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Los pactos sorpresa de Barcelona

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es producto político de un momento muy concreto. La crisis económica castigaba a muchas familias y ponía en peligro una de las cuestiones más importante para una familia: la vivienda. La banca no estaba actuando con generosidad, ni gestionaba con prudencia los desastres que había cometido durante los años de bonanza

Aquella Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) cuya portavoz, activista e imagen más televisiva era Colau, supo hacerse un hueco importante en la sociedad y convertir a su líder en una adalid de las necesidades de lo popular y, más tarde, de lo populista.

Justamente esta semana hará sólo nueve años desde que Colau dejara de ser portavoz de aquella plataforma. Un año más tarde de aquel 2014 se convertía en la alcaldesa de Barcelona. Carrera meteórica y consolidada ya que cuatros años después repetía mandato.

Qué sucederá en las elecciones

Pero estas elecciones se adivinan diferentes. Por mucho que se diga, y aunque el voto anti Colau se evidencie, se proclame y hasta esté de moda reafirmarlo, el “colaunismo” se mantiene fuerte, aunque callado.

Las encuestas no son capaces de adivinar por dónde irán las cosas y es más que probable que se produzca un empate. Puede ser a dos o tres, ya que casi todas las encuestas coinciden en que el candidato de ERC, Ernest Maragall, está perdiendo fuelle. De no ser podría llegar a ser a cuatro.

Brindis de los candidatos a la alcaldía de Barcelona. Foto Quique García-EFE

Las encuestas en Barcelona no son capaces de adivinar por dónde irán las cosas y es más que probable que se produzca un empate

Colau, entre adeptos y detractores

Por eso, la campaña y los debates van a ser tan importantes. Existe una dificultad de trasmitir un mensaje sencillo. El más concreto puede que sea el de Colau, que despierta adeptos y detractores por igual. Una de sus ideas tiene seguidores, aunque sea un imposible al menos al observar como lo está haciendo.

Hacer desaparecer a todo el parque automovilístico de Barcelona en un suspiro es irreal, además de una locura. Sus “superillas” sólo están consiguiendo amontonar el tráfico en otras calles, con la consecuente contaminación, y hacer subir el precios de los alquileres y los pisos en las zonas donde actúa.

Sin embargo, es una buena excusa para no hablar de la gran apuesta por la que fue votada: la vivienda. Colau no ha logrado superar ni el 20% de sus promesas en pisos de alquiler local. Promesas, por otro lado, de una dificultad también imposible. Pero los anuncios existieron. El papel lo aguanta todo. La realidad no.

Juego de pactos

Dado que el empate de varias fuerzas está casi asegurado, lo interesante de esta campaña serán los pactos, en algunos casos ya acordados, pero no anunciados. Mala estrategia sería. Restan voto. Y algunos de los que se están filtrando son bastantes sorprendentes si echamos la mirada a los últimos años políticos en Cataluña.

Colau no ha logrado superar ni el 20% de sus promesas en pisos de alquiler local

Esas sospechan anuncian que existe un final de ciclo político. Al menos eso parece. Tanto que podrían hacer cambiar la intención de voto de cara a las elecciones generales de finales de año. Independentistas que apoyen a constitucionalista y viceversa. Según como vayan los resultados puede existir muchas sorpresas. Por eso estás elecciones en Barcelona tienen un interés por encima de los habitual. Pero serán los barceloneses los que decidan. Habrá tiempo para analizarlo.