PSC y PP se necesitan en Barcelona
Todavía están intentado recuperarse del ridículo que creen que hicieron en el Ayuntamiento de Barcelona. Y es cierto que lo hicieron por no saber controlar la supuesta satisfacción que les provocaba mandar en Barcelona. Significaba como devolver al pasado donde más podía doler lo que supuso el 155 y la injusta cárcel, según el mundo independentista, por la que pasaron sus líderes.
Y así organizaron un bonito sábado de sonrisas, un gesto muy recurrente entre las diadas “indepes”, para celebrar el supuesto gobierno de Xavier Trias junto a Laura Borràs, Artur Mas, Joaquim Forn, Oriol Junqueras o Jaume Giró entre otros, y el mismísimo Jordi Pujol, que tenía silla reservada con su nombre en el Saló de Cent, aunque al final, por intuición o porque alguien lo avisó, quedó vacía.
Madrid como excusa
Desde el minuto uno y hasta el día de hoy, un mes después de las elecciones y de la casi olvidada proclamación de Jaume Collboni como alcalde, el relato que se explica entre su bancada es que detrás de todo se encuentra Madrid.
El relato independentista de la elección de Collboni es que detrás de todo se encuentra Madrid
Puestos a reflexionar, el nacionalismo o independentismo catalán le debe mucho a la capital de España. La ciudad del oso y el madroño siempre es una buena excusa para encontrar la razón de todos los males.
Y así pronto comenzó a construirse el relato de que todo había sido una operación de Estado para lograr que el independentismo no gobernara Barcelona. Pero lo cierto es que no había que irse tan lejos. Los menos interesados en que eso ocurriera eran los propios barceloneses que, utilizando el eje constitucionalista, eran superiores.
El cierre de la ecuación
La decisión de Pedro Sánchez de convocar elecciones el 23 de julio ayudó a que la cuadratura del círculo se produjera. Y también la experiencia de sus protagonistas. Jaume Collboni y Daniel Sirera ya han pasado por muchas experiencias políticas como para saber cuándo se deben facilitar acuerdos.
Y así la necesidad condujo a que el socialista se convirtiera en alcalde de Barcelona y sin una firma.
Todos aseguran que no se firmó nada para concretar Barcelona. En realidad, las tres formaciones protagonistas de esta auca tenían mucho que perder si sus errores los hubieran conducido a facilitar la proclamación de un alcalde independentista.
Mal titular para sus intereses electorales. Ya saben, porque se ha escrito mucho sobre ello, que fue la decisión de los Comuns de pasar a la oposición, lo que facilitó el voto a favor de los populares para el candidato del PSC.
La pugna por la Diputación
Ese mismo juego puede seguirse en la Diputación de Barcelona que será donde se situará el foco informativo de los próximos días. Los socialistas, que son la fuerza mayoritaria, están negociando con todos, una vez que JxCat ya ha contestado que no quiere repetir el pacto del último mandato.
Todavía no me creo que Junts esté dispuesta a renunciar a muchos miles de millones en la Diputación de Barcelona
El presupuesto de la Diputación, uno de los más importantes en Catatuña, es fundamental para consolidar territorio y contratar cargos profesionales, pero dirigidos desde las sedes de los partidos. Todavía no me creo que Junts esté dispuesta a renunciar a muchos miles de millones. La dirección de ese partido, que siempre ha estado dividida, ahora lo está mucho más. Y no sería extraño que, tras las elecciones del 23 de julio, la división se evidencie de forma más clara.
Las inesperadas alianzas con el PP catalán
Pero de momento el sector más radical manda -el ejemplo de la elección de la candidata Miriam Nogueras al Congreso lo demuestra- y su intención es no pactar con el PSC y buscar una alianza con ERC. Pero tampoco es fácil. Una vez más es el PP quien se muestra imprescindible, en este caso con Xavier García Abiol al mando de las negociaciones.
En estas últimas elecciones el poder decisivo de los populares se consolida gracias a las victorias en Badalona y Castelldefels, con Manuel Reyes, que le han facilitado tener cuatro diputados provinciales, fundamentales para que el PSC tenga mayoría con los Comuns. Una fotografía parecida a la del Ayuntamiento de Barcelona.
En definitiva, lo que parecía iba a convertirse en cuatro años sociovergentes, parece que se van a convertir en cuatro años “sociopeperos”. Una solución completamente diferente a lo que se vive en el resto de España donde los pactos PP/Vox están haciendo casi imposible una cercanía entre socialistas y populares.
La experiencia nos dice que muchas cosas pasan antes en Cataluña que en el resto de España. El final del bipartidismo fue así. ¿Y si estamos a las puertas de un recuentro obligado por las circunstancias? Una parte de la ciudadanía está harta de extremismos poco prácticos. Por lo tanto, dejémoslo en que todo es posible.