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PwC mantiene las dudas sobre la viabilidad de EiDF, que pierde 7 millones hasta junio
Casi a las 11 de la noche de este martes, EiDF remitió sus cuentas semestrales al BME Growth, donde sus acciones permanecieron cuatro meses suspendidas, precisamente, por el retraso en la comunicación de los resultados anuales ante las dudas del auditor, PwC, sobre los números. Aquel lance sumió a la compañía en una crisis de la que está peleando por salir, tras perder el 85% de su valor en bolsa. Pese a la batería de medidas puesta en marcha por la compañía de Barro (Pontevedra), aunque trasladad a Madrid en medio de la tormenta, esas mismas dudas persisten en la presentación de las cuentas del primer semestre.
PwC señala en la revisión limitada de los números que, «dada la relevancia de las incidencias detectadas» en las cuentas del año pasado, que fueron re-expresadas, «no es posible asegurar que no pudieran surgir otras cuestiones no identificadas hasta el momento que, en su caso, pudieran suponer otros posibles errores o contingencias no recogidas en los estados financieros adicionales a las ya corregidas a los administradores». Básicamente, mantiene la misma salvedad que en el informe de auditoría de las cuentas anuales, que se formularon después del forensic realizado por Deloitte.
Como sucedió entonces, PwC también manifiesta sus dudas sobre la viabilidad del grupo, ya que presenta un fondo de maniobra negativo de 6,5 millones. «Este hecho, junto con las pérdidas de explotación de 3,8 millones (…) indican la existencia de una incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad del grupo para continuar como empresa en funcionamiento», dice la firma en su análisis.
Fondo de maniobra negativo, otra vez
El fondo de maniobra negativo de EiDF se debe al reconocimiento como deuda a corto plazo de un préstamo de 10 millones concedido por BBVA para financiar tres parques fotovoltaicos. Aunque el crédito tenía un vencimiento escalado hasta 2026, la empresa que dirige Fernando Romero incumplió la obligación de mantener un ratio de deuda financiera neta de, como máximo, cuatro veces el ebitda, por lo que reclasificó el préstamo a corto plazo.
Este movimiento llevó a cifras negativas el fondo de maniobra, que EiDF ya había tenido que corregir antes de presentar sus resultados anuales. Entonces llegó a un acuerdo con Iberian Direct Lending Fund para evitar las penalizaciones (waiver) de un crédito de 14,2 millones por incumplir también los ratios de deuda y que exigirían la amortización anticipada. Ahora, le sucede algo parecido con BBVA. El fondo de maniobra expresa la relación entre el activo corriente y el pasivo corriente, por lo que mide la capacidad de una empresa para atender a los gastos, obligaciones e inversiones a corto plazo. De ahí la relevancia que le otorga el auditor.
EiDF promete rebajar la deuda
La compañía facturó 98 millones de euros en los primeros seis meses del ejercicio, un 32% menos que en el mismo periodo del año anterior pero un 16% más a precios homogeneizados de la energía. El ebitda ajustado se situó en los 0,5 millones de euros y en los 23,4 millones en términos agregados.
Respecto al fondo de maniobra, EiDF apunta que ha mejorado un 68% respecto al del cierre del año anterior y que la deuda financiera a corto plazo se ha reducido en más de 50 millones en el mismo periodo. El grupo señala que «prevé continuar con la reducción de su deuda durante el último trimestre del año en más de 23 millones de euros, es decir, reduciendo la deuda a largo plazo en más de un 50%, lo que aumentará la rentabilidad, la competitividad y el potencial de crecimiento de la empresa».
El resultado de explotación hasta junio deparó pérdidas de 3,8 millones, casi cinco veces más que los 780.000 euros en rojo que presentan las cuentas re-expresadas del mismo periodo del año anterior. La compañía cierra los seis primeros meses del año con pérdidas de 6,9 millones.
Los apoyos de EiDF
En la convulsa etapa que atraviesa EiDF, que se ha apoyado en KPMG para reorganizar su gobierno corporativo y sus sistemas de control interno, ha conseguido apoyos para tratar de salir airoso del trance. Antes de exponer sus números, la empresa anunció un preacuerdo con Atitlan para participar conjuntamente en proyectos de generación. A esto se sumó la incorporación de Laurion como cuarto máximo accionista al adquirir un 5,18% del capital que estaba en manos de Fernando Romero, y el fichaje de Joaquín Galí como primer ejecutivo.
La compañía asegura que el número de accionistas se ha incrementado en torno al 50%, pasando de un millar a 1.500 desde que volvió a cotizar.