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La crisis energética y los parones en España dejan una factura de 300 millones a la dueña de Ferroatlántica

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Ferroatlántica cerró el año 2022 con las mayores ganancias de su historia pese a las turbulencias en España. La multinacional que preside Javier López Madrid reveló la semana pasada que su beneficio neto ascendió a los 543 millones de euros, una cantidad que contrasta con las pérdidas por valor de 40 millones de euros que se anotó el ejercicio anterior.

La compañía se anotó estas cifras pese al impacto millonario que han tenido tanto la crisis energética como sus parones en las distintas factorías de España (entre ellas la de Sabón). «Los mayores costes de la energía en España y de las materias primas han tenido un impacto adverso de 324 millones de dólares [unos 305 millones de euros]», según ha revelado Beatriz García-Cos, directora financiera de la compañía, durante la presentación de resultados ante inversores.

La amenaza de Francia

Según los cálculos de la multinacional, este impacto ha tenido su contrapunto en Francia, en donde las compensaciones por el precio de la energía aportaron un total de 50 millones de dólares. Precisamente sobre ese país recaen buena parte de las sospechas de «deslocalización» de producción que se habría llevado a cabo en Sabón de no ser por el ERTE y el apagado de los tres hornos.

«Hay una deslocalización de la producción hacia Francia que viene motivada única y exclusivamente por el coste energético y por la falta de medidas por parte del Gobierno», llegó a subrayar el vicepresidente primero de la Xunta, Francisco Conde, el mes pasado.

La propia compañía había reconocido a finales de 2021 ante los analistas que entre sus planes se encontraba la posibilidad de desviar carga de trabajo de Sabón a la factoría francesa de Dunkerque y la noruega de Mo i Rana por una escalada en el precio de la energía que posteriormente se vio incrementada con la invasión de Ucrania.

Ferroglobe enciende otro horno en la planta rival de Sabón

Pero además de Francia, los temores sobre deslocalización apuntan también hacia otro país: Sudáfrica. Ferroglobe, matriz de Ferroatlántica, reactivó el pasado mes de noviembre su planta de Polokwane, dedicada, al igual que Sabón, a la producción de silicio metal. Desde entonces su producción solo ha ido en aumento. Y es que si enero activaba un segundo horno para sumar 55.000 toneladas más de capacidad productiva, la compañía ya reconoce que ultima un nuevo salto.

«Vamos a encender el tercer horno en abril» ha asegurado Marco Levi, consejero delegado de Ferroglobe, en su presentación de resultados ante los analistas. «Estos esfuerzos demuestran nuestro compromiso de satisfacer la creciente demanda de silicio metálico de manera sostenible y a bajo coste. Estas instalaciones están ubicadas estratégicamente y son una parte importante de nuestra huella global de activos», ha recalcado Marco Levi.

En este punto, el ejecutivo de Ferroglobe ha asegurado que esta factoría está «sirviendo a clientes localmente en Europa, Estados Unidos, Medio Oriente y Asia. Nos permite cambiar la producción para hacer frente a la volatilidad en los mercados energéticos que hemos experimentado en Europa».

De esta forma, Ferroglobe se vuelca con la nueva planta rival de Sabón pese al respiro de la factura eléctrica en España. «El precio de la energía es ahora más asequible y hemos reiniciado la producción en algunos de nuestros hornos», ha precisado Marco Levi.

El consejero delegado de Ferroglobe se refería a la puesta en marcha de un horno en la planta de Boo para producir un pedido de 2.000 toneladas aprovechando la bajada del precio de la electricidad en España. El movimiento permitió sacar a cerca de 30 trabajadores del expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), que, al igual que en su factoría gallega, se alargará hasta diciembre de este año.

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