También Alí Babá convenció a 40
Estamos en pleno proceso de consultas para la investidura del que será el próximo presidente del Gobierno y veo que Félix Bolaños comparece ante la prensa para hacer valer las opciones de su jefe por delante de las de Núñez Feijóo, a pesar de que ha sido el PP el ganador de las elecciones del 23-J con 16 escaños por delante del PSOE.
Esgrime como argumento de peso, y a priori no le falta razón, que es Pedro Sánchez quien concita en torno a su candidatura más apoyos que ningún otro. Dice que el PP se queda solo porque no es capaz de tender puentes con otras fuerzas, con las fuerzas que sí van a dar su voto a los socialistas. Pero deberíamos estar de acuerdo en que aunar intereses tampoco puede ser una virtud en sí misma. De serlo, Alí Babá también sería un modelo a seguir.
Alguien dirá que es un disparate lo que digo. Comparar a los integrantes de partidos políticos democráticamente elegidos con una banda de ladrones es mucho más que una hipérbole. Y lo admito. Pero estarán de acuerdo conmigo en que llegar a la presidencia del Gobierno gracias al respaldo de grupos en los que hay fugados condenados por desobediencia, malversación, falsedad documental y prevaricación, como es el caso de Carles Puigdemont y Laura Borrás, o de otros con vínculos con un pasado terrorista del que no se arrepienten, convierten la teórica capacidad de acuerdo de Pedro Sánchez con todos ellos en un ejercicio de alto riesgo para el país en lo económico, lo político y lo social.
Consultas del Rey
Ahora que han empezado las consultas del Rey con los grupos parlamentarios veremos lo que le dicen todos y cada uno de ellos al monarca, a quién apoyan y cuáles son sus intenciones. En una travesura que ha sido muy seguida en Twitter (ahora X) me atreví a resumir la situación poniendo en boca de Pedo Sánchez lo que creo que piensa y que, por lo tanto, nunca dirá al Rey en su recepción: “Majestad, vengo a deciros que cuento con el apoyo de todos los que, en varios idiomas, os pedirán que os vayáis”.
Teniendo en cuenta que Bildu, ERC, Junts y BNG han dejado claro que no quieren saber nada con Felipe VI y que no irán a verle, tendrá que ser Pedro Sánchez quien hable ante el monarca en nombre de todos ellos. El candidato socialista deberá convencer al Rey de tener el respaldo fiel y seguro de las fuerzas antes citadas. Porque convertir este proceso en una “investiduda” de última hora es algo que solo se puede permitir una república bananera.
Alberto Núñez Feijóo no tiene inicialmente tantos apoyos para ser presidente, pero le avala haber ganado las elecciones. Sus cartas estarán sobre la mesa desde el minuto uno. Posiblemente se quede corto. Dependerá de la jugada que tenga preparada Pedro Sánchez y de la capacidad que haya tenido de convencer al Rey.
Difícil papeleta la de Felipe VI quien, en nombre de la democracia española, tendrá que aceptar la palabra que no le dan quienes no creen en ella y la critican dentro y fuera de nuestro país. Es lógico que el Rey dude de lo que van a hacer quienes no quieren ir a verle y pregunte a Pedro Sánchez qué garantías le ofrece, cómo ha convencido a tantos y tan dispares para que le voten. Y Sánchez, que ha insistido en la discreción para que no se sepa aún el precio pagado, se limitará a decirle al Rey que no se preocupe, que tiene la fórmula para formar Gobierno.
Y cuando ese gobierno comience a andar comprobaremos que, efectivamente, Pedro Sánchez pronunciará las palabras mágicas: “¡Ábrete Sésamo!”. Y la gran piedra se moverá para descubrir la cueva donde relucen la amnistía (ahora alivio judicial), los referéndums, las transferencias, dinero, más acercamientos, derechos a decidir, un proceso constituyente y ministerios. Muchos ministerios. Un botín en el que hay para todos los que han decidido ser parte de un nuevo gobierno de progreso.