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Los dueños de Nueva Pescanova e Iberconsa optan por sanearlas para elevar su precio tras la crisis del sector

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La subida de los tipos de interés ha derivado en una crisis en toda regla en el sector de las pesqueras y los productos elaborados del mar. Con amplias cifras de negocio, sus márgenes son pequeños y necesitan un circulante alto para afrontar sus gastos, motivo por el que, en la coyuntura actual de retracción de consumo, muchas grandes compañías gallegas se encuentran en una posición comprometida. Baste un dato: casi al mismo tiempo, Fandicosta y Atunlo se han precipitado al preconcurso de acreedores. La primera factura cerca de los 150 millones de euros; la segunda, más de 200.

Distintas fuentes del sector consultadas por Economía Digital Galicia reconocen que la bajada del consumo unido al incremento de los tipos ahoga a un sector donde la mayoría de las compañías presentan altas deudas a corto plazo, algo que hace que el precio de las empresas de cara a hipotéticas desinversiones, se minore. En este escenario han de analizarse los últimos movimientos realizados por las dos de las mayores pesqueras del país: Nueva Pescanova e Iberconsa. Lejos de apostar por ventas, sus respectivos dueños, Abanca y el fondo americano Platinum, optan por sanearlas con inyecciones de capital que mejoraran su rentabilidad y elevarán su precio en un futuro.

Abanca rompe con Cooke

Este martes, el presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, anunció que la financiera había decidido “aparcar” el proceso de búsqueda de un socio industrial para Pescanova y “priorizar su plan estratégico”. “La reciente incorporación de nuestro consejero delegado, Jorge Escudero, justamente apunta a fortalecer y hacer posible el nuevo plan estratégico que ahora comienza”, dijo el banquero, que insistió en que, en estos momentos, la venta no era la prioridad de la heredera de las cajas gallegas. Posteriormente, mediante un comunicado, la entidad con sede en A Coruña ratificó la ruptura de las negociaciones que mantenía con la canadiense Cooke, “que llegaron a su fin de mutuo acuerdo”.

El pasado abril, Abanca anunció que había alcanzado un acuerdo en exclusiva con el grupo pesquero canadiense para negociar la venta del 80% de Nueva Pescanova en una operación, aseguraron, que supondría la valoración de la compañía en unos 800 millones de euros.

El banco gallego optó por iniciar un proceso de negociación única con Cooke a pesar de que en las semanas anteriores al anuncio trascendieron los nombres de más interesados en los activos del grupo: desde el propio Platinum, el dueño de Iberconsa, a la firma estadounidense Red Chamber.

Las debilidades de Nueva Pescanova

Aunque Abanca no ha especificado las causas que han llevado al traste las negociaciones con Cooke, distintas fuentes del sector consultadas por este medio apuntan a varios factores que podrían haber influido, siendo el principal que “en estos momentos, el precio de todas las compañías ha caído». Además, desde abril hasta ahora, distintos hechos hacían hacían prever unas negociaciones más complicadas de lo inicialmente previsto.

En primer lugar, una de las grandes incógnitas a la hora de negociar la venta de la mayoría accionarial de Nueva Pescanova estaba en cómo se asumiría su elevada deuda. Según el último balance de la compañía, el pasado marzo (cuando la pesquera cierra su año fiscal) presentaba una deuda a corto plazo de 198 millones de euros (126 con entidades de crédito) y de 153 millones a largo (72 millones con los bancos).

Además, otro de los grandes lastres a la hora de negociar la venta estaba en los resultados del grupo el último ejercicio, cuando la inflación llevó a la pesquera de Chapela a unas pérdidas netas de 53 millones de euros (su cifra de negocio, no obstante, tan solo decreció un 1%, hasta los 1.074 millones). El ebitda, una de las magnitudes clave en estos procesos para determinar el precio de un activo, pasó de 80 a 21,3 millones de euros.

Con estos números, el pasado septiembre, Pescanova incorporó a sus filas a un nuevo CEO en sustitución de Ignacio González, que había abandonado la compañía por causas personales en mayo tras bendecir el acuerdo con Cooke. Abanca optó por un perfil más comercial que financiero, un experto en mercados internacionales procedente de Coca-Cola, Campofrío, Leche Pascual y Deoleo al que dio el encargo de “liderar y potenciar el crecimiento” de la multinacional pesquera, así como incrementar su rentabilidad. Esas encomiendas, así como el hecho de que la firma anunciase que abordaría un ERE para más de 100 personas empleadas en los servicios centrales (el número se ha rebajado finalmente debido a la negociación con los sindicatos) hicieron emerger dudas sobre el fin, o al menos el aplazamiento, de las negociaciones con Cooke.

Las grandes pesqueras se ponen guapas

Abanca indicó este martes que Nueva Pescanova tiene en marcha un nuevo “plan estratégico” para adaptarse a su situación real. Las operaciones realizadas hasta ahora parecen encaminadas, en cualquier caso, a sanear la pesquera y hacerla, al cabo, más atractiva de cara a una venta futura. Porque aunque la financiera indique que, en estos momentos, no se plantea la entrada de un socio industrial, los dictados del Banco Central Europea parecen apostar porque reduzca su peso en este activo.

Al margen del expediente de regulación de empleo y de la elaboración de un nuevo plan estratégico, Abanca inyectó el pasado año 70 millones de euros a la compañía para reforzar su situación patrimonial y financiera. Además, en mayo de 2023, ya con las fallidas negociaciones con Cooke en marcha, Nueva Pescanova habría suscrito con el banco gallego una póliza de crédito por importe máximo de 150 millones de euros, con vencimiento a ocho años y cuatro de carencia, en el marco de los créditos ICO por la guerra de Ucrania.

La intención del grupo pesquero es enderezar sus números. En su última memoria, asegura que pondrá en marcha agresivas campañas promocionales que ayudarán, entre otras medidas, a recuperar un ebitda de 80 millones en el ejercicio 2023-2024 y un resultado de explotación positivo.

Pero Nueva Pescanova no es la única gran compañía del sector que se pone guapa con la implicación de sus dueños. Destaca el caso de Iberconsa, que acaba de ser rescatada por Platinum. Según publicó recientemente El Confidencial, el fondo americano habría acordado con bancos y fondos acreedores –entre los que se encontraría Bank of America y Santander— inyectar 100 millones de euros en su participada para extender durante tres años el pago de una deuda de 385 millones que vencía el año próximo.

Ese crédito derivaba, precisamente, de la compra de la pesquera en 2018, una operación que se tasó en más de 500 millones. De nuevo, esta operación de refinanciación se articularía en un momento de subida de los tipos de interés.

Solo atendiendo a las cuentas de Grupo Ibérica de Congelados (Iberconsa no presenta resultados consolidados en España precisamente por depender de una sociedad radicada en Luxemburgo) se aprecia lo abultado de la deuda de las grandes pesqueras. A finales de 2022, la participada tenía una deuda a largo de 129 millones de euros y de 73,8 a corto. Por otro lado, los administradores de la empresa indicaban que mantenían abierta con Bank of America, Banco Santander y Morgan Stanley una línea de financiación de circulante con un límite de 75 millones de euros, de los cuales, a cierre de ejercicio, había dispuesto de 70.

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