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El maestro del ‘palante’ se llama Sánchez 

La metodología del presidente Pedro Sánchez tiene un denominador común: ‘palante’. Siempre para adelante. También se puede resumir como “chutar la pelota y después ya veremos”. Pero en todos los casos es la táctica del seguir, la de no parar a pensar, de impulsar, aunque lo impulsado no esté del todo claro. 

De esta forma Sánchez volvió a ser presidente. Su camino comenzó el día siguiente de los malos resultados en las municipales de mayo. Un resultado así necesitaba movimiento, y el jolgorio por los buenos resultados populares duraron unas pocas horas. De esta forma, la última semana de mayo la vista ya estaba puesta en el 23 de julio. Hay que reconocerle coraje y bastante irresponsabilidad. Pero, de momento, las cosas no le van mal. 

Su campaña fue también decidida ante un opositor que se ausentó de un debate televisivo. Y el resultado, aunque fue muy extraño y abrió el melón de la amnistía, lo ha situado en la Moncloa.  

Esta va a ser una legislatura de tirar ‘palante’. Poco importará lo que ocurra y de qué forma afecte al país. El objetivo ya está situado en el año 2027. Y si entre medio pasan cosas, como que los resultados en las europeas sean muy malos, que en las elecciones en el País Vasco el socialismo vasco no esté a la altura o en las catalanas -de agotar la legislatura serían en febrero de 2025- Salvador Illa no salga vencedor, pues ya se verá. Pero siempre ‘palante’. 

Feijóo parece haber perdido las habilidades que le dieron tantas mayorías absolutas en Galicia

Un buen ejemplo de esta metodología de riesgo, pero muy contemporánea, es la crisis abierta con el gobierno de Israel presidido por Netanyahu. Su encuentro, en calidad de presidente de la UE junto con el primer ministro belga, podía haber sido diplomática y distante. Y no. Todo lo contrario. Es cierto que sus palabras, que en Europa hubieran podido ser consideradas ponderadas, multiplicaron su crudeza al recibir el agradecimiento de Hamas. Ese detalle no lo controló.

Pero las palabras de Sánchez estaban también dirigidas a la política interna española y generar un nuevo debate que pudiera apaciguar el de la amnistía. Al final no tranquilizó nada. Todo lo contrario. Pero no había problema. El método ‘palante’ es lo bueno que tiene. La pelota sigue rodando. Se queda poco tiempo en un mismo lugar.  

Y así la siguiente es reconocer, como hizo el jueves en TVE, que la utilización política de la justicia para intereses extraños había sido una evidencia en España y en muchas ocasiones. Da igual llevarse las manos a la cabeza, sobre todo teniendo en cuenta que lleva cinco años siendo presidente del Gobierno y que ni antes, ni durante la entrevista, aportó ningún caso, ni ninguna prueba. Un ‘palante’ lo deja todo en su sitio. 

Será difícil saber hasta donde llegará. Lo cierto es que las encuestas, que sirven para lo que sirven, ya están mostrando un mensaje erosionado. Subida de los populares, bajada de los socialistas. Y, sobre todo, no acaba de darse por buena la proposición de ley sobre la amnistía. Ni tan siquiera en Cataluña acaba gustando. 

El mago Sánchez sigue creando unos espacios de fantasía magníficos. En estos momentos no hay nadie como él. Claro que la magia puede dejarlo con el trasero al aire en cualquier momento. No sería la primera vez. Es una de las gracias. Y cuando eso ocurre una sociedad entera sale del encantamiento y el prestigio desaparece. El detalle, en este caso, es que enfrente tampoco tiene gran cosa. Feijóo parece haber perdido las habilidades que le dieron tantas mayorías absolutas en Galicia. Deberá ensayar mucho.       

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