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La sombra de Nerón es alargada

La democracia española ha entrado en una fase acelerada de deterioro. Tan es así que se corre el riesgo de –sacando a colación a Pierre Rosanvallon– inaugurar una nueva etapa: la de la impolítica y la contrademocracia que conduce primero al populismo y después a la autocracia. La sombra de Nerón es alargada.

Una democracia iliberal

Aplicando la teoría de un clásico de nuestros días como Fareed Zakaria –economista, politólogo y periodista-, España sería ya una democracia iliberal, porque el gobierno de Pedro Sánchez no resiste la “tendencia de creer que tiene soberanía absoluta”. Cosa que se alcanza “a menudo por medios extraconstitucionales y con resultado sinestros”. Así, de esta manera, hay “gobiernos elegidos” que han “usurpado sistemáticamente los poderes y derechos de otros elementos de la sociedad”.

El resultado: se “desacredita a la propia democracia liberal proyectando una sombra sobre la gobernación democrática” (The Rise of Illiberal Democracy, existe una versión española con el título El surgimiento de las democracias no liberales publicada por Política Exterior, 1998).

En nuestro caso, podríamos hablar de la negaciónde la división de poderes y de independencia del poder judicial, de la concesión de unos indultos que no casan con “la utilidad pública” que señala la Ley, del vergonzoso mercadeo de la amnistía, de la modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial para ganar el embate planteado al órgano de gobierno de los jueces o de la colonización de las instituciones.

También caben el abuso de la proposición de ley que orilla los órganos consultivos, del reiterado uso del nepotismo partidista –de la Fiscalía General del Estado al Tribunal Constitucional­ que se vale del cargo público para el interés político privado, de la negación de facto de un elemento fundamental de la democracia como es la alternancia en el poder,

Así mueren las democracias

Aplicando igualmente la teoría de otros clásicos contemporáneos como los politólogos Steven Levitsky o Daniel Ziblatt, la democracia estaría en peligro en España.

En síntesis, las democracias ya no mueren “a manos de hombres armados”, sino por obra y gracia de unos gobiernos elegidos democráticamente que van desprestigiando y atacando las instituciones y cambiando las reglas del juego: “el desmantelamiento de la democracia se inicia de manera paulatina”, afirman. Añaden que la “polarización puede despedazar las normas democráticas”.

Es una “subversión de la democracia” en toda regla, concluyen los autores. Los ejemplos contemporáneos van de Chile, Argentina, Venezuela, Bolivia, Turquía, Rusia y Hungría al Brasil de Jair Bolsonaro y los Estados Unidos de Donald Trump (Cómo mueren las democracias, 2018).

Las democracias ya no mueren “a manos de hombres armados”, sino por obra y gracia de unos gobiernos elegidos democráticamente

Una cita de los autores que nos va como anillo al dedo: “la democracia funciona siempre que se apoya en dos normas: la tolerancia mutua y la contención institucional”. ¿Ocurre eso en la España política que levanta un muro, deslegitima al adversario, quiebra la división de poderes, coloniza las instituciones con personal de probada lealtad y usa y abusa del decreto ley de urgente necesidad?

Al respecto, lo curioso del caso es que Pedro Sánchez –populismo, polarización, trazo grueso, marrullería, mentiras y engaños, victimismo, demonización del adversario/enemigo y descalificación de la prensa crítica- califique a la derecha liberal española de trumpista.

Nerón

Y en eso que Pedro Sánchez, en la sesión de investidura que le llevó de nuevo a la Moncloa, soltó una carcajada escalofriante, freudiana, para ridiculizar a Alberto Núñez Feijóo. La sombra de Nerón.

De hecho, la comparación entre estos dos personajes data de principios de 2022. Por aquel entonces, ya hubo quien estableció un paralelismo que se fundaba en la facilidad de uno y otro para apartar drásticamente a cualquiera que le molestara. Cada cual con su método, pero ambos con la misma tendencia a exagerar sus talentos, a ser valorados por encima de sus posibilidades, a deshacerse del contrario, del enemigo.

Tomando como punto de referencia el celebrado ensayo de Edward Champlin (Nerón, 2006), podríamos aventurarnos a trazar un perfil –imaginario, si quieren-, de los dos mandatarios. Un retrato que, por lo que se refiere a Pedro Sánchez, explicaría su deriva iliberal y su talante ademocrático. También, la demagogia y el populismo de bajo vuelo.

Una cuestión de carácter

En resumen. Vanidad y endiosamiento, el deseo de ser considerado un modelo a imitar, la búsqueda de la gloria a cualquier precio, el convertir la farsa en arma política, el deseo de fascinar al pueblo.

Belicosidad, el desafío al adversario, la lucha contra la realidad. El teatro, la extravagancia en el gesto, el disfraz de Superman, el todo por y para el público. El aplauso.

La decadencia de Roma. Y de España

Edward Champlin entiende que Nerón fue en realidad un actor que buscaba inspiración y motivos con los que dotar de propósito y justificación a sus actos. Su vida fue puro teatro, escenificado ante el pueblo romano, pero concebido como legado a la posterioridad. Anhelaba la fama y la inmortalidad y alcanzó ambas, aunque no de la manera prevista, pues pasó de héroe a villano.

Un personaje –del que nunca conoceremos la realidad oculta– que simboliza la decadencia de Roma. Vale decir que Nerón, haciendo de la necesidad virtud, creía dar lo mejor a romanos. Como Pedro Sánchez.

Petronio y Marco

El 11 de julio de 2018, dentro de la programación del 64 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, se estrenó la producción Nerón con texto –inspirado en la novela Quo vadis?, de Henryk Sienkiewicz, y en escritos de Petronio y Suetonio– de Eduardo Galán y dirección de Jesús Cimarro.

Petronio: Porque a base de comportarme como un cínico espectador, me he acostumbrado a callar y a no rebelarme… ¡Qué pereza afear al César sus injustas decisiones! ¡Qué imprudencia atreverme a denunciar su rigor con los justos! ¡Qué necedad perder su favor por defender a los inocentes!

Marco: Petronio, ha llegado la hora…

Petronio (asintiendo): Si hubiera dicho “no” en lugar de callar, si hubiera alzado mi voz contra…la infamia, si hubiera tendido mi mano al perseguido en lugar de esconderla…

Se baja el telón.

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