La pinza de VOX y el fantasma de Hernández Macha
La pinza es la forma en la que Felipe González definió la oposición que ejercían en la última década del siglo pasado José María Aznar y Julio Anguita. Con esa afirmación González buscaba desacreditar al líder cordobés de IU al que acusaba de hacerle el juego a la derecha. Ahora Feijóo acusa a VOX de hacerle la pinza al PP al considerar que la moción de censura que ha presentado Abascal y en la que Tamames hará de ventrílocuo sirve a los intereses del PSOE.
La primera pregunta que debemos hacernos es: ¿hay motivos para que el PP o Vox presenten una moción de censura? La numerosa manifestación en Madrid de hace unas semanas en la que los dirigentes del PP participaron tímidamente y los de Vox con entusiasmo y sobre todo la acción de gobierno entre medidas nefastas como la reforma de la malversación en el código penal y medidas erróneas en su confección como la Ley del si es si avalan la censura. Si el PP no ha presentado la moción es porque el fantasma de Antonio Hernández Mancha mora en la séptima plata de Génova 13 al igual que el de la niña Raimunda lo hace en los salones del Palacio de Linares.
La historia es sabida, corría marzo de 1987 y a las puertas de unas elecciones municipales -como ahora- Alianza Popular (hoy PP) tenía un líder elegido de forma convulsa -igual que Feijóo tras la caída de Casado- que no era diputado -las coincidencias son milimétricas-. La dirección de AP encabezada por el abogado del estado Arturo García Tizón y un jovencísimo Alberto Ruíz-Gallardón decidieron que, para dar dimensión de líder nacional al nuevo presidente del PP, otro brillante y carismático abogado del estado procedente de Andalucía, Antonio Hernández Mancha, era una buena idea presentar una moción de censura y enfrentar en la tribuna al nuevo líder de la derecha con Felipe González. La moción fracaso, cosa que ya se sabía, pero la imagen dada por Hernández Mancha fue el principio del fin de un liderazgo tan efímero como el de Casado.
Vox no pierde nada en la moción de censura, atascado en las encuestas necesita notoriedad y poner de manifiesto ante parte de la sociedad española más antisanchista que la verdadera oposición son ellos. La pinza al PP no la hace Vox, la hará el PSOE que dará a través de sus medios afines horas y horas de TV a la moción en la que Sánchez no responderá al candidato de Vox, Tamames, si no que al igual que en Cinco Horas con Mario se dirigirá a un Feijóo ausente que no lo podrá responder.
Vox no pierde nada en la moción de censura
La moción de censura de Abascal-Tamames no tiene porque salir mal a Vox, la anterior presentada en octubre de 2020 precedió a buenos resultados de Vox en Cataluña y Castilla-León. El PP, con Cuca Gamarra como portavoz, puede equivocarse si opta por la equidistancia entre Sánchez y el viejo profesor avalado por Vox. Los votantes populares no son equidistantes entre el sanchismo y VOX, la abstención es lo de menos, pero los populares no pueden ponerse de perfil ni centrar sus críticas en Vox como hizo Casado en 2020. Entre la crítica de Sánchez, que les caerá igualmente, o la percepción de a ojos de sus posibles votantes de falta de interés en los temas que les preocupan y motivan su voto debería haber pocas dudas de que tono debe adoptar el PP en la tribuna del Congreso.
El Gobierno de coalición tiene grandes discrepancias, porque al igual que en Jurasic Park, Sánchez ha creado un monstruo podemita con poder legislativo que ahora campa a sus anchas y amenaza con devorarle.
La moción si le sale mal a Vox no pierde nada, no vive su mejor momento demoscópico, pero a quien de verdad puede salirle mal es al PP si no adopta la actitud y realiza el discurso adecuado para, por un lado, no parecer subordinado de Vox pero tampoco ajenos a sus planteamientos, en que en muchos casos diagnosis certezas del estado de la sociedad y de nuestro país, aunque con recetas de solución simples.