeo de Inversión (BEI), a la que opta la vicepresidenta primera en funciones del Gobierno, Nadia Calviño-, sino en el que será el último año de mandato antes de unos comicios fundamentales. Es por eso que, según ha podido saber ECONOMÍA DIGITAL de fuentes de Bruselas, los grupos de presión ya sitúan un mapa de incertidumbres que pueden afectar a un «panorama político ya fragmentado y fraccionado».

Así, uno de los puntos débiles es la posible repetición electoral en España, tras la investidura que se prevé fracasada del candidato designado por el Rey, el popular Alberto Núñez Feijóo, y tras la previsible segunda intentona que llevará a cabo el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, pero para la que necesita el apoyo de Junts y sus exigentes condiciones previas.

Las mismas fuentes explican que las elecciones anticipadas del 23J sirvieron para consolidar el estatus de los dos partidos nacionales tradicionales e integrados en las dos principales familias europeas –el PSOE en S&D y el PP en el PPE– como fuerzas políticas fundamentales del país pero que no fueron «decisivas». «Las perspectivas políticas de España seguirán siendo inciertas durante meses, con la posibilidad de otras elecciones a finales de 2023 o principios de 2024», apuntan.

La principal preocupación en los círculos comunitarios es que, si bien tanto el PP como el PSOE son dos partidos comprometidos a favor de la UE, «una repetición de las elecciones sería otra prueba de la popularidad del partido insurgente y soberanista Vox, cuyo resultado se considera un barómetro de la popularidad de las fuerzas euroescépticas en el período previo a las elecciones europeas«.

La situación de Alemania

De igual modo, el futuro Gobierno de España no es la única debilidad que los grupos de presión sitúan en el calendario más próximo. También se refieren, por ejemplo, a Alemania. «El gobierno de coalición de Alemania está luchando por cumplir el Zeitenwende solicitado por el canciller Scholz debido a luchas internas y un apoyo popular debilitado. La brecha entre los tres socios se filtra hasta el nivel internacional cuando se discuten cuestiones como el gasto en defensa, y el país está luchando por encontrar una voz proactiva en asuntos clave de la UE«, afirman las fuentes comunitarias.

A sus ojos, Scholz ha sido criticado por no articular una estrategia clara para abordar las preocupaciones económicas del país, «como se ve con las vacilaciones de Alemania sobre las relaciones con China». A nivel europeo crece la preocupación por el buen resultado obtenido en las encuestas por el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD). «Las elecciones regionales de octubre en Hesse y Baviera servirán como indicador del estado de ánimo político y repercutirán en el futuro margen de maniobra de los partidos de la coalición», insisten.

Francia e Italia

También se refieren a Francia, ante la posibilidad de que Marine Le Pen gane las presidenciales en 2027, pero también por la contestación social que obtuvo la reforma de las pensiones que llevó a cabo el gobierno de Emmanuel Macron o los golpes de estado en Níger y Gabón –donde Francia había respaldado a los gobiernos en ejercicio–, o a Italia, donde destacan como conclusión clave de los primeros meses de Giorgia Meloni en el poder al frente de una coalición nacionalista conservadora «su pragmatismo en sus tratos con Bruselas, en particular en lo que respecta al dinero del fondo de recuperación».

Eso sí, alertan de que su programa está ahora chocando con la realidad económica en medio de un crecimiento lento y recuerdan las fuentes que el anuncio de un supuesto impuesto sobre las ganancias extraordinarias de los bancos provocó una conmoción en el mercado durante el verano. Además, señalan que la migración se perfila como una cuestión que divide a Meloni de otros gobiernos nacionalistas de línea dura (especialmente Hungría y Polonia) y que podría convertirse en un pararrayos para la confrontación política entre Italia y otros Estados miembros o la Comisión Europea.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp