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El poder desgasta a quien no lo tiene (Giulio Andreotti) 

Para un gobernante normal esta hubiera sido una semana horribilis, para Pedro Sánchez, primer y único jefe de gobierno que ha alcanzado el poder en España a través de una moción de censura esta ha sido una semana normal… incluso buena.  

La máxima del sanchismo se sustenta en dicho catalán “qui dia pasa, any empeny” (quien día pasa, año empuja) y entre moción de censura y dos elecciones generales por medio Sánchez se encamina hacia su quinto aniversario en la Moncloa, una permanencia inaudita para el presidente con la bancada propia más exigua de la historia de la democracia, que sustenta su poder en nada más y nada menos que diputados de catorce partidos políticos y que preside el primer gobierno de coalición de la historia formado por ministros de seis partidos: PSOE, PSC -que no es una federación regional del PSOE, sino un partido independiente- (Miquel Iceta), Podemos (Ione Belarra e Irene Montero), Izquierda Unida (Alberto Garzón), En Comú Podem (Joan Subirats) y Sumar (Yolanda Díaz). 

El cóctel entre Tito Berni y el espectáculo del trámite de inicio de la reforma de la Ley del Si es Si dejaría tocado de muerte a cualquier político, pero Sánchez es el mejor discípulo de Andreotti, el más mítico de todos los primeros ministros de la Democracia Cristiana italiana, quien llego a presidir en siete ocasiones distintas el consejo de ministros, al igual que Sánchez ya ha sido dos veces secretario general de su partido en momento distinto, y que dijo la célebre frase de: “el poder desgasta a quien no lo tiene”.  

Podemos actúa como si no estuviera en el gobierno criticando al presidente y las decisiones que avala en el consejo de ministros como el envío de tanques a Ucrania y Sánchez se comporta como si no conociera a los de Podemos… y ambos parecen conformes con la situación, pero Podemos lleva las de perder frente a un personaje como Sánchez de un cinismo que empequeñece a Frank Underwood en la serie House of Cards.   

Aguantar el tipo contra viento y marea

En la estrategia monclovita el espectáculo de su secretaria de estado, Pam, filmándose junto a manifestantes aspirantes a volver a casa “solas y borrachas” que lamentan que la madre de Abascal no abortara o las intervenciones almodovarianas en el congreso de la ministra Irene Montero “al borde de un ataque de nervios” son vistas de forma positiva.

El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este jueves en el Congreso. EFE/ Javier Lizón.

Los estrategas del PSOE creen que en la comparación entre la desquiciante actuación de Podemos y la versión de estadista que ofrece Sánchez paseándose por las cancillerías europeas mientras sus ministros muestran fotos, sacadas hace 20 años, de Feijóo con un traficante son suficientes para aguantar el tipo. Porque esa es su estrategia, aguantar el tipo contra viento y marea.  

Sánchez vive cómodo en el riesgo, al filo de la navaja, tiene nervios de acero y le da igual llegar a los penaltis, es más, cree que en el último minuto o desde los once metros gana la partida, aunque sea de la misma forma que alcanzo las dos investiduras, en una moción de censura inverosímil o por dos votos tras repetir unas elecciones.  

El presidente más longevo de nuestra democracia fue Felipe González, se mantuvo en el poder 13 años y cinco meses, entre octubre de ’82 y marzo ’96. Luego viene Aznar con ocho años. Sánchez cree que “una dulce derrota en mayo” donde pierda algunas alcaldías o comunidades de menos peso demográfico es soportable por que le deja vivo de caras a la que para él es solo la penúltima contienda, las generales de diciembre, donde si arma otro puzle y consigue la investidura podrá irse hasta cerca de los 10 años de presidencia y eso esta al alcance de muy pocos.