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Más allá de los Next Generation: Impulsa Galicia retoma el proyecto del ‘fondo de fondos’

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La Sociedade para o Desenvolvemento de Proxectos Estratéxicos de Galicia, conocida por Impulsa Galicia, no solo es la encargada en estos momentos de la canalización de los grandes proyectos que optan a los fondos Next Generation en Galicia. La compañía semipública que nació al abrigo de la pandemia gestiona en el día a día inversiones como las de las fibras textiles de Altri o la fábrica de valorización de purines, pero tiene sobre la mesa otra iniciativa innovadora, al menos en lo que a la arquitectura de la financiación de proyectos se refiere. Es el “fondo de fondos”, un proyecto también ideado en plena pandemia.

Impulsa, promovida desde San Caetano, con un 40% de su capital en manos de la Xunta, otro 38% controlado por Abanca y con Reganosa y Sogama como accionistas minoritarios, trabaja en el diseño de lo que será el “fondo de fondos”, una estrategia que se ideó en pleno Covid pensando en una segunda fase, la de apuntalar proyectos también estratégicos vía financiación. Así lo reconocen fuentes del accionariado de Impulsa consultadas por Economía Digital Galicia, que aluden ya a la búsqueda de una gestora privada en el mercado que se encargaría de pilotar el fondo.

Herramienta de transformación

Se trata, en síntesis, de un fondo de capital público y privado para el fortalecimiento de la estructura accionarial de las empresas. Las bases del proyecto las sentó el comité de sabios que Feijóo reunió en plena pandemia, y el desarrollo del proyecto tiene sus ejes en las conclusiones que el grupo de expertos. “Una de las herramientas más flexibles y ágiles es la inversión directa en el capital”, decían los gurús de Feijóo.

“Proponemos invertir a través de un vehículo que por su tamaño y funcionamiento garantice la operatividad en cualquier circunstancia, y se convierta en una herramienta de transformación de la economía”, decían en sus conclusiones los expertos. Por ello, “se propone la creación de un fondo de capital público y privado para invertir en empresas afectadas por la crisis del Covid-19, a través de capital y/o préstamos participativos, y reactivar el tejido empresarial viable antes del impacto de la crisis”.

“Este fondo también podría acabar convirtiéndose en una fase ulterior en una herramienta de dinamización económica con el objetivo de crear, impulsar y participar en proyectos de gran impacto e invertir en el desarrollo de nuevos proyectos estratégicos para Galicia”. Y en eso están desde Impulsa Galicia.

Arrancar con 200 millones

Los expertos de la Xunta incluso hicieron números.  El fondo, según sus cálculos, debería contar con una dotación inicial de aproximadamente 200 millones de euros, ampliable a 400 millones, con un balance objetivo de un máximo de un 49% de capital público y un mínimo de un 51% de capital privado, y con la participación de instituciones financieras internacionales, como el Banco Europeo de Inversiones, o propias, como Xesgalicia, y con posibilidad de apalancamiento de hasta un 100% del capital, lo que reduciría el impacto en las cuentas públicas de esta medida.

Sobre el papel, las inversiones estarían destinadas a empresas con una cifra de negocio de, al menos, 30 millones o 50 trabajadores, “que hayan sufrido una importante caída en su cifra de negocios o un cambio estructural relevante en su modelo de negocio”. El horizonte temporal de las inversiones planteado inicialmente era de tres a siete años, sin vocación de permanencia y las alternativas de salida se articularían a través de MBO (management buy out), derechos preferentes de compra para inversores, venta a terceros u operaciones públicas de venta (OPV)

La estrategia

En la actualidad, existe una elevada liquidez en el mercado y se pueden encontrar gestoras de capital privado con vehículos de inversión (fundamentalmente en capital o en préstamo) que tienen focos de inversión muy diversos, decían los gurús de Feijóo. Se se trataría de invertir directamente en estos vehículos de inversión gestionados por gestoras privadas. La condición que planteaban es que esos recursos reviertan en el tejido productivo gallego, bajo un criterio de rentabilidad de mercado.

“Bajo esta estrategia, se pueden seleccionar los fondos en función de su estrategia de inversión, track record y equipo de gestión, eligiendo únicamente aquellos que encajen con los objetivos perseguidos”, explicaban entonces.

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