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Repsol mantiene su plan con Naturgy y Reganosa en Galicia pese al freno a sus inversiones en hidrógeno

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La advertencia lanzada la pasada semana por el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, sobre la posibilidad de analizar la viabilidad de los futuros proyectos de la compañía en España ante una posible prórroga del impuesto especial para las energéticas y la banca que proponen PSOE y Sumar, en caso de salir adelante la próxima investidura, no supone cambios en los planes de la petrolera para levantar junto a Naturgy y Reganosa una planta de hidrógeno verde en Meirama, en los terrenos de la antigua central térmica. 

Fuentes de la compañía consultadas por Economía Digital Galicia matizan que “no se ha hablado” de la comunidad hasta el momento y se remiten a las declaraciones realizadas tanto por Imaz como por el presidente de Petronor y consejero de Repsol, Emiliano López Atxurra, en las que apuntaba a la congelación de dos proyectos en Euskadi. 

En una entrevista este lunes en Radio Euskadi López Atxurra señaló que la ubicación de la planta industrial para producir combustible sintético a gran escala está en “stand by” a la espera de “un entorno regulatorio, no solo amable, sino previsible”. También quedaría congelada, al menos por el momento, la instalación de un electrolizador de 100 megavatios que se asociaría de forma directa a la refinería de Muskiz (Bizkaia) para dar servicio a la propia compañía en su proceso de descarbonización y también cubrir las necesidades del Corredor Vasco de Hidrógeno.  

La compañía cuenta con otros dos proyectos que tras las palabras del presidente de Repsol han entrado en las quinielas como susceptibles de ser paralizadas. Se trata de la planta de combustibles renovables de Cartagena y el complejo industrial de Puertollano, donde la petrolera comenzó la producción de hidrógeno renovable. Las mismas fuentes de la empresa han apuntado que, al igual que en el caso del proyecto gallego, tampoco hay nuevas comunicaciones al respecto.

Otras alternativas para invertir

En la conferencia con analistas del pasado 26 de octubre para presentar los resultados correspondientes al tercer trimestre del año Josu Jon Imaz señaló que «antes de tomar cualquier decisión de inversión en España», analizará si las condiciones son «estables y suficientemente atractivas para garantizar la rentabilidad de los proyectos«, en referencia al acuerdo alcanzado entre PSOE y Sumar para un nuevo Gobierno de coalición, en el que se prevé mantener el impuesto especial para las energéticas y la banca, vigente para este año y 2024. 

El consejero delegado subrayó entonces que este gravamen se basa en esa negociación entre dos partidos políticos y no representa, a día de hoy, «ningún tipo de ley o proyecto a seguir». «Está impactando y castigando en términos negativos a las empresas energéticas que invierten en activos industriales y que crean empleos industriales en el país», afirmó.

Imaz apuntó que la compañía tiene «otras alternativas», como Portugal, donde podría tener actividad internacional en su negocio industrial. “Vamos a analizar detenidamente cuál es el marco regulatorio y fiscal antes de tomar nuevas decisiones de inversión en la geografía española, porque tenemos que proteger, ante todo, a nuestros accionistas, a nuestros empleados”.

Hidrógeno verde y biometano

La planta que la petrolera proyecta con Naturgy y Reganosa en Meirama contará en una fase inicial con una potencia de 30 megavatios que será posteriormente ampliada en dos etapas, una hasta los 50 megavatios y la última hasta los 200 megavatios, alcanzando una producción de unas 30.000 toneladas de hidrógeno renovable al año. 

El del hidrógeno no es el único sector renovable que está en el foco de las compañías ya que levantarán diez plantas de biometano repartidas por toda la comunidad en las que se aprovecharán los residuos municipales y ganaderos como fuente para la producción renovable. 

Según apuntó Jon Imaz en la presentación de las líneas básicas del proyecto en el ESG Day del pasado 3 de octubre, las plantas sumarían una capacidad de producción de 600 GWh y que no se limitarían a la inyección directa en la industria o el transporte marítimo para su uso como carburante verde, sino que se contemplan otros usos como en la producción de combustibles sintéticos, productos químicos o en la generación de hidrógeno renovable para biofuels.  

La primera planta a construir y el elemento más costoso del plan es la central de digestión anaerobia (a principios de año se estimó en 120 millones) para la producción del gas renovable, cuya ubicación está prevista también en Meirama.

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