Así se reparte una herencia cuando no hay testamento
El Código Civil estipula qué le corresponde a cada ascendiente o descendiente, y al contrario de lo que muchos piensan, el cónyuge no es el más beneficiado
Con el testamento sucede lo mismo que los seguros de defunción o la compra de una parcela en el cementerio: es algo en lo que nadie quiere pensar, pero que es importante para evitar crear problemas a los familiares tras el fallecimiento.
Redactar un documento donde exprese qué bienes se destinan a los herederos es importante para evitar incomodidades, o incluso peleas, entre hijos, sobrinos, padres u otros familiares.
Hay familias que suelen arreglar en forma amistosa que corresponde a cada uno, pero si no es el caso, por suerte la ley estipula qué corresponde a cada uno si no hay un testamento.
Así lo precisa el Código Civil, que establece tres categorías de herederos: primero están los ascendientes y descendientes (con diversos grados entre sí) y luego el cónyuge.
Pero en el hipotético caso que una persona no tenga vivos a sus padres, no haya tenido hijos, haya quedado soltera o viuda, y sin sobrinos a la vista, todos los bienes van a parar a manos del Estado.
Qué pasa ante la ausencia de testamento
Si no hay un testamento de por medio, precisan en el estudio Garona Abogados, habrá un Certificado de últimas voluntades que constará en el Registro General de Actos de Última Voluntad.
En ella un notario determinará quiénes son los herederos según lo que estipula el Código Civil.
Los hijos, decíamos, ocupan el primer lugar en una herencia sin testamento; y al contrario que sucedía más de un siglo atrás, cuando el primogénito se llevaba la mayor parte, ahora cada uno heredará a partes iguales.
En caso de no haber hijos pero sí nietos, estos tendrán derecho por representación; o sea, que lo hacen en nombre de sus padres ausentes.
Por las películas se cree que el cónyuge se lleva la mayor parte de la herencia en caso de no haber testamento, pero la realidad es muy distinta
Cabe aclarar que en caso que un fallecido tuviera tres hijos, y uno de ellos murió dejando descendientes, la herencia se dividiría en tres. Y estos nietos tendrían que repartirse la parte de su padre.
El derecho de padres y abuelos
Si no hay estos descendientes, “la línea se invertiría”, precisan en este bufete, con lo que la prioridad pasa a los padres, que les toca la herencia por partes iguales.
Y si no hay padres pero sí abuelos, ellos les siguen en orden legal.
“Al contrario de lo que se tiende a creer, en parte por culpa de las películas”, indican en Garona Abogados, el cónyuge sólo heredará en caso de que no haya descendientes o ascendientes. Esto solo se puede remediar si se expresa lo contrario en un testamento.
Tras el cónyuge, los que siguen en la línea de la herencia son los demás familiares: los primeros son los hermanos, pero si no hay ninguno vivo, es el turno de los sobrinos.
Qué pasa si la herencia llega al Estado
Y suponiendo que no haya ningún familiar, será el Estado el encargado de recibir la herencia, que la dividirá en tres partes.
Un tercio irá a entidades de beneficencia o sociales del municipio donde vivía el fallecido. Otra parte serán para entidades similares pero de la provincia, y el último tercio será usado para el pago de la deuda pública.
El proceso de reparto de bienes
Ya sabiendo dónde se ubica cada heredero, cabe realizar el proceso de distribución de los bienes.
Para ello, primero hay que reunir la documentación como el certificado original de defunción, el documento del seguro del fallecido (que se puede consultar en el Ministerio de Justicia) y la declaración de herederos, que se firma si no se hizo testamento. Y luego solo queda pagar las tasas de 3,70 euros con el modelo 790.