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Tercer ministro de Industria que gestiona los fondos europeos de Altri y el parón Alcoa

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El nuevo Ejecutivo que dirigirá Pedro Sánchez traerá consigo al tercer ministro de Industria en cinco años. Jordi Hereu, cuota del PSC, ocupará una cartera que bien podría haber servido para hacer un guiño a Galicia o País Vasco de cara a las elecciones autonómicas del año próximo, pero que Sánchez deja en manos del exalcalde de Barcelona y presidente de Hispasat. Será el tercer dirigente que tenga sobre la mesa la sempiterna crisis de Alcoa, ahora con la planta de aluminio de San Cibrao (Lugo) parada y con intención de reactivarla en enero de 2024; y también la gestión de los fondos europeos, con la pastera portuguesa Altri pendiente de las ayudas para invertir más de 800 millones en Palas de Rei. Son dos de las cuentas pendientes que hereda el catalán de sus predecesores en un momento de transición hacia una economía descarbonizada que va generando tensiones y esperanzas a ritmo acelerado.

En medio de esta revolución, los ministros van cambiando y la vida de Altri sigue igual. La compañía que dirige José Soares de Pina explicó la pasada semana que tomará en un «corto plazo» la decisión definitiva sobre su proyecto gallego, una fábrica con capacidad para producir 200.000 toneladas de pasta soluble y 60.000 toneladas de lyocell al año, y que no espera impacto alguno de la inestabilidad política en Portugal, donde dimitió el primer ministro António Costa por su presunta implicación en un caso de corrupción, o en España, con la derecha echada al monte y Sánchez tratando de cuadrar un complejísimo pacto entre ocho partidos para poder gobernar.

Los interlocutores de Altri

La decisión final sobre la inversión de la pastera lusa lleva un año de retraso respecto al plazo previsto inicialmente, finales de 2022. La razón de la demora es, fundamentalmente, las dificultades para acceder a fondos europeos, con los que Altri espera cubrir aproximadamente un 20% de la inversión. Los 200 millones que busca la compañía parecen estar más cerca desde el pasado octubre. Ese mes se produjo un encuentro entre el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y el ministro de Industria en funciones, Héctor Gómez, del que salió prudentemente optimista el dirigente gallego. No era una cuestión baladí, pues hasta entonces se había quejado amargamente de las dificultades de la compañía para conseguir los Next Generation, de lo que culpaba al Gobierno central, al igual que hizo el exconselleiro de Economía, Francisco Conde, en repetidas ocasiones.

Conde, entonces el principal interlocutor de Altri en Galicia, se fue a Madrid para acompañar a Alberto Núñez Feijóo y Héctor Gómez será relevado por Jordi Hereu. Rueda, tras aquella reunión, manifestó que  vio «voluntad real de articular soluciones» y un «planteamiento claro» para conseguir unos 200 millones en ayudas. El Ministerio apuntó a la cuarta línea del  Perte de la Descarbonización, destinada a nuevas instalaciones manufactureras altamente eficientes y descarbonizadas, cuya convocatoria está prevista para finales de este año, pero que todavía no se ha producido.

Antes de Héctor Gómez, la Xunta ya había protagonizado un tira y afloja con el Ministerio por este proyecto, siempre con el problema del encaje en los programas Next Generation. Conde pidió un Perte específico que pudiera servir para canalizar las ayudas a Altri y se quejó de la falta de respuesta del Gobierno central para una iniciativa que es, todavía hoy, la mayor inversión presentada en Galicia a los fondos europeos. En el departamento de Reyes Maroto, que dejó el puesto para encabezar la lista del PSOE a la alcaldía de Madrid, lamentaban que la Xunta quisiera un Perte a medida de un proyecto, cuando eso no era posible. Entonces se planteó una fragmentación de las ayudas a la fábrica de fibras textiles a través de varios programas, pero la Xunta, se presume que también la pastera, las consideraba insuficientes.

Las crisis de Alcoa

Si con algo tuvo que lidiar Reyes Maroto en Galicia fue con Alcoa. Primero con la desastrosa venta de las plantas de A Coruña y Avilés al fondo Parter, una operación que acabó con las factorías intervenidas judicialmente, las sociedades quebradas y un proceso penal que todavía sigue su curso. Después, con la amenaza de cierre de la planta de San Cibrao, la última instalación de aluminio que mantiene la multinacional en España. Esta planta está prácticamente parada actualmente. Alcoa, tras una dura negociación con los trabajadores, decidió detener durante dos años la electrolisis y dejar solo operativa la fundición para paliar los altos costes energéticos. En 2024 está prevista la reactivación de las cubas, que se hará de manera progresiva, sin llegar a plena capacidad hasta octubre de 2025.

El reinicio de la factoría coincide con la llegada de Jordi Hereu a Industria, que heredará las responsabilidades de sus predecesores en la comisión de seguimiento del acuerdo y con el precio de la energía como espada de Damocles que pende sobre la planta. La compañía ha llegado a acuerdos de suministro de energía a largo plazo (PPA) con Endesa, Greenalia y Capital Energy, pero necesita que las instalaciones de generación, parques eólicos, estén operativos para materializarlos.

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